Portada » Filosofía » Vigilar y Castigar: Análisis del Sistema Punitivo según Foucault
Vigilar y castigar, la obra más célebre de Michel Foucault, presenta una nueva perspectiva sobre el sistema punitivo. El autor analiza el reemplazo del castigo físico y público, característico del antiguo régimen, por un sistema que busca evitar el sufrimiento y enfocarse en la privación de derechos y libertades del recluso, basado en la vigilancia.
Esta transformación se resume en la frase: “que el castigo caiga sobre el alma más que sobre el cuerpo”. Foucault destaca la importancia de la vigilancia sobre el castigo físico, lo que da título a su obra. Las penas se orientan a la “reforma” del delincuente, con dos procesos paralelos: la medicalización del crimen y la criminalización de la locura.
Foucault critica la falta de distinción entre crimen y delito en el código penal de 1810, que exime de responsabilidad a los individuos en estado de demencia. Propone una separación entre enfermedad y responsabilidad, medicina y penalidad, hospital y prisión, ya que las instituciones que reinsertan a los delincuentes también se encargan de la enfermedad mental. El peritaje judicial, que incorpora elementos biográficos del delincuente, transformándolo de “monstruo” a “anormal”, es otro aspecto relevante.
Foucault introduce el concepto de sociedad punitiva, que responde a la criminalidad patológica y al peligro social que representa el delincuente. La sociedad no responde a la enfermedad, para lo cual bastarían instituciones terapéuticas, ni al crimen, para lo que serían suficientes instituciones punitivas. El peritaje médico legal, que gradúa lo normal y lo anormal, condiciona a la sociedad con etiquetas, promoviendo el distanciamiento social.
Los principales focos de interés de Foucault son la locura (manicomios) y el crimen (prisiones). Fundó el Grupo de Información sobre las Prisiones (GIP) para analizar cómo la sociedad ejerce el poder en el sistema penitenciario, que funciona mediante el encierro y la exclusión del saber-poder. El autor desarrolla la teoría del poder como algo que se ejerce y tiene consecuencias.
El GIP permitió dar voz a los detenidos y conocer las condiciones de las prisiones, lo que generó reivindicaciones para mejorar la situación de los encarcelados.
Foucault sostiene que el poder no está ligado a las instancias políticas, sino que es múltiple y de difícil identificación. Su objetivo es descubrir el sistema de pensamiento y la forma de racionalidad. Critica la falta de cumplimiento de la función de reeducación y reinserción de la cárcel.
En La sociedad punitiva, Foucault describe cuatro técnicas punitivas: deportación, multa, marcaje y encierro. Analiza la transformación de la prisión en el siglo XIX, enfocada en la privación de libertad y la transformación técnica de los individuos. La prisión se convierte en una máquina que utiliza el aislamiento, el trabajo y la modulación de la pena. El objetivo es lograr el control con el mínimo gasto, lo que se refleja en el Panóptico.
El examen, que combina vigilancia y sanciones, es una técnica para normalizar a las personas. Se aplica en ámbitos como el médico y el educativo. Permite el uso de la economía de la vigilancia, donde el poder disciplinario se ejerce sin que el individuo lo perciba. Se produce una individualización, donde los individuos pierden su estatus ontológico al ser convertidos en casos.
La sociedad observa y clasifica a los individuos, lo que lleva a una mayor individualización, especialmente en el caso de los enfermos. Cuanto más anónimo y funcional es el poder, más individualizados son aquellos sobre los que se ejerce.
Foucault critica que las prisiones no disminuyen la criminalidad, sino que la fomentan, generando reincidencia y favoreciendo la organización de delincuentes. Además, las prisiones no están aisladas, sino ligadas a instituciones que buscan la normalización.
Los dispositivos, definidos por Foucault, son estructuras complejas que articulan saberes y poderes para responder a problemas históricos. Son mecanismos flexibles y mutables, conectados a las relaciones de poder-saber.
Giorgio Agamben destaca tres ideas clave sobre los dispositivos: