Portada » Medicina y Salud » VIH/SIDA: Estructura, Epidemiología y Evolución Clínica
El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un lentivirus (de la familia Retroviridae), causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Fue descubierto y considerado como el agente de la naciente epidemia de sida por el equipo de Luc Montagnier en Francia en 1983. El virión es esférico, dotado de una envoltura y con una cápside proteica. Su genoma es una cadena de ARN monocatenario que debe copiarse provisionalmente al ADN para poder multiplicarse e integrarse en el genoma de la célula que infecta. Los antígenos proteicos de la envoltura exterior se acoplan de forma específica con proteínas de la membrana de las células infectables, especialmente de los linfocitos T CD4.
El VIH se transmite por 3 vías principales:
El virión es una partícula esférica constituida por 3 capas concéntricas:
El primer caso de SIDA en el Perú fue reportado en 1983. Desde entonces, la epidemia ha tenido un ascenso dramático. A noviembre de 1998, se registraron 8,071 casos de SIDA, una cifra que probablemente subestima la realidad debido a la subnotificación. Es probable que el número real de casos sea de 3 a 5 veces mayor, especialmente en regiones de provincia y zonas marginales de Lima.
Según el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, hasta diciembre de 2012, se notificaron 48,809 casos de VIH y 29,454 casos de SIDA. La implementación del Programa Nacional de Control de las ETS/VIH/SIDA (PROCETSS) en 1996 y la transferencia del Sistema de Vigilancia Epidemiológica a la Oficina General de Epidemiología en 2001 marcaron cambios en la tendencia de la epidemia.
Durante el primer mes se presenta fiebre, astenia y linfadenopatía. Después sigue un período asintomático que puede durar de meses a años. Posteriormente, aparecen síntomas por el deterioro del estado inmunológico, como sudoración, malestar, fatiga y pérdida de peso (Complejo Relacionado con el SIDA – CRS).
Se caracteriza por linfadenopatía persistente generalizada, diarrea o infección respiratoria crónicas, fiebre continua e infecciones secundarias (candidiasis, herpes zoster, tuberculosis, etc.)
En este periodo pueden presentarse complicaciones como septicemia, meningitis, encefalitis, cáncer, linfoma, sarcoma de Kaposi, neumonía, hepatitis, tuberculosis, toxoplasmosis, etc.
Existen cuatro fases clínicas en la infección por VIH:
Esta fase inicial ocurre de 2 a 4 semanas después de la infección. Se presentan síntomas similares a la gripe, como fiebre, dolor de cabeza y erupción cutánea. El VIH se reproduce rápidamente y se propaga, atacando y destruyendo los linfocitos CD4 del sistema inmunitario. El riesgo de transmisión es mayor en esta fase.
También llamada infección asintomática o fase de latencia clínica. El VIH se reproduce a niveles bajos y puede no haber síntomas, pero la transmisión sigue siendo posible. Sin tratamiento, esta fase puede evolucionar al SIDA en 10 a 12 años.
La fase final, donde el sistema inmunitario está severamente dañado por el VIH. El cuerpo es vulnerable a infecciones oportunistas y cáncer.