Portada » Filosofía » Teoría del Conocimiento: Definición y Grados
La teoría del conocimiento es la disciplina filosófica que intenta definir qué es el conocimiento, explicar su proceso de constitución y establecer sus límites y posibilidades. Trata de responder las preguntas (…).
Conocer es una actividad mental mediante la cual nos apropiamos del mundo que nos rodea. Esta apropiación es una captación intelectual del entorno o del propio organismo. El acto de conocer es un proceso complejo en el que aparecen aspectos biológicos, cerebrales, lingüísticos, culturales, sociales e históricos y no se puede separar de la vida ni de las relaciones sociales. De ahí que conocer sea una necesidad fundamental ya que a partir del conocimiento podemos orientarnos, decidir y actuar. El término «conocer» está vinculado con «opinar», «creen» y «saber». La opinión es la expresión de un punto de vista personal, que es subjetivo y provisional. Mientras que el conocimiento es la expresión de una verdad, apoyada en la experiencia y en la razón, y que pretende ser objetiva e interpersonal. Creer es encontrarse en una certeza subjetiva, personal. Una creencia es una representación de la realidad que puede ser incuestionable para el que la mantiene pero que no se afirma con información objetiva. Una creencia puede ser falsa o verdadera. Una creencia verdadera constituye conocimiento. Finalmente podemos diferenciar entre conocimiento de objetos, o conocimiento de hechos. En español se diferencian con el uso de dos términos diferentes: conocer y saber. Por ejemplo: «Conozco “Sevilla”» o «Sé que “la célula es la unidad funcional de los seres vivos”». Estas dos maneras de entender el conocimiento, tienen en su base dos modos de entender la verdad: como propiedad de las cosas o como propiedad del entendimiento.
4. Grados del conocimiento: 4.1 Sensibilidad (sensaciones y percepciones): Una buena parte de la información que tenemos acerca del mundo, incluidos nuestros estados internos, nos llega a través de los sentidos, en forma de sensaciones y percepciones. La sensación es la forma más básica de conocimiento. Consiste en la recepción e interpretación de los estímulos recibidos por los sentidos. Estos estímulos llegan a nuestra mente en forma de cualidades sensibles. Sin embargo, nosotros no percibimos las sensaciones aisladas unas de otras, sino en forma de objetos organizados. Al proceso de interpretación y organización de las sensaciones para constituir objetos lo denominamos percepción. 4.2. El entendimiento (los conceptos): El conocimiento humano no se agota en las sensaciones y percepciones. Nosotros manejamos conceptos, principios, reglas y sistemas organizados de saber, que son captados o producidos por el entendimiento y la razón. Entendimiento y razón son términos ambiguos, que pueden ser empleados con distintos sentidos en distintos contextos o en distintos sistemas filosóficos. Así, Platón llama entendimiento a la facultad superior del alma. Aquella en la que reside la capacidad de conocer lo universal y de pensar racionalmente. En el mundo moderno se tiende a definir el entendimiento como la capacidad de pensar a partir de ideas. Y, en especial, la capacidad de pensar empleando ideas universales captadas o construidas por el propio entendimiento. Kant considera que el entendimiento es la capacidad de comprender lo que los objetos son. Para lo cual genera conceptos bajo los cuales incorpora los objetos. De ese modo construye juicios. Según Kant la razón es la capacidad de enlazar unos juicios con otros, buscando un fundamento último para el saber, un principio que permita organizar todo el sistema del saber. La razón sería así la facultad de los principios. 4.3. La razón (sistemas principios y fines): Desde los orígenes de la filosofía la razón ha sido entendida de dos modos; como una facultad o capacidad que nosotros poseemos, y como un tipo de expresión o discurso. Si la entendemos en el primer sentido, la razón sería la facultad que nos permite captar el orden que existe tras los fenómenos, o establecer un orden allí donde todavía no lo hay. Para ello la razón busca los fundamentos o principios a partir de los cuales ordenar una parcela del saber o el saber en su conjunto. También establece fines que den una orientación, un sentido, a nuestra conducta y descubre los medios más eficaces para alcanzar esos fines. Si la entendemos en el segundo sentido, la razón sería un tipo de discurso caracterizado por la sistematicidad: trata de describir la realidad, o una parte de la realidad, a través de un conjunto ordenado de proposiciones. La coherencia: tal discurso no puede admitir contradicciones porque eso liquidaría la posibilidad de mostrar un orden inteligible. La argumentación: establece conexiones, relaciones, entre las diversas partes del discurso. 4.4. Los grados de conocimiento para Kant: A veces damos nuestra opinión y reconocemos que solo se trata de una opinión pero otras veces estamos tan convencidos de que lo que estamos diciendo es verdad que defendemos nuestra opinión a muerte. El pensar sobre esto hizo que Kant distinguiera entre tres grados de conocimiento: Opinión. Es un estado de conocimiento en el que el sujeto considera algo como verdadero sin tener seguridad de que lo sea. Esto se comprende bien por dos razones. Desde el punto de vista objetivo, porque la persona no encuentra pruebas suficientes para convencer a los demás. Desde el punto de vista subjetivo, porque no se atreve a afirmar que está seguro de lo que dice y por ello prefiere decir que es lo que él opina. Creencia. Consiste en que alguien está convencido de que lo que piensa es verdad, pero no puede decir una justificación aceptable para todos. En este estado de conocimiento, la seguridad es solo subjetiva, porque lo que creemos no tiene una justificación suficiente. Saber. Es una opinión fundamentada, tanto subjetiva como objetivamente. Es decir; quien afirma «yo sé que» está subjetivamente convencido de aquello que sabe y tiene pruebas para convencer a los demás. Saber algo es poder dar razón de ello ante los demás. Pero dentro de este tipo de conocimiento podemos distinguir entre el saber cotidiano, el científico, el tecnológico, el filosófico, el artístico, el religioso, etc. Cuando formulamos ante los demás las razones por las que opinamos, creemos o sabemos algo, estamos entrando en lo intersubjetivo, porque cualquiera puede criticar o aceptar nuestro conocimiento, de manera que ya no pertenece solo a nuestra vivencia privada, sino también al ámbito lo intersubjetivo.