Portada » Historia » Transformación y Crisis de la Economía Franquista (1957-1975)
El gobierno formado por Franco en 1957 y los que le sucedieron en la década de 1960 supusieron un profundo giro en la orientación del franquismo y marcaron la transición de una primera etapa dominada por los principios del falangismo a una segunda con un claro predominio de los llamados tecnócratas. Esta nueva generación de políticos consideraba el crecimiento económico como la principal garantía de estabilidad social.
Su objetivo era poner fin al fuerte intervencionismo estatal de los años precedentes y suprimir los obstáculos a la liberalización comercial y financiera. Su actuación comprendía tres grandes ejes:
Al programa de estabilización se añadió la puesta en marcha de los Planes de Desarrollo Económico y Social. En total se promulgaron tres planes de vigencia cuatrienal. Los planes emprendieron dos grandes líneas de actuación:
En general, la planificación franquista fue un fracaso, estuvo siempre más condicionada por los rendimientos inmediatos de los grupos económicos que por los intereses económicos generales.
El sector industrial actuó como motor central de la expansión de la economía española y entre 1960 y 1973 el incremento de la producción industrial alcanzó tasas del 10% anual. Este crecimiento fue debido a la mejora de la productividad. La mejora de la productividad permitió el descenso de los precios y ello favoreció las exportaciones. Los sectores industriales que lideraron el proceso de avance fueron la industria química y siderúrgica. Las zonas con tradición industrial continuaron su crecimiento.
Las transformaciones económicas de España en la década de 1960 provocaron la crisis de la llamada agricultura tradicional. Las nuevas oportunidades de trabajo que ofrecía la industria estimularon el éxodo rural y el descenso de la mano de obra campesina hizo aumentar los salarios. Los empresarios agrícolas iniciaron un proceso de mecanización. Desde el gobierno se promovió la construcción de nuevos regadíos.
En la década de 1960 se produjo un considerable aumento del peso de los servicios. El bienestar europeo y la generalización de las vacaciones pagadas resultaron decisivos en el boom turístico de la década de 1960 en España, preferida por su clima cálido, abundancia de playas, servicios y precios baratos. El comercio internacional también conoció cambios significativos.
La prolongada etapa de crecimiento económico, con tasas anuales de aumento del PIB, comportó un incremento del 40% en la renta por habitante y la mejora del nivel de vida de los españoles, que era todavía muy inferior al de las economías más avanzadas de Europa. Sin embargo, estos datos no pueden ocultar las grandes limitaciones del modelo de crecimiento económico franquista.
La ascensión política de Carrero Blanco significó el reforzamiento en el seno del gobierno de los tecnócratas. Los sucesivos gobiernos, a partir de 1962, incorporaron a nuevos ministros de carácter tecnocrático, como Alberto Ullastres.
El objetivo de estos gobiernos se orientó hacia la promoción del desarrollo económico. Su programa se centraba en la creencia de que la prosperidad económica de la población cimentaría la paz social y supliría la falta de libertades y de participación política de la sociedad española. De este modo, el desarrollismo esperaba consolidar el franquismo a través de reformas legislativas y de una mejora del bienestar social que modernizasen la imagen de la dictadura. La nueva orientación del gobierno hizo necesario un impulso legislativo para modernizar las instituciones:
En 1962, España solicitó el ingreso en la Comunidad Económica Europea, pero le fue denegado. En 1956, Francia pactó con el rey de Marruecos el reconocimiento de la independencia de la zona francesa del protectorado franco-español. España se vio forzada a retirarse de Marruecos.
Las disensiones entre aperturistas e inmovilistas estallaron públicamente en 1969 a raíz del denominado Escándalo Matesa. Esta empresa protagonizó un fraude financiero y las denuncias por corrupción implicaron a algunos altos cargos del régimen. El escándalo fue difundido por la prensa. El consejo de guerra en Burgos, con la petición del fiscal de seis penas de muerte contra militantes de ETA, hizo estallar la contestación popular y provocó un alud de protestas internacionales.
En junio de 1973, Luis Carrero Blanco fue nombrado presidente del gobierno, pero en 1975 Carrero Blanco fue asesinado por ETA en un atentado perpetrado en Madrid.
La fractura entre inmovilistas y aperturistas fue haciéndose cada vez mayor. En enero de 1974 se formó un nuevo gobierno presidido por Carlos Arias Navarro que pretendía unir a aperturistas e inmovilistas. El programa del gobierno quedó resumido en el llamado Espíritu del 12 de Febrero.
En 1973, la protesta obrera y estudiantil aumentó y los grupos de oposición impidieron la continuidad del franquismo. En 1971 se creó la Asamblea de Cataluña. En 1975, el PSOE impulsó la Plataforma de Convergencia Democrática junto con la democracia cristiana, la UGT y el PNV. En los últimos años de la dictadura se produjo también un recrudecimiento de la violencia política. Por una parte, ETA incrementó sus atentados y apareció un terrorismo ultraizquierdista.
La enfermedad de Franco se agravó a lo largo de 1974-75. Con el dictador sin poder ejercer sus funciones, el gobierno tuvo que hacer frente a un nuevo foco desestabilizador: el conflicto del Sáhara. Este territorio, rico en fosfatos, era ambicionado por las vecinas Argelia, Mauritania y Marruecos. En octubre de 1975, el rey de Marruecos, que contaba con el apoyo de Estados Unidos, organizó la Marcha Verde, una invasión pacífica del territorio que movilizó a decenas de miles de civiles.