Portada » Historia » Transformaciones Sociales y Políticas: Impacto Global en la Segunda Mitad del Siglo XX
Durante la década de 1970, la influencia de Estados Unidos sobre Europa, América y Asia aumentó. La ventaja de la Unión Soviética sobre Estados Unidos se hizo evidente. La competencia en la producción originó consecuencias políticas:
En 1960, Estados Unidos rediseñó su estrategia porque el comunismo se expandió por el continente:
La Alianza duró una década, pero terminó porque las reformas no detuvieron el avance del socialismo. Los militares latinoamericanos buscaron contener el descontento social, apelando a los golpes de Estado para derrocar a los gobiernos.
A fines del siglo XIX, los afroamericanos eran marginados de los espacios públicos. Se establecía una segregación entre blancos y negros en escuelas, baños, bares, etc. Se les impedía presentarse como candidatos en elecciones y acceder a la universidad.
En 1930, se creó la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), que luchó por la igualdad. Los afroamericanos se trasladaron a ciudades industriales del norte, donde sus reclamos fueron escuchados para no perder votos. Se inició un proceso de integración. En 1954, las escuelas segregadas fueron declaradas ilegales.
En el sur, la segregación continuó. Grupos como el Ku Klux Klan seguían activos. El arresto de Rosa Parks, quien desobedeció las leyes racistas, impulsó un boicot y el movimiento por los derechos civiles creció significativamente. Como consecuencia, en varios estados se tomaron medidas represivas y la NAACP fue prohibida.
En el sur, Martin Luther King Jr. creó la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano. Entre 1955 y 1965, las formas de protesta incluyeron:
En 1960, se creó el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC), una organización que movilizaba a los jóvenes contra la discriminación. Los snicks (miembros del comité) realizaban sentadas en bares y viajes mixtos en autobuses del sur para denunciar la segregación.
En 1964, tres miembros fueron asesinados por segregacionistas. Se produjo una ruptura generacional entre dirigentes jóvenes como Stokely Carmichael y veteranos como Luther King. Carmichael consideraba que había que armarse para proteger a los manifestantes, mientras que Luther King se preocupaba por las repercusiones en los medios de comunicación.
A causa de la violencia policial contra los afroamericanos, en 1966 estallaron rebeliones en Chicago y otras ciudades, que fueron reprimidas por el ejército. En este contexto, surgió el Poder Negro, una organización que buscaba la autonomía política y cultural de los afroamericanos y se oponía a la integración entre blancos y negros pregonada por el movimiento por los derechos civiles.
Otra corriente fue la Nación del Islam, que reunía a musulmanes negros bajo el liderazgo de Malcolm X. Malcolm X apoyaba la separación entre negros y blancos, y proponía la creación de un estado para afroamericanos en el sur del país. Criticaba la estrategia de la no violencia y consideraba que los negros tenían derecho a defenderse de los ataques de blancos.
En 1966, surgió el Partido Pantera Negra de Autodefensa, una organización influida por las ideas de Marx y Fanon. Empleaban tácticas de guerrilla urbana y se consideraban a sí mismos como los continuadores de Malcolm X. Criticaban las propuestas separatistas y afirmaban que en Estados Unidos no existía una guerra de razas, sino una lucha de clases que oponía a ricos y pobres.
Desde comienzos del siglo XX, las diferencias culturales entre padres e hijos se hicieron más visibles. En la década de 1960, la sociedad pareció dividirse entre quienes tenían más y menos de 30 años. La liberación sexual se manifestaba no solo en relaciones heterosexuales, sino también en la aparición de una subcultura homosexual.
En las economías más prósperas, aumentaron la cantidad de divorcios y hogares de personas solteras, y se extendió el uso de anticonceptivos. La moda reflejó e incentivó estas transformaciones: los jeans se impusieron como un ícono de igualdad, y la minifalda, creada en 1965, era una novedad contradictoria porque simbolizaba la liberación de la mujer, pero fomentaba el machismo al ver a la mujer solo como un cuerpo bonito.
Estas transformaciones se reflejaron en el cine de la época. Esta corriente se caracterizó por su oposición a las técnicas empleadas por los grandes estudios de Hollywood y la cinematografía tradicional. El cine tuvo un alcance global. En Argentina, transformaron el lenguaje estético de su tiempo y dieron cuenta de los cambios experimentados por la sociedad.
Algunos grupos buscaron vías más radicales para diferenciarse de las generaciones precedentes y crearon formas de sociabilidad alternativas. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, surgió en Estados Unidos un movimiento cultural cuyo concepto era Hipster, derivado del argot afroamericano que aludía a la idea de «ver más allá». Estos eran jóvenes de clase media que escuchaban jazz y desdeñaban del «sueño americano» de progreso individual basado en el trabajo y la acumulación de capital. Se identificaban con las ideas de los escritores beat.
En 1958, Herb Caen creó la palabra beatnik, que criticaba a la generación beat. Establecía una analogía entre el temor que los ciudadanos estadounidenses sentían por los beat con aquel provocado por el satélite Sputnik. Para los medios de comunicación, los beatniks pasaron a ser el reflejo de una juventud violenta, vagabunda, sucia y nada laboriosa.
A partir de 1965, comenzaron a surgir los Hippies, que fundaron comunidades naturistas que vivían fuera de las ciudades, practicaban el amor libre, experimentaban con drogas psicodélicas, se acercaban a las religiones orientales y escuchaban folk o rock. Se veían a sí mismos como una subcultura crítica de la sociedad de consumo. Los sectores más conservadores los veían como enfermos o desviados.
