Portada » Historia » Transición Española: Reforma, Constitución de 1978 y Autonomías
Se conoce como «Transición política» al proceso de desmantelamiento de la dictadura franquista que culmina con el establecimiento de un régimen democrático expresado en la Constitución de 1978. El punto de partida es la toma de posesión de Juan Carlos I tras la muerte de Franco (noviembre 1975). Un sector del franquismo, el aperturista, veía necesario introducir reformas para atender las demandas sociales e integrar al país plenamente en el mundo occidental. Los inmovilistas pretendían perpetuar la dictadura utilizando todos los medios represivos a su alcance. Por su parte, las fuerzas de oposición al régimen se agruparon y movilizaron en defensa de una «ruptura democrática» (gobierno provisional y elecciones constituyentes). Al mismo tiempo, la conflictividad social se extendía por todo el país, motivada por razones laborales y políticas.
Tras el fracaso de Arias Navarro, en junio de 1976, es nombrado Presidente del Gobierno Adolfo Suárez. En noviembre de 1976 logra que las Cortes franquistas aprueben la Ley de Reforma Política, que abre el camino a la democratización del Régimen. Sometida a referéndum, en diciembre de 1976, el apoyo es abrumador, obligando a la oposición a replantearse su estrategia y renunciar a su proyecto de ruptura. Suárez inicia la legalización de partidos (incluido el PCE) y sindicatos. Se convocan las primeras elecciones generales en junio de 1977, obteniendo la victoria la UCD (Unión de Centro Democrático), el partido creado por Suárez. El principal partido de la oposición resulta ser el PSOE, dirigido por Felipe González, en detrimento de los comunistas.
Las nuevas Cortes inician un proceso constituyente. Como resultado se aprueba la Constitución de 1978 (actualmente en vigor), caracterizada por el consenso entre las principales fuerzas políticas parlamentarias. Los principales rasgos que definen esta constitución son:
Desde el año 1977 se habían ido creando autonomías provisionales donde sus representantes lo solicitaron (Cataluña, País Vasco y Galicia). Tras la aprobación de la Constitución se iniciarán los diversos procedimientos de acceso a la autonomía. Son las Cortes Generales quienes aprueban los estatutos, que son ratificados en referéndum en sus respectivos territorios. En el caso de Navarra, el procedimiento será distinto, ya que se parte de un régimen foral anterior a la propia Constitución. El primer estatuto en aprobarse es el de Cataluña en 1979, al que siguen los del País Vasco, Galicia y Andalucía. Sucesivamente se irán completando los estatutos de las 17 comunidades autónomas en que se organiza el nuevo Estado de las Autonomías previsto en el Título VIII de la Constitución.
Un factor a tener en cuenta en la Transición es la crisis económica internacional desencadenada por el alza de los precios del petróleo y que provocará en España el cierre de empresas, el aumento del paro y una inflación descontrolada. Esto generó un clima de conflictividad social que no ayudó en el proceso de transición política. Con el fin de hacer frente a la crisis, se firmaron los Pactos de la Moncloa en 1977, con el respaldo de las principales fuerzas políticas, empresariales y sindicales. Se aprueba un conjunto de medidas para intentar controlar la inflación y repartir equitativamente los costes de la crisis.
En marzo de 1979, la UCD vuelve a triunfar en las elecciones generales. Sin embargo, tanto en las elecciones municipales (abril 79) como en las autonómicas del País Vasco y Cataluña, obtienen la victoria las fuerzas de oposición (izquierda y nacionalistas). Las divisiones internas del partido de gobierno y la contestación del liderazgo de Suárez, llevan a éste a dimitir en enero de 1981, tras superar una moción de censura socialista el año anterior. En el proceso de investidura del nuevo presidente de gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, se produce el golpe de Estado del 23-F, que fracasa tras la intervención del Rey descalificando la sublevación militar. La debilidad del gobierno de Calvo Sotelo, le llevará a convocar elecciones en octubre de 1982, donde el PSOE de Felipe González logrará la mayoría absoluta. Este momento es considerado por muchos historiadores como el verdadero punto final de la transición política.