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3 ª parte. Tirando al imperio griego (capítulos 115 al 296)
El rey de Sicilia ha recibido una carta del emperador de Constantinopla,
que se encuentra acorralado. El Sultán y el Gran Turco se han apoderado de buena parte de
sus tierras il’acuiten peligrosamente. Enterado del valor guerrero de
Tirando, recurre a él para expulsar a los infieles. Tirando acepta y, al frente
de un numeroso ejército reclutado en Italia, llega a Constantinopla donde es
magníficamente recibido por el Emperador. La llaman capitán de los ejércitos y de la
justicia imperiales.
Su encuentro con Carmesina, hija del emperador, marca el gran
cambio de la historia. Desde que él la ve se enamora locamente y cae en
una profunda melancolía. Carmesina se enamora también inicia entre los dos
todo un juego de cortesías. Carmesina muestra su interés por Tirant
defendiéndolo cada vez que se atacado por cortesanos envidiosos y advirtiéndole
contra el pérfido duque de Macedonia, del que se sospecha-no sin raóque
ha muerto el príncipe heredero. El caballero bretón termina por declarar su
amor a la princesa ofreciéndole un retrato de su amada: un espejo en el
que Carmesina ve su propia imagen. Se establecen unas relaciones
complejas entre los dos amantes separados por sus posiciones sociales, un
juego sutil de sentimientos en el que alegría y dolor, esperanza y desesperanza
alternan y se mezclan. Estefanía hermana de leche y confidente de la princesa,
formará una pareja paralela con Diafebus, los amores con el que serán
menos tumultosos al ser inferior la distancia social entre ambos. Carmesina
encuentra también la ayuda de otra sirvienta, Placerdemivida, el solo nombre de la cual
es ya una prueba de felicidad. Chica alegre, llena de empuje y templada, lo hará
todo para que Tirante consiga sus fines en su aventura amorosa.
El sultán retoma su ofensiva contra Constantinopla y Tirant encuentra
refugio en el castillo de Maleveí para preparar su plan de campaña. Dado que
sus soldados son inferiores en número, debe compensar el desequilibrio de
las fuerzas con la inteligencia. Fingirá que huye para sorprender a los
enemigos del imperio. Astuto, el duque de Macedonia aprovecha la simulación de
Tirando para enviarle al emperador un mensajero anunciándole la
derrota de su ejército y la huida vergonzosa del bretón. En realidad,
Tirando obtiene una nueva victoria sobre los moros. Una vez restablecida la verdad,
Tirando envía el botín y se prisioneros a Constantinopla. La bravura del capitán hace
aumentar aún más el odio del duque de Macedonia, el que no quiere reconocer
la autoridad de Tirante aunque proviene del emperador mismo. Después
de intercambiar unas palabras, Tirante acepta renunciar a su título de capitán y
pide al consejo de guerra que elija otro para esta función.
Pero los caballeros presentes no aceptan la propuesta y condenan firmemente
la conducta del duque.
.
Felipe, que se ha convertido rey de Sicilia a la muerte de su suegro, envía a
Tirando un ejército comandado por el duque de Messina. El emperador se añade para
llegar al lugar de los combates. Carmesina no quiere quedarse atrás y, al frente de un
ejército femenino bien armado, se incorpora a la expedición.
En el transcurso de una nueva batalla, el duque de Macedonia intenta matar
a Tirante, pero no consigue sino herirlo espalda, y es él quien muere a
manos del rey de África, uno de los soberanos enemigos. Al cabo de dos días de
combates, el coraje y la ciencia guerrera de Tirant hacen que se gane la
batalla. Siguen entonces nuevos juegos galantes entre Estefanía y Diafebus y
entre Tirant y Carmesina. Con el fin de agradecer su capitán, el emperador quiere Ferlo
conde de San Ángel, pero el bretón propone que el título sea para
Diafebus. Su primo obtiene, pues, el condado así como el título de Gran
Condestable. Para celebrar el acontecimiento se hacen unas fiestas en Malveí,
durante las cuales Tirant y Diafebus se encuentran en secreto con la princesa y
Estefania en su cuarto. Placerdemivida, que ha sorprendido la escena
nocturna sin mostrarse, la cuenta al día siguiente como si se tratara de un sueño y
aprovecha para declarar su pasión por Hipólito.
Nuevos combates oponen Tirant a los enemigos del imperio y siempre sale
victorioso. Se celebran unas grandes fiestas que hacen aún más grandiosa
la llegada a Constantinopla de no galeras bajo el mando del vizconde
de Branches, primo hermano de Tirante, el emperador el arma caballero y el vizconde
participa en las justas. Tirando pide al emperador la mano de Estefanía para
Diafebus; le es acordada y la boda se celebran. Diafebus convierte, así, duque
de Macedonia. Estefanía se propone favorecer los amores de Tirant y
Carmesina, a los que se opone los celos de la Viuda Reposada. Tirando tiene
también una aliada en la persona de Placerdemivida. La sirvienta consigue
hacer entrar el héroe en la cámara de Carmesina y meterlo en la cama de ésta.
Tirando, pero, debe salir precipitadamente para que el grito de sorpresa de la
princesa advierte la Viuda Reposada, que experimenta un placer malicioso
despertando la gente de palacio. El héroe se lanza por la ventana y se rompe una
pierna. La Viuda Reposada, que sigue enamorada de Tirante, aprovecha el hecho
para sembrar la desavenencia, la desconfianza y los celos entre los dos
enamorados. Hace creer a la princesa que Tirante habla mal de ella, ya
Tirando, que Carmesina mantiene relaciones secretas con Lauseta, un moro negro
jardinero en el palacio. Inventa una escena en la que Placerdemivida lleva una
máscara con los rasgos del moro y muestra la escena a Tirante valiéndose de un juego
de espejos. Nuestro capitán cae en la trampa y se va, desesperado, no sin
rechazar las insinuaciones de la Viuda. Tirant se encuentra con el pobre Lauseta y
lo mata.
Entretanto, la emperatriz se da cuenta del interés que siente por ella Hipólito, el
quien responde favorablemente. Sin que nadie lo sepa, durante quince días
retiene al joven a su cuarto, donde los dos amantes se entregan a los juegos del amor.
En la corte, donde se sorprenden de que se haya retirado, la emperatriz le cuenta un
pseudosomni en el que su difunto hijo-que tendría la edad de Hipólito-juega un
papel ambiguo, que hace pensar en el incesto; sueño que ella dice que quiere
proseguir ya que ha disfrutado enormemente.
Al mismo tiempo Tirant, que se recupera de las graves molestias de
salud pero que lo ve todo negro, se prepara a continuar el combate. En
la ausencia de Tirante, los jefes del ejército griego se han enemistad entre ellos y,
aprovechando estas disensiones, los turcos han obtenido una gran victoria, en
el transcurso de la cual Diafebus ha sido hecho prisionero. Tirant está a punto de
tomar vela en la cabeza de la flota imperial y presentarse así en el campo de batalla
cuando Placerdemivida llega a bordo de su nave enviada por la princesa. Le
debe explicar lo que de verdad ha sucedido y denuncia, basándose en pruebas, la
perfidia de la Viuda Reposada
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