Portada » Historia » Transformación Económica y Política en el País Vasco: Industrialización, Fueros y Guerras Carlistas
La **industrialización** en el País Vasco (PV) comenzó tardíamente, debido a una serie de razones:
En la industrialización vizcaína se crea una acusada concentración industrial, promovida por una burguesía nueva nacida de los beneficios de la exportación del hierro. El proceso de industrialización en Vizcaya se divide en 3 pasos:
En los años 40 del siglo XIX, la burguesía mercantil intenta ampliar los negocios y fomenta la construcción del ferrocarril Tudela-Bilbao, y surgen las primeras tentativas de crear una nueva industria del hierro que superase los métodos tradicionales (ferrerías). Sin embargo, la falta de capital fue el principal motivo de un fracaso inicial de estos primeros intentos industrializadores. El hecho más importante de la industrialización es la construcción de la Santa Ana de Bolueta en 1841, alto horno de carbón vegetal. Se trata de la primera sociedad anónima del País Vasco, cuyos promotores eran Romualdo de Arellano y Mazas. Desde entonces van apareciendo nuevas fábricas, como los Ybarra, que en 1855 crean la fábrica de Nuestra Señora del Carmen en Baracaldo, el primer alto horno de carbón mineral. El invento Bessemer en 1855, incrementó la exportación del mineral vizcaíno ya que esta máquina requería mineral especial que se encuentra en el PV, esto condujo a una exportación masiva de mineral de hierro, y por tanto la construcción de un ferrocarril minero. La industria del hierro en el PV fue creciendo. A partir de 1878 Vizcaya entra en un nuevo ciclo económico, se trataba del comienzo de la revolución industrial. Se formará una gran industria en la margen izquierda del Nervión al igual que compañías navieras. A partir de 1887 se empieza a concebir de forma más nacionalista la actividad económica, algunos burgueses que se dedicaban a la minería comenzaron a construir fábricas y otros invirtieron en el negocio naviero, como Sota y Aznar. Las minas, la siderurgia, y la industria naviera eran las principales actividades productivas vizcaínas en el siglo XIX. Se crearon centros de estudios superiores (Deusto) y surgieron las primeras compañías eléctricas (Iberduero). La aparición de los hornos Siemens hizo que bajara la exportación de hierro vasca, ya que esta máquina podía tratar cualquier tipo de hierro, pero en 1891 se instauró la política proteccionista de Cánovas. La primera empresa que se prolongaría sería la Compañía Euskalduna, creada por Sota en el 1900, en un principio reparaba buques, pero más tarde comenzó a construirlos. Durante el periodo de 1898 y 1901, la economía vizcaína presentaba una dependencia ligada a dos ámbitos económicos exteriores: uno ligado a la producción inglesa y otro dependía del comportamiento del consumo español. En estos tres años los dos ámbitos se desarrollaron a la vez, el inglés debido a que Inglaterra estaba inmersa en la guerra de Transvaal en África, por lo que suben los precios del mineral y los fletes navieros. Y el comportamiento del mercado español mejora tras el final de la guerra de Cuba, la estabilidad mejora considerablemente. En 1901 se origina una nueva configuración de la economía vizcaína, en la siderurgia se concibe la fusión de las dos siderúrgicas más importantes, las fábricas de Chávarri y de los Ybarra junto a la Iberia de Etxeberria, se convierten en los Altos Hornos de Vizcaya. Al concentrarse los capitales industriales, se forma un monopolio, y la expansión del capital vasco por España. En cuanto a Guipúzcoa, la industrialización no está dirigida por un grupo burgués concentrado, sino por una pequeña y mediana burguesía. Aquí se desarrolla la industria papelera, metalúrgica, pesquera, textil, alimentación y mobiliario, la existencia de valles fluviales condiciona su distribución. En cuanto al sector papelero, en 1841 se creó La Esperanza, la primera fábrica española de papel continuo. Pero fue el sector metalúrgico el que se mostró como hegemónico, enlazando con la tendencia iniciada en Vizcaya, estas industrias responden a las iniciativas de un capital que se genera en el mismo proceso económico guipuzcoano. Con el tiempo las empresas se asociarán, a partir de los 50 el cooperativismo se hará importante.
El **régimen foral** tiene una serie de características generales. El derecho foral del PV está basado en la costumbre. En 1452 se escribe el Fuero Viejo y en 1526 el Fuero Nuevo. El derecho civil estaba basado en la ley escrita, herencia del derecho romano. El Señorío de Vizcaya está formado por:
El derecho foral privado rige en las villas y en la tierra llana. Las Encartaciones tenían su propio fuero y se reunirían en las Juntas de Guernica a partir del siglo XVII. En cuanto al derecho foral público, el señor, de carácter hereditario, era el que juraba los fueros, en un comienzo eran los Haro, luego los Lara, más tarde con el Rey de Castilla y finalmente el Rey de España. En cuanto a las Juntas Generales, hay una por cada provincia, en Vizcaya, que se reúnen en Guernica, hay procuradores de la Tierra Llana, las Villas, las Encartaciones y el Duranguesado. A partir del siglo XVIII las juntas serán controladas por los *jauntxos*. Las provincias vascas tenían su propia fiscalidad y eran consideradas provincias exentas, los cargos municipales recaían sobre grupos oligárquicos, desde el punto de vista militar no se aplicaba el sorteo de quintas. En cuanto al derecho foral privado, predomina el criterio de troncalidad en la libre elección de heredero y en la comunicación foral en el régimen económico del matrimonio, el fuero intenta que los bienes no salgan de la familia, existe por tanto una conexión entre la tierra, la casa y la familia. Desde el punto de vista de la sucesión, el testador puede otorgar el testamento a descendientes o a todos ellos incluso hermanos, el objetivo es que los bienes no salgan de la familia. En el régimen económico del matrimonio, todos los bienes de los cónyuges son comunes a medias, tanto los aportados al matrimonio como los adquiridos durante el matrimonio. Con la llegada del sistema constitucional se hacía necesario coordinarlo con el régimen foral, con la Constitución de 1812 se presentan compatibles el derecho foral y la constitución. En Bilbao se reunieron las juntas, y los procuradores concluyeron en que no había contradicción aunque sí se necesitaba una aclaración en algún punto. Se decidió enviar unos representantes a Cádiz, pero los franceses volvieron a entrar en Bilbao y los junteros no llegaron a jurar la constitución, las juntas generales de Álava y de Guipúzcoa prestaron juramento al texto constitucional, Fernando VII abolirá la constitución y permitirá el régimen foral. En cuanto a la política del PV se establece un equilibrio entre el señor y el rey.
Abarca los años 1833 y 1840, se produce una confusión ideológica en la que se mezclaba el integrismo religioso, el absolutismo, el sistema foral y el régimen señorial. Los carlistas defenderán el absolutismo monárquico y el sistema foral, mientras que los liberales amenazarán contra los fueros (centralización). Se produce la desamortización de Mendizábal, en la que se sustraen los bienes eclesiásticos en defensa de una propiedad privada liberal, los vascos atentan contra la propiedad. La iglesia defiende el carlismo. En 1835 los carlistas se apoderan de casi todo el PV menos alguna ciudad controlada por los liberales, el general Zumalacárregui muere tras ser conquistado Bilbao. Carlos María Isidro concentra las tropas en el centro de España donde el carlismo encontrará la derrota. En 1837 se firma una nueva constitución en la que las cortes suprimen el sistema foral y en 1839, moderados de ambos bandos firman el Convenio de Vergara, un acuerdo que pone fin al conflicto, durante la reforma del régimen foral se pretende combinar la constitución y el régimen foral. En Navarra se renuevan las instituciones, y se crea la diputación provincial, formada por 7 miembros. En 1841 se firma la Ley Paccionada, que constituye una incorporación al sistema judicial común, al sistema electoral común, y algunas obligaciones militares. A cambio, la diputación ejerce un control directo sobre la economía. En 1841 los conservadores se pronuncian contra Espartero, pero fracasan, así, Espartero aprovecha para extender en el PV la Ley Paccionada de Navarra, por esta norma se implantaban nuevos jefes políticos, el sistema judicial se igualaba al de España, se establecen aduanas, y se amplía el derecho al voto.
Abarca los años 1872 y 1876, se produce un levantamiento de los carlistas en Cataluña y PV, y Carlos VII da comienzo a una nueva guerra, durante los primeros combates las tropas carlistas pierden, por lo que se firma el Convenio de Amorebieta, en el que Serrano prometería respetar el sistema foral vasco. En 1873 se proclama la 1ª República, lo cual reaviva la guerra. Los carlistas dominan el PV y Navarra, pero no sus capitales, tras la conquista de Estella, se centran en Bilbao, en 1874 el general Concha libra a Bilbao del asedio carlista (batalla de Somorrostro). Alfonso XII se centra en el problema carlista, ya que los liberales ganan batallas y al dividirse los carlistas se genera desconfianza, en 1876 Carlos VII abandona España y Alfonso XII es aclamado en Madrid. En cuanto a la abolición del régimen foral, Cánovas aprueba la ley de 1876 donde se accede al servicio militar obligatorio, y a la contribución a los gastos del estado. Se disuelven las antiguas diputaciones, formándose así unas nuevas. Se firma también el Real Decreto de 1878, por el que se da derecho a las diputaciones a administrar los impuestos cumpliendo un pago anual al estado, esto se conoce como Concierto Económico. Este nuevo sistema da lugar a una gestión eficaz.