Portada » Filosofía » Teoría de la Sociedad en Marx: Materialismo Histórico y Lucha de Clases
Para concebir la teoría de la sociedad en Marx, debemos conocer el contexto de este autor revolucionario que superó la Ilustración y cuyo origen se encuentra en la izquierda hegeliana. Marx es el primer pensador en presentar su filosofía como una ciencia, determinando que la misión de esta es transformar nuestra realidad social por medio de la praxis y su método dialéctico (por el cual, la oposición de una tesis contra una antítesis, forma una nueva realidad, la síntesis). El autor del Manifiesto Comunista llega a la conclusión de que nuestra realidad social es dinámica, tiene como base la materia y debe estar libre de ideologías (crítico del positivismo y el idealismo). Asimismo, Karl Marx, influido por el socialismo utópico francés, por el modernista Kant y en oposición al liberalismo inglés, se posiciona a favor de una sociedad libre, igual y digna, donde el trabajo sea entendido como el medio para llegar a la transformación de las condiciones materiales de existencia.
Para tratar la sociedad en Marx, primero es necesario hablar del materialismo. Este surge de una adaptación de la dialéctica de Hegel, que Marx invierte, pues cambia la idea por la materia, que es la base de la sociedad. Así, el materialismo dialéctico se basa en tres leyes elaboradas por Engels y aceptadas por Marx: la ley de la conexión universal, la ley del dinamismo y la ley de la unidad y lucha de contrarios. El autor de El Capital marca la diferencia con esta teoría porque le añade una dimensión histórica y lo denomina materialismo histórico. Afirma que toda la realidad es materia y que la base de la sociedad no son las ideas, sino las condiciones materiales de existencia, pues determinan nuestra forma de pensar y actuar en ella. Es por esto mismo, además, que la base económica fija la superestructura (conjunto de instituciones políticas, jurídicas y culturales) y está compuesta por varios elementos:
Este sistema se ha dado a lo largo de toda la historia, pues se han ido sucediendo unas a otras sociedades que mantenían el conflicto entre opresores y oprimidos. La lucha de clases se ha convertido en el motor de la historia: cuando los explotados (tesis) se revelaban contra los explotadores (antítesis), daban lugar a una nueva sociedad (síntesis) que mantenía el sistema opresor. Todo esto tiene su origen en la propiedad privada de los medios de producción, que impide que el obrero obtenga la plusvalía que él mismo ha generado, pues es el propietario el que se adueña de ella y paga al trabajador únicamente un salario de subsistencia. Esta situación deja al hombre alienado, cosificado y vaciado de sí mismo, convertido en un simple medio.
Para acabar con esta tendencia, es necesario abolir la propiedad privada, de tal manera que los burgueses ya no poseerán los medios de producción y no habrá nada que les impida a los trabajadores adueñarse de su plusvalía. Además, junto con la propiedad privada, desaparecerán también las ideologías de idealistas, filósofos, políticos y religiosos, y surgirá la ideología materialista. Esta permitirá educar en una sociedad sin propiedad privada, capaz de dar comienzo a una breve etapa de dictadura del proletariado hasta que el modelo socialista se haya implantado por completo.
El principal objetivo de esta transformación social, de este socialismo, es devolver al hombre material, finito y limitado (monismo ontológico), además de dinámico, histórico, ético, ateo (pues “la religión es el opio del pueblo”) y revolucionario (en el sentido etimológico de la palabra), la dignidad que le ha sido arrebatada. Sin embargo, cuando a lo largo de la historia se ha pretendido implantar el modelo socialista, líderes como Stalin o Mao Zedong, más allá de suprimir la opresión, se perpetuaron en el poder y echaron por tierra toda la teoría marxista, manteniendo el sistema que nuestro autor tanto había luchado por abolir.