Portada » Historia » Transformaciones Sociales y Políticas en España (1931-1933)
Entre 1931 y 1933, Manuel Azaña impulsó un programa de reformas con el objetivo de modernizar y democratizar la sociedad española.
Tenía como objetivo modernizar las Fuerzas Armadas, subordinarlas a la autoridad civil y hacer frente al exceso de altos mandos. La reforma militar redujo el servicio militar obligatorio a 12 meses y creó en 1932 la Guardia de Asalto, cuerpo policial de la República para el mantenimiento del orden público. Las medidas de Azaña fueron mal recibidas por un sector del Ejército, cuya respuesta fue un intento de golpe de Estado del general José Sanjurjo en 1932.
Desde los inicios de la República quedó patente el intento de secularización del Estado. Entre las medidas del nuevo Gobierno estaban la libertad de cultos, la supresión del presupuesto al clero, la disolución de las órdenes religiosas que no obedecieran al Estado, la prohibición a la Iglesia de ejercer la enseñanza (1933), la secularización de los cementerios y la aprobación de la Ley del Divorcio. Esto produjo una fuerte oposición de la Iglesia y de los sectores más conservadores.
Cataluña se convirtió en la primera región autónoma española. El Estatuto reconocía a Cataluña la creación de un Gobierno autónomo, La Generalitat, presidida por Francesc Macià, aunque con competencias limitadas. El proyecto de Estatuto de autonomía para el País Vasco (Estatuto de Estella) fue redactado, pero su aprobación se pospuso hasta 1936. En Galicia, el proyecto autonómico fue aprobado antes de la Guerra Civil, pero no se implementó debido al conflicto.
Se pretendía que la cultura y la educación llegaran a todos, especialmente al medio rural, donde los índices de analfabetismo eran muy altos.
Largo Caballero adoptó medidas destinadas a favorecer a los trabajadores, como subida de sueldos, jornada laboral de ocho horas, vacaciones pagadas, seguridad social, seguro de enfermedad obligatorio y derecho a la huelga.
Fue el proyecto económico y social de mayor magnitud, con el objetivo de hacer desaparecer los latifundios mal explotados, expropiándolos con indemnización y entregándolos a los jornaleros en pequeños lotes de tierra. En este contexto se produjo el grave incidente de Casas Viejas (Cádiz) en 1933.
Los desacuerdos dentro de la coalición republicano-socialista provocaron la dimisión de Azaña, quien convocó elecciones para noviembre de 1933. La victoria fue para una coalición de centro-derecha, dando lugar al bienio Radical-Cedista.
La oposición a la República se manifestó desde sus inicios. La derecha monárquica organizó sus milicias de requetés, apoyando a los sectores del Ejército fieles a la monarquía. Tras el fracaso del golpe de Sanjurjo en 1932, apoyaron a los grupos fascistas, como las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) y Falange Española, liderada por José Antonio Primo de Rivera.
En 1933, la derecha católica fundó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), en contra de la secularización del Estado.
La CNT se opuso al Gobierno, especialmente la Federación Anarquista Ibérica (FAI), convocando huelgas y revueltas como la de Casas Viejas.