Portada » Historia » Transformación Industrial Argentina: Impacto de las Guerras Mundiales y Desarrollo Económico
La Primera Guerra Mundial impactó profundamente la evolución fabril argentina. La reducción del comercio exterior ofreció una protección inicial a la industria local, aunque limitada por la necesidad de importar equipos productivos. Esta dependencia se reveló como un obstáculo para el desarrollo industrial. A pesar de ello, hubo una expansión en el sector textil debido a la apertura de nuevos mercados por la guerra.
Durante la guerra, surgieron empresas en sectores como el de alimentos (aceite comestible, queso) y en industrias más sofisticadas como la química, el cemento y el papel. Sin embargo, el avance de estas industrias se detuvo tras la guerra, cuando las naciones europeas retomaron políticas proteccionistas.
Empresas norteamericanas, buscando expandir sus mercados, comenzaron a invertir en sectores clave como el frigorífico y el petrolero. Posteriormente, llegaron empresas productoras de cemento, automotrices (Ford y General Motors), de comunicaciones (ATT) y otras.
La actividad petrolera tuvo un papel crucial. En 1923, se firmó un acuerdo de licencias con Estados Unidos para fabricar surtidores de nafta y, en 1926, gracias a la gestión del General Mosconi, se logró un acuerdo para vender 200 surtidores mensuales a YPF. Bajo la dirección de Mosconi desde 1922, YPF impulsó la industria local, expandiendo la producción de petróleo y estableciendo la destilería de La Plata.
La primera planta siderúrgica en Argentina fue SOMISA. En 1956, se crearon el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) para apoyar los sectores industrial y agropecuario, respectivamente. También se estableció la Comisión Nacional de Energía Atómica. El Estado creó DINIE (Dirección Nacional de Industrias del Estado), Gas del Estado, Techint y Agua y Energía.
Una consecuencia notable de la Segunda Guerra Mundial fue la expansión de las exportaciones industriales argentinas, que pasaron del 5% en 1940 al 19% en 1945, destacándose los sectores textil, químico y alimenticio. Esta expansión permitió aumentar la escala productiva, pero fue efímera, ya que al finalizar la guerra, los mercados se perdieron debido a políticas gubernamentales y a la preferencia de los industriales por el mercado local protegido.
Las tensiones entre Argentina, Estados Unidos y Gran Bretaña se intensificaron durante este período. Estados Unidos impuso restricciones a la exportación de productos clave a Argentina, como equipos petroleros, locomotoras, acero y combustibles, buscando limitar el desarrollo de una industria pesada argentina. Esto afectó negativamente a la economía del país, que se vio obligada a producir en condiciones desfavorables.
En 1944, se creó el Banco de Crédito Industrial para otorgar créditos a mediano y largo plazo al sector fabril. La institución creció rápidamente, otorgando miles de créditos y apoyando el crecimiento de empresas como ACINDAR, Siderca y VASALLI.