Portada » Deporte y Educación Física » Técnica y Metodología del Lanzamiento de Martillo: Optimización del Rendimiento
El lanzamiento de martillo es una disciplina del atletismo que se caracteriza por la técnica empleada, la cual está determinada por las características del implemento y las medidas del radio del círculo de lanzamiento. La velocidad inicial de salida del implemento es fundamental para la longitud del lanzamiento. El lanzamiento del martillo consta de dos a tres voleos preliminares y tres a cuatro giros a través del círculo.
El agarre del martillo se realiza con la mano izquierda, colocando el asa a la altura de la segunda falange de los dedos. La mano derecha se coloca sobre la izquierda, poniendo los cuatro dedos sobre el dorso de la mano izquierda. Los dedos pulgares se cruzan entre sí, con el izquierdo sobre el derecho, y se debe sujetar el martillo firmemente, pero no de forma tensa.
El lanzador, al entrar al círculo de lanzamiento, se para en el borde posterior, de espalda hacia la dirección del lanzamiento. Coloca sus pies separados, un poco más abiertos que el ancho de hombros, y flexiona las rodillas. El lanzador sitúa la cabeza del martillo detrás de la pierna derecha, lo más lejos posible. Luego, el peso del cuerpo del lanzador se lleva a la pierna derecha, rotando e inclinando su cuerpo hacia adelante y al lado derecho, de manera que el hombro derecho apunte en la dirección del martillo y que el alambre del implemento y el brazo izquierdo formen una línea recta. La cabeza del lanzador va dirigida levemente hacia la derecha.
Estos movimientos cumplen la función de embalar al martillo y facilitar los giros posteriores. Los voleos se inician con un tirón de brazo, llevando el martillo hacia la izquierda y arriba, enderezando al mismo tiempo el tronco. Al ser llevado el implemento hacia la izquierda, en virtud de la resistencia de la mano del lanzador, el martillo describirá una circunferencia sobre un plano inclinado, cuyo punto más bajo se encuentra a 10 cm del suelo y aproximadamente a 30 cm por detrás del pie derecho. El punto más alto está delante del lanzador y a su izquierda. Se deben tener los brazos extendidos el mayor tiempo posible para aumentar el radio del giro. Este movimiento provoca una fuerza centrífuga que tiende a sacar al atleta de su posición; para que esto no ocurra, la cadera debe realizar un gesto de oposición al recorrido del martillo. Cuando el martillo está a la derecha del lanzador, la cadera se desplaza a la izquierda; cuando el martillo está atrás, las caderas están hacia adelante.
En el tercer voleo preliminar, la cabeza del martillo inicia su recorrido de descenso, y el atleta debe iniciar su acción para dar comienzo a las vueltas a través del círculo. Cuando el martillo se encuentra a la derecha y abajo del atleta, este realiza un pívot sobre el talón del pie izquierdo, levantando la punta del pie y girando hasta 180 grados para terminar apoyándolo totalmente. El pie derecho empuja contra el suelo y se despega, colaborando en la acción giratoria. Según Schmolinsky, el despegue del pie derecho del suelo se debe efectuar cuando el pie izquierdo ha rotado entre 95 y 110 grados desde su posición inicial. Al despegar el pie derecho del suelo, el lanzador se encuentra apoyado solo sobre el pie izquierdo (apoyo simple, unipodal) y el martillo se encuentra a la altura del hombro (90 grados). Al finalizar el pívot sobre el talón izquierdo (giro de 180º), este continúa girando hasta completar 360º. La pierna derecha se flexiona y se arrima lo más posible a la izquierda, y cuando el martillo se encuentra en su punto más alto, el lanzador adelanta su martillo. El pie derecho se apoya paralelo al pie izquierdo, al mismo nivel; el atleta se encuentra en doble apoyo (bipodal). El martillo se ubica a la derecha del lanzador, a nivel de la cabeza del atleta, y es justamente esta posición-acción la que permite la aceleración del martillo al realizar la torsión del cuerpo.
Al final de la primera vuelta, el martillo aumenta la velocidad y su tendencia a escaparse es mayor. El lanzador se verá obligado a compensar en las vueltas. Deberá mantener un aumento progresivo y permanente de la velocidad del martillo, lo cual obligaría a lo siguiente:
El gesto final o saque se realiza una vez finalizadas las vueltas (tres o cuatro), cuando el atleta termina el giro del pie izquierdo y el apoyo del derecho en el suelo se ha hecho firme. El martillo estará bien a la derecha del lanzador. El tronco se coloca dando la espalda en dirección de lanzamiento. El peso del cuerpo gravitará sobre ambos pies, al mismo tiempo que lo hacen la cadera y el tronco, realizando hacia atrás un movimiento de hombro izquierdo, siendo la cadera de ese lado el punto de aplicación del contraesfuerzo. La velocidad del martillo hace que este se adelante a su posición con respecto a la que tenía al final de cada vuelta. El lanzador deberá actuar tirando el tronco hacia atrás y arriba sin que este corte el radio de giro del martillo. Ambas piernas se extienden para que la acción final venga de abajo a las caderas, tronco, hombros y brazos. El martillo se suelta a la altura de los hombros.
A continuación, se presentan algunos ejercicios metodológicos para el aprendizaje y perfeccionamiento de la técnica: