Portada » Psicología y Sociología » Vinculo madre e hijo según neurociencia
No es lo mismo que la discapacidad acontezca siendo un bebé, que
siendo un niño más grande, con una estructuración psíquica mayor, y una conse- cuente menor dependencía afectiva de sus figuras de apego. la constitución del psiquismo incluye necesariamente la intersubje- tividad. Esta constitución psíquica se iniciará desde las etapas previas al nacimiento a partir del momento en que el bebé comienza a ocupar un lugar en el espació mental de los futuros padres. Hay una incidencia de las imágenes conscientes e inconscientes de los padres, de las expectativas y deseos, a su vez influidos por los deseos y expectativas de las familias de origen, etc.
El proceso que dará lugar a la constitución del psiquismo continúa luego en las fases siguientes: cuando la pareja toma la decisión de tenér este hijo;cuando se produce la fecundación y la confirmación del emba- razo; durante los nueve meses de la gestación; cuando acontece el naci- miento biológico; durante los primeros meses del primer año,cuando se tejen las interacciones y apegos que permitirán construir los cimientos de la estructura psíquica de ese sujeto; etc.
Distintosaportes dan cuenta de la importancia delvínculo temprano en la constitución psíquica. Entre ellos mencionaremos los de Spitz (1966), Bion (1966, 1972), Winnicott (1965, 1979, 1_
972), Bowlby (1976), Mahler (1977) y Lacan (1971).
Estos autores jerarquizan las funciónes maternas de contención, pro- tección, sostenimiento, transformación y organizacíón,posibilitando al bebé desarrollarse, construir un aparato psíquico y adquirír el sentimiento de una existencia segura.
Si todo funciona armoniosamente en estas etapas tempranas se te- jen las interacciones y apegos que posibilitan el emerger del niño como persona. En muchas circunstancias acontecen en este vínculo pri- mario perturbaciónes,desapegos, desencuentros,separaciones prematuras que podrán producir perturbaciones en el emerger de este sujeto psíquico. Más recientemente las investigaciones han comenzado a señalar el valor preponderante de la figura del padre en el armado psíquico. , iqué incidencia puede tener un déficit del hijo en los apegos precoces?, iCuáles son los efectos de posibles trastornos vincula- res iniciales sobre la estructuración psíquica de ese niño?
iPodrá contar el bebé con la capacidad de reverie materna suficiente, descripta por Bion (1972), para ser contenedora de las proyecciones de ansiedades tempranastan desorganizantes de su bebé (elementos beta),
y devolvérselas transformadas, suavizadas y desintoxicadas (elementos
alfa)a fin de que pueda darles un lugar en su aparato mental? iPodrá po- sibilitarle la creación del aparato psíquico con la función de pensar?
iLogrará la madre, ante este hijo que se le volvió extraño,el estado es- pecial de preocupación maternal primaria descripta por Winnicott (1979)que le posibilite identificarse con él,y por lo tanto,poder captar sus necesidades y darles satisfacción en el momento oportuno? iPodrá ser el sostén protector que le permita al niño elaborar un sentimiento de existir, o faltará el sólido sostén y los confortables brazos que lo dejen dominado por angustías de desintegración?
iEste hijo podrá ser vivido como quien le posibilite a la madre una experiencia de completud o, por el contrario, funcionará para ella como quien le reafirmará su sentimiento de incompletud?
El padre fuertemente impacTadó por el dañoorgánico del hijo ¿podrá cumplir su función de sostenedor y proveedor dél entorno seguro que la madre requiere para consagrarse a los requerimientos que le demanda elestablecimiento del vínculo temprano?
¿Necesariamente un~ discapacidad producirá un vínculo primario con alteraciones que consecuentemente lleven consigo a un desarrollo psíquico patológico del pequeño? , y si esto es así ¿cómo explicamos la cantidad de niños que pese a malas condiciones ambientales en estas etapas iniciales de su vida no enferman y, por el contrario, tienen un de- sarrollo sin dificultades? ¿Cómo explicar estos hechos que no siguen las predicciones de síntomas o daños psíquicos aportados por muchas teorías tradicionales sobre la conducta humana?
El asociar la discapacidad necesariamente con conflicto, enferme- dad, alteraciones vinculares, ¿no sería manejarnos con un modelo pato- lógico que lleve a orientar nuestra mirada sobre el déficit de las funcio- nes paternas y maternas, sobre todo el de estos primeros estadios del desarrollo?, ¿no implicaría quedamos en una teoría lineal que dé por sentado que un hijo con discapacidad equivale a una madre o un padre deficitarios en la asunción de sus funciones parentales? iNO se hace ne- cesario asumir un nuevo desafío que lleve a dirigir nuestra mirada a es- tos vínculos tempranos considerando los recursos y capacidades de sus protagonistas que es necesario alentar y promover para facilitar el des- pliegue deldesarrollo. lo más pleno posible?
Por otra parte, aun cuando ocurran alteraciones vinculares en estas etapas precoces, esto no significa dar por sentado, siguiendo un modelo determinista de pensamiento, que en ese sujeto se producirán perturbaciones psíquicas. Freud (19~4) señalaron que niños recogidos en la guardería de Hampstead, en el período después de la Segunda Guerra Mundial, muy perturbados, se convirtieron en adultos con un gran equi- librio psíquico. Por el contrario, hay niños con severas discapacidades que pueden vivir relaciónes primarias muy satisfactorias con sus figuras de apego. Este no es un hijo esperado. El padre y la madre no llegan preparados para el encuentro con un hijo con diferencías motrices, mentales, sensoriales, o con daño neuro- lógico,o con malformaciones.
Surge en ambos padres, en los momentos posteriores al diagnóstico, un sentimiento de extrañamiento ante él; vale decir;algo que es familiar se vuelve ajeno, raro. Sabemos que todo padre necesita recono- cerse en su propio rujo para poder establecer un buen contacto con él. O sea, la etapa de la filiáción que vive toda pareja con la aparición del hijo, se dará con inter- ferencias iniciales y rodeos. Ese hijo es sentido como un extraño y resulta difícil para los padres «adoptarlo»como hijo,asignarle el nombre que se Je ha- bía elegido, compartir con él los sueños y proyectos trazados desde antes de su nacimiento, etc. Habitualmente los padres no saben cómo actuar ante el pequeño. La confusión en la que están inmersos paraliza sus iniciativas. En algunos casos se com- portan como si hubiesen olvidado toda la experiencia previa adquirida con hijos anteriores. . . Esta denominación médica puede aplastar el nombre asignado al niño y deja de llamarse, entonces
«Pablito»o «Iuancito» para ser «el sordo», «el ciego»,»el Down»: o bien, su nombre comparte el espacio con el rótulo médico y pasa a ser «Pablito sordo»,»Iuancito ciego».
Cuando el niño es visto sólo a través de una óptica científica se con- firma a los padres que su hijo es distinto, extraño,ajeno, por lo cual se les dificulta reconocerlo como hijo y saber cómo asumir la función paterna.
Por otro lado, cuando al niño se lo reduce sólo a un diagnóstico, a una enfermedad, a un objeto de estudio y a una técnica de especialistas, se lo mira de manera fragmentaria,perdíéndose como niño en su totalidad. Este pequeño es como cualquier otro, no se puede saber lo que llegará a ser. También, muchas familias, por razones de índole socioeconómica, cultural, geográfica, etc. Éste no se conecta con los padres en la forma esperada por ellos, que no parecen recibir los estímulos proveníentes de él y se sienten frustrados. Una autora que ha profundizado en las alternativas del vínculo «ma- dre-hijo retrasado» es Mannoni (1984). Se trata de un pánico ante una imagen de sí que ya no se puede reconocer ni amar».
La misma autora marca la estrecha relación de madre, hijo y la dificultad de inclusión de un tercero;»es una situación en laque madre e hijo no son más que uno (las cursivas son nuestras). Toda ocasiónen que se despreciaal niño es recibida por la madre como un ataque a su propiá persona(. . . ) los padres no se sienten con el derecho a ser tratados como interlocutores válidos». campo nos ofrece datos de obser- vación coincidentes:una relación muy estrecha madre-hijo,siendo éste criado bajo la ley materna,dificultándose la entrada del padre. Ese hijo queda ocupando, entonces, un lugar de niño eterno. Dicha madre va a de- jar a ese niño, que no puede liberarse de ella por agresividad, en un es- tado a-dinámico, como un pájaro empollando un huevo que jamás po- drá abrirse. (. . . ) El niño está, por supuesto, alienado como sujeto autónomo, para devenir objeto a cuidar. (. .. Sin él saberlo, es de alguna manera raptado en el deseo de la madre. (. .. En todo caso, en tanto que él no puede,la madre se ocupa de él y lo quiere. » Estas trabas para el desprendimiento de la madre muestran las dificultades para la conquista de la separación-individuación del pequeño con déficit. Esta es una condición señalada por Mahler (1977) como fundamental para el logro de la autonomía. Este autor halla aquí los cimientos de un falso self. Ahí tenemos también el germen de un falso sel[, según lo describe Winnicott. el esquema corporal es el mismo para todos los individuos (de una misma edad o viviendo bajo un mismo clima, poco más o menos) de la especie humana; la imagen del cuerpo, por el con- trario, es propia de cada uno: está ligada al sujeto y a su historia». Para esta autora,la imagen del cuerpo «es la síntesis viva de nuestras experiencias emocionales: interhumanas, repetitivamente vividas a tra- vés de sensaciones erógenas electivas,arcaicas o actuales». Así es que cada sujeto se va a relacionar con su cuerpo de acuerdo, básicamente, al modelo de contacto que su madre tuvo con él en las primeras interacciones. ) La marca del de- seo parental es el factor decisivo para lograr la propia imagen». Un sujeto puede tener un esquema corporal dañado,no íntegro desde el punto de vista motor, neurológico o sensorial,pero ello puede no afectar su imagen del cuerpo,que se muestra «sana». Cuando la parte «dañada es reconocida, y no negada, y pese a ello siente que es merecedor del amor de los otros y de sí mismo. Irá percibiendo el déficity la anomalía a partir de las miradas, de las palabras, de las cari- cias de los otros,básicamente de sus padres,que se suelen conectarcon ese cuerpo no tal cual es,sino tal cual deberia ser para ellos.
Si en el vínculo temprano el cuerpo del niño, por sus deficiencias, produce rechazo, displacer, asco, miedo, susto, entonces son proba- bles las alteraciones en los contactos, en las estimulaciones y los elo- gios primarios.
Muchos padres se vinculan con ese cuerpo tratando permanente- mente de «arreglarlo», por ejemplo, sometiéndolo a diferentes interven- ciones quirúrgicas u otras maniobras, más allá de las necesidades reales, con la fantasía de recuperar el cuerpo deseado por ellos. En ese caso, el niño va construyendo su imagen corporal en base a no sentirse acepta- do como es.
También mencionamos en puntos anteriores la vivencia paterna de extrañamiento ante ese hijo portador del déficit. Esto lleva a que los pa- dres tengan temor a contactar con ese cuerpo vivido como frágil, al que pueden dañar. Pueden predominar, además, el malestar, el asco, y otras vivencias,frente a este cuerpo con una afección orgánica.
También es un factor gravítante en los destinos de la imagen corporal que va a construir este niño, la manera en que se hayan llevado adelante los distintos tratamientos iniciales. Desde la etapa diagnóstica, seguida de los tratamientos, el cuerpo de este niño está sujeto a muchas manipulaciones de profesionales diversos,y de los mismos padres que actúan desde un rol de rehabilitadores.
Es frecuente que en muchos de estos contactos corporales se jerar- quicen los aspectos técnicos vinculados al trabajo corporal,y se dejen de lado los vinculados con lo lúdico y el placer. Así,las caricias, los abrazos, los besuqueos, los juegos corporales y las distintas demostraciones afectivas corporales, aparecen reemplazados por «manipulaciones» en la búsqueda de «arreglar» ese cuerpo, empresa ésta que nunca se logra fi- nalizar,dado que la afección orgánica no desaparece.
A esto se agregan situaciones en las cuales los padres no posibilitan al niño conductas de autoestimulación y exploración de ese cuerpo dañado y,por consiguiente,éste no puede hacer el descubrimiento de zonas corporales placenteras.
La consecuencia será que el cuerpo no pueda vivirse corno fuente de vivenciasde placer. O sea, en el entramado vincular temprano, en función de cómo se produzca el encuentro con ese cuerpo, se pueden producir o no altera- cionesen la constitución de la imagen corporal.
Lo valorado, lorechazado en torno al propio cuerpo es el resultado de las experiencias vividas en la trama vincular establecida con estas figuras, que aceptarán o rechazarán ciertos rasgos delcuerpo del niño. Estas for- mas de vinculación con su cuerpo,condicionarán su imagen corporal y sus reaccionesde orgullo, vergüenza, rechazo con relación a sí mismo.
Es así que cada niño con daño corporal, corno cualquier persona,se va a vincular con su cuerpo siguiendo el modelo de contacto que estos adultos han tenido con él desde que era muy niño.
Aquí tenemos los cimientos de una deficiente inscripción mental del cuerpo con una falta de autoestima en él. Pero, este no es único destino posible, ya que son muchos los padres que logran establecer un contacto con ese cuerpo «tal cual es» y no «tal cual esperaban que fuera».
Pueden nominar la parte o funciónfaltante delcuerpo,lo que posibilita que se instale un espacio de simbolización para la falta; también lograr reafirmar las otras partes y funciones corporales que funcionan. En relación con ello Dolto (1986)sostiene: «Cuando el niño se ve afectado por una invalidez,es indispensable que su déficit físico le sea explicado referenciándolo a su pasado no-inválido. O sieste no es el caso, a la di- ferencia congénita entre él y los demás niños».
De este modo los padres pueden acompañan a su hijo en la construc- ción de una imagen sana del cuerpo,pese a su marca orgánica. Ese niño logrará tener un cuerpo preparado para el placer.
Vale decir, una buena conexión de las figuras relevantes con el cuer- po de ese pequeño con daño, puede determinar que pese a la gravedad del mismo, construya una imagen corporal valorada que le posibilite te- ner acceso a una vida emocional y sexual plena. Es decir,al estar éstos insatisfechos en su pa-
• Cuando nos referimos a narcisismo lo hacemos en el sentido de amor por la propia imagen. También tiene necesidades narcisistasque requieren su satisfacción: el amor,el reconocimiento,la admiración,la aprobación,la valoración p_or parte del otro. El mismo autor agrega, en otra parte de la obra citada:»la búsqueda de placer narcisista y la evitación deldisplacer orientan la vida como si fueran líneas de un campo de fuerzas invisibles para el sujeto pero por este mismo carácter mucho más poderoso». Ese hijo,como una posesión propia, contribuye a la valoración de su yo. Logrará satisfacción a su deseo de ser deseado por el otro y terminará amándose a sí mismo tal como ha sido amado. Los distintos miembros de esta red de vinculo se gratifican mutuamente. El enfrentamiento a una deficiencia del hijo afecta siempre el equilibrio narcisista de la pare- ja parental. Sufren una fuerte injuria a su narcisismo. Pasado este período inicial, pueden sucederse varias situaciones:
• Muchos padres logran sobreponerse al impacto inicialy llegan a establecer un vínculo con «ese hijo tal cuales» y no «talcualespe- raban que fuera». Vale decir que, más allá del déficit del niño, pue- den narcisizarlo. Son una madre y/o padre con una buena integridad y fortaleza yoíca previa, con un sentimiento básico de confianza,seguridad y autoestima. Sufren un estado prolongado de desequilibrio narcisista, de pérdida de identidad por no haber podido dar a luz un hijo sano,de dudas con respecto a su integridad interna. Insatisfechos en su narcisis- mo, no podrán ofrecer los suministros narcisistas: el reconocí- miento, la admiración, la aprobación y el amor que su hijo nece- sita. Podrá surgir un déficit de narcisización o una descalificación primaria. El niño es «el rey de la casa» («His Majesty the Baby»), nos dice Freud (1914). En ese caso podrán hacer una destitución del hijo del trono de «His Majesty» para ubicarlo en el lugar del problema, «el hijo inespera- do»,»el desconocido»,»el extraño». O sea,la aparición de la discapacidad se podrá acompañar de un retiro de la valoración y estimación previa, con el consiguiente sufrimiento narcisista por parte del bebé. Habría una ausenCía,un vacío,en lu- gar de un rechazo.
Los profesionales que intervienen en la atención en estas etapas pre-
coces deberían estar alertas a las vicisitudes del entramado vincular temprano madre-padre-hijo sabiendo que un déficit en la satisfacción de las necesidades narcisistas del bebé puede afectar de algún modo la valoración de sí. En nuestra experiencia clínica hemos observado que en niños mayores y adultos llegados a la consulta, el escuchar (en el caso de los sordos), el ver (en el caso de los ciegos), elcaminar (en el caso de una persona con discapacidades motrices), etc. , suelen funcionar en ellos como un rasgo hipervalorado que asume el valor total y elimina el examen de la valoración de otros rasgos.
Este aspecto pasa a funciónar como idealizado, que de poseerse per- mitiría colocar al sujeto en un lugar ideal. Por el contrario,el no poseer- lo. (lo que sucede en todos los casos ya que se trata de discapacitados) puede dejarlo en un lugar de descalificación y desvalorización. Se funciona con una lógica binaria del todo o nada y,por otro lado, con la del rasgo único prevalente, rasgo que asume el valor total y elimina el examen de la valoración de Íos otros rasgos. Una persona
con discapacidad motriz de miembros inferiores puede sentir que cumple con los rasgos de su ideal en cuanto a inteligenCía, honradez,simpa- tía, etc. ; pero con respecto a su dificultad para la marcha se ubíca en el negativo del ideal.
Este hecho no la colocaría automáticamente en la identificación con el negativo del ideal como persona total,dado que podría sentir que pe- se a sus dificultades motrices, todos sus demás atributos, que siente como ideales,son suficientes para compensar la discapacidad. Si ese ras- go parcial que son sus dificultades para la marcha,son suficientes para que la persona viva tan desvalorizada, es a consecuencia de que dicho rasgo es tomado como el eje por el cual pasa la valoración total como persona. Considerarnos que esta situación hipotética, pero tan frecuente en la clínica, ha estado gestada desde el vínculotemprano. A partir de la corroboración diagnóstica los padres suelen mirar a ese hijo desde la ópti- ca de la parte faltante. Ese rasgo deficitario parece funcionar como el prevalente que asume el significado de totalidad,que tapona la multiplicidad de 1os demás rasgos. Ese aspecto faltante parece concentrar la mirada paterna, y entonces,pasa a quedar cargado con lasexpectativas de cura y recuperación.
El niño comienza a significarlo como el rasgo o función del cual depende el recibir o no la valoración paterna que requiere. Si se posee lo valorado desde la mirada de los padres se es deseado por ellos; en caso contrario,recibirá su rechazo, descalificación o indiferencia.
A estas primeras representaciones adquiridas por el niño en el vínculo temprano con sus padres, que constituyen el núcleo de la autoimagen, se iránsumando otras representaciones de sí, provenientes de figuras significativas externas al núcleo familiar,como son los profesionales que lo asísten,y que ingresan tempranamente en su vida.
En el vínculo con los profesionales este nifio está expuesto desde los inicios a un trabajo sistemático sobre el área dañada que lo enfrenta en forma continua y reiterada a su función fallada. Esto es fuente de frustración narcisista. Falta eljúbilo que experimenta todo niño cuan- do se reconoce eficiente en el ejercicio de una actividad o función. Hay un déficit de placer narcisista, es como si permanentemente reci- biera una ratificación del «no sabés», «no podés»,»te sale mal».
Por otro lado los profesionales, muchas veces buscando gratificaciones narcisistas en su tárea, exigen, retan, rechazan y descalifican al niño cuando no obtiene los resultados previstos.
Los profesionales,en la medida en ‘que intervienen tan tempranamente, son figuras muy significativaspara el pequeño, en cuanto pueden ofre- cerle o escatimarle suministros narcisistas. Es decir,inciden, quiéranlo o no, en la construcción de los cimientos del psiquismo de este niño.
Sintetizando:de cómo se juegue el proceso de narcisización del niño en estos vínculos tempranos con sus figuras significativas, va a depender su autoestima.
El niño terminará viéndose a sf mismo tal como sus personajes privilegiados lo han visto. Por consiguiente, la forma bajo la cual el niño con discapacidad se ve a sí mismo,no concuerda necesariamente con lo que él es, sino con la imagen que de sí le dieron los otros. Vale decir, siempre es posible estimular la autoestima de un sujeto, el amor hacia sí, mejorar su disposición positiva hacia la vida y en consecuencia haCía las demás personas. Entonces lapa- reja paterna, al no saber cómo actuar frente a este hijo inesperado, se puede volver muy dependiente de un saber externo, el de los especialis- tas,de los que esperan respuestas permanentes y un paquete de recetas que guíen su accionar. El profesional es «el que sabe», allí donde los padres son «los que ignoran». Esto trae como consecuencia, en los padres, un sentí- miento de extrañamiento cada vez mayor frente a su hijo, que es senti- do corno quien no les pertenece a ellos, sino al profesional. La culpa de los padres,siempre presente en el vínculo con los hijos,se intensifica por su incapacidad e ineptitud en el trato con el niño con referencia a la gran habilidad delexperto. Una característica de los vínculos profesionales-
padres es la exigencía·padres exigentes-profesionales exigidos,profesionales exigentes-padres exigidos. Insis- ten en el refuerzo reeducativo por parte de ellos. Los padres comienzan a recibir un bom- bardeo de informaciones totalmente desconocidas por ellos hasta ese momento,aunque sean padres de otros hijos.
Muchas de éstas se les presentan como verdades absolutas y contra- dictorias respecto de las que les ofrecen otros profesionales. Estas contradicciones de información que reciben los padres de parte de los especialistas, aun de aquellos que forman parte del mismo equipo, aumentan la confusión y desorientación paterna. Los padres tienen que decidir sobre tratamientos médicos, elección de los profesionales, mo- mentó más oportuno para dar comienzo a cada indicación terapéutica, las opciones educativas, etc. El dolor y la tristeza emergentes de la situación de duelo que se está atravesando deberán ser silenciados. Son vivídos como interferencias para el plan de elecciones y acciones a seguir. Si se lo reprime puede transformarse en un duelo patológico. Esto nos llevaría a plantearnos, a todos los que nos toca asistir a la familia en este momento, sobre la necesidad de una actitud de . respeto frente a la familia en cuanto a su modalidad y tiempo particular para la ela- boración de su duelo. Acelerar ese tiempo por las exigenCías que impo- ne el inicio del tratamiento, puede llevar a una reorganización precoz que se hace sobre la negación de lo que está sucediendo, más que sobre una elaboración. Esto puede desencadenar situaciones futuras deconflicto familiar.
Esta actitud de gran demanda de los profesionales refuerza, generalmente,los miedos e inseguridades de la pareja parental en la interacción con su hijo. Esto provoca con mucha frecuencia la postergación o el abandono de otros aspectos de su función paterna y materna,que son esenciales, no sólo para el desarrollo emocional de sus hijos, sino también para el de ellos mismos. .
El hecho de que los padres reciban de parte de los profesionalesformación,orientación, sugerencias e indicaciones sobre conductas a seguir con elhijo,no es negativo, siempre que su saber de padres no seaeclipsado por este saber prestado desde el especialista. . Es- to suele debilitar seriamente la asunción de su función paterna. A cambio de ello, muchas veces, los arrincona en un rol de sim- ples receptorés de informaciones e indicaciones de lo que hay que hacer.
Al profesional le toca ofrecer a esos padres algunos instrumentos para destrabar el vínculo con ese hijo que se les volvió desconocido, pero siempre cuidando de no funcionar interfiriendo el mismo. Esto significa que el experto pueda ir renunciando lentamente a su supuesto saber ,dar lugar al saber de los padres. Si en forma temprana los profesionales, actuando interdisciplinaria-
mente, pueden ofrecer ayuda a los niños pequeños y a sus familias que están en una situa