Los beat y hippies… En Inglaterra, se convirtió en un importantísimo centro creativo. Allí surgió el Swinging London, un movimiento cultural.
En 1945, la mayor parte de las mujeres que vivían en países desarrollados se integraron al mercado laboral y accedieron masivamente a la educación superior. Sin embargo, trabajaban a cambio de un salario, pero seguían atadas al mandato social de la maternidad y las tareas hogareñas.
La segunda ola del movimiento feminista fue iniciada por mujeres de la clase media. En un principio, las organizaciones feministas sostenían las mismas demandas de igualdad de oportunidades en la esfera pública que el movimiento por los derechos civiles. Pronto surgieron corrientes de feminismo radical, para las cuales la mujer era víctima de la opresión y la explotación masculina. Sostenían la consigna “lo personal es político”, ya que consideraban que la sexualidad y la familia eran ámbitos donde se concretaba la opresión de la mujer. Sus formas de lucha eran las manifestaciones masivas y las protestas simbólicas, como la quema de corpiños contra el estereotipo de la mujer-objeto.
Tras la retirada francesa en 1954, Vietnam había quedado dividido: en el norte del país regía un gobierno comunista liderado por Ho Chi Minh; el sur era una república autoritaria, apoyada por Estados Unidos y presidida por el anticomunista Ngo Dinh Diem. Allí también comenzó a desarrollarse una fuerte guerrilla comunista, el Vietcong, que buscaba la reunificación del país.
En 1963, un golpe militar provocó la caída de Diem, que fue reemplazado por una serie de sucesivos “gobiernos títeres” respaldados desde Washington.
La lucha de las mujeres y los afroamericanos por la igualdad, y las manifestaciones de la contracultura hippie, revelaban las profundas transformaciones que habían afectado a la sociedad estadounidense. El rechazo a la guerra de Vietnam sumó a un nuevo grupo, los estudiantes, que organizaron protestas pacifistas. Las protestas imitaron algunas formas de lucha de los movimientos por los derechos civiles. También implementaron otro tipo de protestas, como la quema de fichas de reclutamiento para el servicio militar obligatorio y el bloqueo de los trenes que trasladaban soldados. En 1967, los manifestantes marcharon al Pentágono, pero fueron reprimidos por el ejército. Finalmente, en 1973, los estadounidenses iniciaron su retirada de Vietnam.
Entre 1946 y 1964, periodo conocido como “baby boom”, el número de personas que tenían entre 14 y 25 años a fines de la década de 1960 era muy alto. Muchos jóvenes, mayormente estudiantes, fueron los principales protagonistas de los movimientos radicales de 1968.
El ciclo global de rebeliones comenzó en Checoslovaquia, una república socialista vinculada políticamente a la URSS, pero muy ligada a la Europa occidental en términos sociales y culturales. El Partido Comunista, liderado por Alexander Dubcek, inició un programa de reformas que otorgaba libertad política, económica e intelectual a los checoslovacos. A partir de enero de 1968, se autorizó la creación de partidos políticos y se amplió la libertad de prensa y expresión. Comenzaron a aplicarse medidas económicas orientadas a aumentar la circulación de bienes de consumo, aunque sin abandonar el esquema de planificación estatal.
La “Primavera de Praga” recibió un amplio respaldo de la población, en particular de los jóvenes, que comenzaron a cuestionar la supremacía de la URSS. Yugoslavia y Rumania apoyaban los cambios, mientras que los regímenes comunistas de Polonia y Hungría consideraron que la apertura democrática podía provocar situaciones fuera de control. Invadieron Checoslovaquia y ocuparon Praga en agosto. Las reformas fueron anuladas. El impacto de los hechos de Praga fue muy grande: ningún país del bloque socialista volvió a intentar introducir cambios considerables hasta la década de 1980.
El crecimiento de la matrícula universitaria y el estancamiento progresivo de la economía francesa limitaban la salida laboral. Otro factor en la protesta fue la crisis de identidad luego de la independencia de Indochina. Los jóvenes rompieron con la tradición. Surgió el anarquismo, la liberación sexual y el movimiento hippie. Protestaron por el modelo universitario. Esto se masificó y aparecieron líderes como Daniel Cohn-Bendit. Pintaron las paredes de París con espíritu de rebelión. El conflicto cobró una nueva dimensión cuando se desencadenó una huelga obrera en solidaridad con los estudiantes. El país se paralizó y el ya anciano general Charles de Gaulle debió convocar a elecciones anticipadas. Los obreros recibieron un aumento de salarios y el activismo estudiantil se disolvió.
En México, el proceso de modernización, que tenía como protagonistas a los jóvenes, entraba en conflicto con el tradicional Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernaba el país desde la revolución de 1910. Surgió un vigoroso movimiento cultural, que se politizó cuando el gobierno decidió recortar el presupuesto educativo. Como consecuencia, los estudiantes crearon el Consejo Nacional de Huelga, que organizó una serie de marchas. El 2 de octubre, francotiradores de una agrupación paramilitar dispararon sobre estudiantes y el ejército que ocupaban la plaza. Los militares pensaron que las balas provenían de los estudiantes, y respondieron con una balacera que duró dos horas y mató a decenas de personas.