Portada » Español » Tendencias Literarias en Hispanoamérica: Del Modernismo al Boom
Monosemia: Relación semántica entre un significante y un único significado (p. ej., bolígrafo).
Sinonimia: Relación semántica entre palabras con distinto significante y significado similar o idéntico. Pueden ser sinónimos absolutos (intercambiables en cualquier contexto) o relativos (no intercambiables en todos los casos). También existen sinónimos de grado (mismo significado con diferente intensidad) y connotativos (semejanzas en valores connotativos).
Antonimia: Relación semántica entre palabras con significados opuestos. Se distinguen tres tipos: pura o de grado (admite gradación), complementaria (absoluta) y recíproca (implicación mutua).
Polisemia: Fenómeno semántico en el que una palabra adquiere múltiples significados a lo largo del tiempo (p. ej., cabeza: extremidad o ganado).
Homonimia: Coincidencia formal (pronunciación o escritura) entre palabras distintas en origen y significado. Pueden ser homófonas (suenan igual) u homógrafas (se escriben igual pero tienen distinto origen etimológico).
Hiperonimia e Hiponimia: Relación semántica en la que una palabra general (hiperónimo) abarca otras más específicas (hipónimos). El hiperónimo designa el campo semántico, mientras que los hipónimos son los términos incluidos en él.
Paronimia: Relación semántica entre significantes parecidos con significados distintos.
A finales del siglo XIX, Hispanoamérica se emancipa literariamente con el Modernismo. Los escritores dejan de depender de España y se convierten en modelos para los españoles. Sin embargo, este cambio se produce principalmente en la poesía, mientras que la narrativa alcanza su auge a mediados del siglo XX.
En la primera mitad del siglo XX, surgen diversas tendencias poéticas. El Modernismo, desarrollado por Rubén Darío y Amado Nervo, comienza a agotarse. La reacción posmodernista lleva a los poetas hacia la sencillez del neorromanticismo o la tradición clásica, o hacia las vanguardias. La poesía íntima, con predilección por temas regionalistas y autóctonos, se encuentra en autoras como Gabriela Mistral y Alfonsina Storni.
En torno a los años veinte, los poetas buscan una voz propia siguiendo las vanguardias europeas. Destacan el creacionismo (Vicente Huidobro), el ultraísmo (Jorge Luis Borges), la poesía negra (acento social y político), el surrealismo (Pablo Neruda, César Vallejo) y la poesía pura (influencia de Paul Valéry y Juan Ramón Jiménez).
A partir de la segunda mitad del siglo XX, surgen nuevas tendencias como el surrealismo (Octavio Paz), la poesía de compromiso (Mario Benedetti), la poesía experimental (Nicanor Parra) y la poesía intimista (problemática existencial, amor, sensualidad).
Desde la década de los 70, algunos poetas abandonan las vanguardias y presentan una poesía más personal. Destacan Gioconda Belli y Natalia Litvinova, con una visión feminista que aborda la sensualidad, la ironía y las contradicciones.
Otros poetas de renombre internacional son César Vallejo (sensibilidad para el dolor y compromiso social), Pablo Neruda (Veinte poemas de amor y una canción desesperada) y Octavio Paz (Piedra de sol).
Durante el primer tercio del siglo XX, predomina la novela realista, inspirada en la realidad hispanoamericana y que trata temas como las injusticias sociales, los tipos exóticos y la naturaleza salvaje. Los principales subgéneros son la novela regionalista, la de la revolución mexicana y la indigenista.
La novela regionalista se centra en el enfrentamiento del ser humano con la naturaleza hostil (p. ej., La vorágine de José Eustaquio Rivera).
Las obras de la revolución mexicana abordan temas como la violencia, la guerra y la corrupción (p. ej., Los de debajo de Mariano Azuela).
La novela indigenista denuncia la situación de la población indígena y mestiza (p. ej., Huasipungo de Jorge Icaza).
En los años cuarenta, las técnicas narrativas, el lenguaje y la estructura de las novelas se renuevan debido a factores como el desarrollo urbano, la llegada de intelectuales españoles exiliados y la influencia de las vanguardias.
Se abandona el realismo y se da importancia al mundo urbano, los problemas existenciales y sociales, y el realismo mágico. Predomina la novela metafísica y existencial (p. ej., El túnel de Ernesto Sábato).
En la década de los sesenta, se produce el boom, un fenómeno que reconoce internacionalmente a escritores hispanoamericanos como Julio Cortázar (Rayuela), Gabriel García Márquez (Cien años de soledad) y Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros). Se rompe con el realismo, se consolida el realismo mágico y se experimenta con la técnica y el lenguaje.
A partir de 1970, la narrativa se centra en la esfera privada con una estética realista. Se renuevan subgéneros como la novela negra, la novela rosa y la novela de ciencia ficción. También se da importancia a la novela histórica, las crónicas, las autobiografías y los diarios.
En los años 90, la narración se caracteriza por su cosmopolitismo, su compromiso con el oficio del escritor y su interés por desmontar los clichés. Predominan los juegos intertextuales, la experimentación y las referencias literarias.
En cuanto al cuento, Horacio Quiroga sienta las bases del cuento moderno hispanoamericano. A partir de los cuarenta, su cultivo se intensifica con obras como Cuentos de Eva Luna de Isabel Allende y El Aleph de Jorge Luis Borges.