Portada » Filosofía » Teoría del Conocimiento, Ética y Política en Aristóteles
Aristóteles coincide con Platón en que el conocimiento científico verdadero debe ser fijo, pero se diferencia en:
a) Aristóteles parte del principio de que el fin último de todos los seres humanos es la felicidad. Entonces tendremos que hallar en qué consiste la felicidad.
b) Para ello analizaremos la naturaleza humana. Entonces establece un segundo principio: cada ser natural es feliz realizando la actividad que le es propia y natural. El hombre será feliz como hombre. Cada uno es feliz de acuerdo con su naturaleza. Este principio se basa en la concepción teleológica de la naturaleza en Aristóteles.
Aristóteles revisa varias teorías: unos ponían la felicidad en la vida dedicada al placer, en el bios apausikos, otros ponían la felicidad en la vida cuyo bien supremo eran los honores, el prestigio, el bios politikos. Pero ninguna de estas dos se basta de sí misma, es decir, es autárquica. Sólo la vida teorética es la específica y propia del hombre y es autárquica.
c) Un elemento esencial para ser feliz es la virtud, sobre todo la prudencia. La prudencia es una virtud que consiste en deliberar bien y elegir lo bueno y conveniente para ser feliz. Además establece el término medio entre los extremos viciosos. La actividad teorética es la actividad más propia del hombre pero para que sea perfecta debe ir acompañada por todas las virtudes.
En resumen la felicidad consiste en saber combinar bien la actividad teorética, con las virtudes y los bienes temporales, en un Estado ideal, la polis.
Virtud significa excelencia, la plenitud del desarrollo de las capacidades de un ser. El hombre virtuoso es aquel que ejerce de un modo excelente o destacado sus capacidades. No se puede ser feliz sin ser virtuoso.
Aristóteles define la virtud como «un hábito, es decir como una disposición permanente para obrar, adquirida a partir de una capacidad inicial y que se logra mediante el ejercicio». Por ejemplo la virtud o excelencia es, para los poetas como Homero, algo innato en la clase noble o dominante, Sócrates y Platón identificaban saber y virtud, la virtud era un saber que se podía enseñar y aprender (intelectualismo moral). Para Aristóteles ni es algo innato (no nacemos virtuosos), ni basta la enseñanza (no basta con saber qué es la valentía para ser valiente). Aristóteles introduce la deliberación y el esfuerzo.
Si la virtud es una disposición permanente a partir de una capacidad inicial, existirán tantas clases de virtudes como capacidades. Aristóteles distingue entre la capacidad intelectual y las capacidades irracionales del alma. Luego existirán virtudes correspondientes a ambas:
Entre las virtudes éticas destacamos la virtud de la justicia que viene a ser el puente entre la ética y la política, constituye la base más solida de la polis.
Justo es el que cumple las leyes, y como estas buscan el bien de la sociedad, Aristóteles dice que la justicia es la más perfecta de las virtudes.
Aristóteles supera la noción de justicia como armonía y la entiende como la virtud que regula las relaciones del hombre con los demás y tiene como finalidad la igualdad de los hombres. Distingue Aristóteles varias clases de justicia:
a) Justicia total o legal: es el cumplimiento o conformidad a las leyes de la ciudad que están encaminadas al bien común. Aristóteles define ley como la ordenación que un juicio prudente establece buscando el bien del Estado,
b) la justicia particular tiene como objeto la igualdad entre los ciudadanos. Y se divide en:
Aristóteles, además de las ciencias teóricas distingue otras dos clases, que denomina prácticas y productivas (poéticas). A las prácticas pertenece la Política, cuyo objeto es el bien común y el buen gobierno de la polis.
El libro I de la Política fue compuesto en la última década de la vida del autor y en él aparece madura toda su filosofía: En el afirma que no se puede ser buen gobernante sin ser filósofo, pues primero tiene que saber organizarse a sí mismo.
Si el fin de la ética es la vida feliz y virtuosa y éstas sólo se consiguen en la polis, ética y política son aspectos inseparables de la misma realidad. Más aún, se puede hablar de una subordinación de la ética a la política porque el bien supremo del hombre, la vida feliz, plenamente humana y virtuosa (ética) sólo se alcanza y es posible, como veremos, en la ciudad.
1) Aristóteles afirma que la sociabilidad es un rasgo o dimensión esencial de la naturaleza humana. La sociabilidad está inscrita en la naturaleza humana.
La comunidad política o polis no es una entidad artificial o convencional establecida mediante un pacto entre individuos libres, independientes e iguales como afirmarán más tarde Locke, Hobbes y Rousseau, sino natural en el sentido de que brota de la necesidad de la Naturaleza humana.
2) El hombre, como ser natural está orientado hacia un bien, hacia su plena realización. Esta realización no es posible fuera de la polis, en un estado de aislamiento. Luego el hombre tiende por naturaleza a la vida en comunidad. El hombre es un ser social por naturaleza.
3) El hombre no es autárquico, no se basta de sí mismo. Es algo intermedio entre un dios que no necesita la vida en sociedad y la bestia para la que es imposible dicha vida en sociedad. Por eso los bárbaros, que no viven en la polis griega, son considerados infrahumanos.
4) Aristóteles ve en el logos, en el lenguaje una prueba concluyente de la sociabilidad. Muestra que la sociabilidad es algo cualitativamente distinto del instinto gregario de los animales. Los animales posee una voz que expresa los estado de placer o dolor; el hombre posee logos -pensamiento y lenguaje- La naturaleza no hace nada en vano, es decir, el hombre ha sido dotado de logos por algo, para sociabilizarse y razonar. La racionalidad implica la sociabilidad.
Hay una diferencia esencial, cualitativa entre la voz, propia de los animales gregarios y el logos, propio de los hombres sociales. La voz expresa el dolor o placer que son estados subjetivos, asuntos privados. El logos es la facultad para descubrir qué son las cosas, su verdad, que no es privada sino que es asunto común.
En resumen, gracias al logos, el hombre es ciudadano y puede participar en la administración de la justicia y en la actividad pública de la polis.
Comunidad de hombres libres orientada hacia la finalidad de vivir bien, decidiendo de los asuntos comunes mediante el logos (razón y palabra).
La ciudad no es algo artificial sino natural no en el sentido de que nazca ya constituida por la necesidad de la naturaleza humana.
La ciudad es una comunidad o asociación pero no toda comunidad es ciudad. No basta la simple convivencia. Ni tampoco la comunidad de lugar. Lo que diferencia a la ciudad de las demás comunidades es el fin.
Toda asociación o comunidad se especifica o distingue por el fin que pretende conseguir. Aristóteles establece una división por comunidades: