Portada » Historia » Transformaciones agrarias siglo xix
España en el siglo XIX era un país esencialmente agrario, tanto por elpeso de la agricultura en la economía como por la población activa en este sector.
En el primer tercio del siglo la agricultura permaneció estancada, ya que la mayor parte de las tierras estaban vinculadas a la Iglesia o a la nobleza que las explotaban mediante arrendatarios. Esto cambió con las desamortizaciones de Mendizábal (1836) y Madoz (1855) que supusieron la desvinculación y venta de aproximadamente un 20% de las tierras cultivadas, pero fueron compradas en su mayor parte por la burguesía, por lo que la gran propiedad se consolidó, sobre todo en la mitad sur de España (Extremadura, La Mancha, Andalucía). Además el campesinado empeoró su situación al ser expulsados de sus arriendos para convertirse en jornaleros, y porque peridó los recursos que obtenía de las tierras comunales de los municipios que durante siglos habían complementado su precaria economía. No obstante, con los nuevos propietarios aumentaron la superficie cultivada, los rendimientos y la productividad, extendiéndose sobre todo los cultivos de trigo, fundamental en la dieta popular, la vid (por la extensión de la filoxera en Francia a finales de siglo),
el olivo (Andalucía, Aragón, Cataluña)y las leguminosas. Con la expansión del ferrocarril se inició una cierta modernización, pues permitía una especialización regional en un mercado mas amplio: los cítricos en el Levante, el maíz y la patata en el norte, y los cereales en las dos mesetas, aunque a finales de siglo se incorporaron al mercado internacional los cereales de EEUU , Argentina, o Australia, y los grandes propietarios del interior, para evitar esta competencia, presionaron y obtuvieron leyes proteccionistas (arancel1891).
La industrialización en España en el siglo XIX fue tardía e incompleta respecto a los países de Europa occidental, pero próxima en forma y tiempo a los del área mediterránea. Se inició ya avanzado el siglo, en la época moderada de los años 50, con la compra de nueva tecnología, pero las desamortizaciones la privaron de los capitales necesarios por lo que hubo que recurrir a leyes que estimularon las inversiones extranjeras, que si bien modernizaron algunos sectores (ferrocarril, siderurgia, minas), dejaban escasos beneficios en el país .En el último cuarto del siglo se produjo una recuperación lenta y constante hasta que la independencia de las últimas colonias( Cuba , Puerto Rico y Filipinas) en 1898, supuso la pérdida de un mercado importante, aunque, por otra parte, produjo una repatriación de capitales que financió un gran despegue y modernización en el primer tercio del siglo XX ( expansión de la electricidad, diversificación de los sectores…).
Como características importantes hay que señalar: – La concentración geográfica: textil en Cataluña, metalugia y naviera en el País Vasco, siderurgia en Asturias.. – Escasa competitividad por el elevado precio de los productos, que se tradujo en leyes proteccionistas. – Debilidad del mercado interior español por la escasa capacidad de compra de la población agraria.
Desde el siglo XVIII Cataluña había desarrollado una industria textil basada en la producción y exportación de tejidos de algodón a América,que se fue desarrollando en el XIX gracias a la protección arancelaria y la innovación tecnológica, con máquinas de hilar (mule- jennies) y telares movidos por vapor como los de la fábrica Bonaplata de Barcelona. La concentración de este sector en Cataluña está en relación con su situación, porque a través de los puertos le llegaba el carbón necesario, y la tradición, que influyó en la creación de pequeñas empresas familiares, aunque con el avance del siglo y el desarrollo de la tecnología que exigía mayores inversiones aparecieron sociedades anónimas. El problema para la industria catalana fue la competencia de los