Portada » Economía » Tratamiento de la Incertidumbre en la Toma de Decisiones de Inversión
Vamos a intentar reconducir una situación de incertidumbre a una situación de riesgo. Se aborda el tema de la incertidumbre porque el suceso, la inversión, no es repetitiva, ya que de serlo se podría utilizar la probabilidad objetiva. Además, no se conocen las características estadísticas. Los pasos a seguir en el cambio de situación son los siguientes:
En definitiva, reducimos el origen de la incertidumbre a un número de variables de las que no tenemos información objetiva consistente y, entonces, tratamos de buscar información subjetiva para intentar reducir dicha incertidumbre. Sin embargo, se nos presentan dos problemas:
Cuando se pide la información, deberemos solicitar las siguientes estimaciones:
Es el valor que considera el experto que toma la variable en caso de que todo salga bien.
Es el valor más probable que considera el experto que toma la variable.
Es el valor que considera el experto que toma la variable en el caso de que todo salga mal.
El especialista cree que la variable se encontrará entre el valor optimista y el pesimista. Se piden tres estimaciones por razones psicológicas y operativas. Las razones psicológicas vienen porque el pronosticador tenderá a proporcionar valores por exceso o por defecto de su verdadera creencia, al objeto de que el posible éxito del proyecto se impute a su buena gestión. Las razones operativas vienen porque permiten, gracias a las tres estimaciones, asignar una función de densidad a la variable en cuestión.
Otra manera de tratar la incertidumbre es a través de la teoría clásica de decisión. La teoría clásica de decisión consiste en la elección de entre varias alternativas excluyentes, una sola de ellas. La teoría consta de una serie de elementos como:
Con todo lo anterior podemos formar lo que hemos dicho, una matriz de decisión, a la que le aplicamos los criterios clásicos de decisión: Laplace, Maximin o pesimista, Maximax u optimista, Hurwicz y Savage.
Según Laplace, la probabilidad es la misma para todo estado. Se escoge el proyecto que nos dé mayor esperanza.
Esperamos que ocurra lo peor en cada proyecto y se escoge lo mejor de lo peor.
Consideramos que va a ocurrir lo mejor y de los mejores escogemos el mejor.
Es un criterio intermedio entre los dos anteriores donde se asigna un coeficiente de optimismo y de pesimismo.
Dado un estado de la naturaleza, si el inversor no selecciona la alternativa correcta sufrirá un coste derivado de la diferencia entre el flujo de caja del proyecto mejor y el flujo del proyecto que seleccionó. Nuestro objetivo será minimizar el coste. Para ello, tenemos que establecer la matriz de prejuicios en la cual aparecerán coeficientes nulos. Para hacerla, elegimos el mejor resultado de cada fila y después lo restamos de los otros elementos de la fila. A continuación, elegimos el mejor por columna y de estos mejores elegiremos el peor que será el proyecto seleccionado.
Hasta ahora, hemos considerado las decisiones en inversión en un contexto estático. Sin embargo, la realidad muestra que las decisiones de inversión se enlazan y se condicionan a lo largo del tiempo, de forma que las decisiones presentes pueden estar condicionadas por las pasadas y a su vez condicionar a las futuras. De ahí que se establezca un proceso secuencial y dinámico. Por ello, la representación de las decisiones secuenciales se hace mediante árboles de decisión. A los valores y probabilidades se les da un valor. Nos movemos en un contexto incierto y de riesgo en los que asignamos unas probabilidades. Los árboles de decisión son gráficos formados por vértices y ramas en los que se representan todas las alternativas posibles (estrategias), los estados de la naturaleza y los resultados que obtendríamos de tomar esas alternativas. Los nudos o vértices los podemos clasificar en:
Es aquel del que parten varias ramas que se corresponden con las distintas opciones de inversión. El sujeto decisor tiene que seleccionar una de ellas. El primer vértice siempre será un nudo decisional.
Es aquel vértice del que salen ramas que se corresponden a los estados de la naturaleza posibles.
Los nudos están comunicados por ramas, arcos o flechas. Como hemos dicho, el nudo inicial de cualquier árbol será un nudo decisional y cada nudo decisional desemboca en nudos aleatorios. Una vez que tenemos el árbol, lo leemos de izquierda a derecha.