Portada » Filosofía » Virtud y Vicio: Perspectivas de Aristóteles, Sócrates y los Estoicos
Al ahondar en ello, Aristóteles pensaba que las pasiones son respuestas emocionales automáticas a ciertos estímulos. Sin embargo, reconocía que las pasiones pueden afectar la virtud moral, ya que pueden influir en nuestras decisiones y acciones (1983).
Imagina, por ejemplo, que uno de tus amigos es insultado injustamente. En este caso, la ira puede surgir en ti de manera automática como una respuesta emocional ante la ofensa recibida. Esta pasión no es moralmente buena ni mala en sí misma.
La clave aquí está en ¿qué hacemos con esa ira? Si eres una persona que permite que la ira la domine y la aviente a los golpes o a regresar los insultos de forma impulsiva, podrías llegar a tener acciones moralmente reprobables. Por otro lado, si canalizas esa pasión de manera consciente, y desarrollas, así, una virtud equilibrada como la templanza, entonces estarás en relación armoniosa con todas las respuestas emocionales, de tal forma que, con la práctica, puedas desviarte hacia un intermedio adecuado.
VICIO <—> VIRTUD
FIGURA 1.15 La ira como vicio o virtud (elaboración propia).
Ahora bien, el término medio no es estático, sino que varía según las circunstancias y características tanto del contexto como de los individuos. Por ejemplo, con respecto a la virtud de la generosidad, una persona adinerada podría mostrar generosidad a través de grandes donaciones, mientras que alguien con recursos limitados podría demostrarla de manera más modesta pero significativa.
Es en razón de ello que esta teoría supone la prudencia (frónesis) como guía de la acción moral, pues, si bien la ética no es una ciencia exacta, solamente la recta razón gobernada por la prudencia garantiza el encuentro de la mesura.
Sin embargo, en la propia Ética a Nicómaco se presenta una serie de virtudes y su contraste con dos comportamientos que, al ser extremosos, desembocan en vicios, tanto por exceso como por defecto:
FIGURA 1.16 Virtudes y sus vicios por defecto o exceso (Aristóteles, 1983).
Así, se puede ser demasiado paciente hasta caer en la apatía, o no ser ni un poco paciente y ser extremadamente irascible; ser muy bromista como para ser considerado una persona con mucho ingenio o buen humor, o excederse en las bromas hasta caer en la frivolidad, o, en caso contrario, ofenderse por cualquier broma inocente hasta caer en el victimismo.
DEFECTO <—> VIRTUD <—> EXCESO
Cobardía <—> Coraje <—> Imprudencia
Individualismo <—> Amabilidad <—> Servilismo
Conformismo <—> Ambición <—> Avaricia
Indiferencia <—> Templanza <—> Libertinaje
Pero si indagamos de forma más profunda, ¿de qué depende que uno sea vicioso o no? En la misma obra, Aristóteles ofrece una respuesta:
«Siendo el fin a que se aspira el objeto de la voluntad, y pudiendo estar sometidos a nuestra deliberación y a nuestra preferencia los medios que conducen a este fin, se sigue de aquí que los actos que se refieren a estos medios son actos de intención y actos voluntarios; y esta es precisamente la esfera en que se ejercitan en realidad todas las virtudes.» (p. 68)
Lo que quiso decir, a grandes rasgos, es lo siguiente:
Por ejemplo, imaginemos a una persona (X) que tiene la intención de aprovechar al máximo sus vacaciones de verano.
«¡Quiero aprovechar mis vacaciones de verano!»
X tiene muchas opciones: a) pasar el tiempo jugando videojuegos, b) salir con amigos, c) aprender algo nuevo, o d) trabajar medio tiempo.
X se toma el tiempo para reflexionar sobre estas opciones y evaluar cuál de ellas lo acercará más a aprovechar al máximo sus vacaciones, y decide que dedicará parte de su tiempo libre a aprender a tocar la guitarra, una actividad que siempre quiso hacer.
La visión de Aristóteles era contraria a la que en su momento sostuvo su maestro Platón, quien en su diálogo Protágoras y en boca de Sócrates presenta la idea de que el vicio es involuntario con el siguiente argumento:
(Secretaría de Educación del Estado de Coahuila, s.f.).
Este razonamiento se basa en la idea socrática de que las personas no actúan mal de manera deliberada, sino que lo hacen debido a la ignorancia o falta de comprensión sobre lo que es correcto. Por lo tanto, el vicio se identifica con el desconocimiento de lo correcto.
Otra perspectiva sobre el asunto de las pasiones y los vicios nos la dan los estoicos, a los que hemos mencionado en la progresión anterior, y quienes abordan las pasiones desde una perspectiva particular, al considerarlas perturbaciones irracionales que pueden alterar la tranquilidad y la sabiduría del individuo.
Volvamos al mismo caso que mencionamos unas páginas atrás: si un amigo tuyo es insultado injustamente, lo más probable, dirán los estoicos, es que la ira se apodere de ti porque las pasiones no piden permiso para instalarse en nosotros, sino que son fuerzas perturbadoras y engañosas en la mente que no nos permiten razonar correctamente (Annas, 1994).
Para los estoicos, las pasiones son reacciones irracionales que surgen de juicios erróneos sobre eventos externos, y como a grandes males grandes remedios, lo que sugieren es desaparecer las pasiones confrontándolas o negándolas racionalmente, para así nunca dejarse llevar por ellas.
El método que proponen para ello tiene por nombre ataraxia, y consiste en mantener un estado de imperturbabilidad y tranquilidad emocional.