Portada » Lengua y literatura » Teatro y Literatura Española: Lorca, Vanguardias y la Generación del 98
Las obras teatrales de Lorca alcanzan la misma altura que su obra poética, siendo el teatro su actividad principal en los últimos seis años de su vida. Dentro de su producción teatral, cabe destacar la etapa de plenitud, a la que pertenece La casa de Bernarda Alba, donde logra unir rigor estético con alcance popular. En esta época, también escribe Bodas de sangre y Yerma, todas ellas centradas en la temática de la tragedia encarnada por mujeres que ven sus deseos de libertad, amor o maternidad frustrados.
Otros autores que buscaron innovar el teatro anterior a 1936 fueron Ramón María del Valle Inclán, autor de la Generación del 98 y figura clave del teatro español del siglo XX. En contraste, el teatro que triunfaba era una continuación del teatro de finales del siglo XIX, con autores como Jacinto Benavente, autor de comedias burguesas; el teatro costumbrista de los hermanos Álvarez Quintero y Carlos Arniches; y un teatro en verso de carácter neorromántico y de exaltación nacionalista, donde destacan los hermanos Machado.
Los movimientos de vanguardia fueron corrientes de ruptura radical que surgieron en Europa y que afectaron no solo a la literatura, sino a todas las manifestaciones artísticas. Los movimientos más importantes fueron: el futurismo, cubismo, dadaísmo y surrealismo. La Generación del 27, considerada deudora del novecentismo, se caracterizó por la tradición y la renovación, con figuras como Federico García Lorca y Rafael Alberti.
Los años previos a la Guerra Civil española, conocidos como la Europa de entreguerras, se caracterizaron por la modernidad que trajeron inventos como el automóvil, el telégrafo y la luz eléctrica. Las artes se vieron revolucionadas por los movimientos de vanguardia, destacando el cubismo, con Picasso en pintura, y el surrealismo, con Dalí, amigo de Lorca, y el cineasta Luis Buñuel. Escritores, artistas y científicos se reunieron en la Residencia de Estudiantes, reflejando el espíritu de la II República y de la Institución Libre de Enseñanza. Se creía que la cultura era el medio para el progreso del país. Tras la Guerra Civil, estos impulsos se frenaron, y una generación de artistas e intelectuales se vio condenada al exilio o al silencio, como Lorca, que fue fusilado antes de ver representada su obra cumbre, La casa de Bernarda Alba.
Este fragmento pertenece a la obra teatral La casa de Bernarda Alba, escrita en 1936 por Federico García Lorca, miembro de la Generación del 27 y uno de los máximos exponentes del teatro de vanguardia de preguerra. Es un drama rural, cumbre del teatro lorquiano, protagonizado por cinco hermanas y una madre severa que impone un riguroso luto. El tema central es el enfrentamiento entre autoritarismo y libertad, junto con la condición de la mujer en la España de la época, la presión social y las diferencias sociales. Lorca critica la rigidez moral que coarta la libertad individual.
El fragmento pertenece a la obra El árbol de la ciencia, publicada en 1911 y que se desarrolla entre 1887 y 1898. Es la única novela de la trilogía de “La raza” donde el personaje principal es un ser reflexivo, lo que le lleva a la angustia y a darse cuenta del sinsentido de la vida. La obra se concibe como un género abierto, que abarca desde la reflexión filosófica hasta la aventura y la crítica. Baroja cultiva un estilo anti retórico y sencillo, con preferencia por la frase corta y el párrafo breve.
En España, la crisis se unió a la peculiaridad de su organización política y la liquidación de sus últimas colonias. El siglo XIX había sido una lucha por modernizar el país, pero sin éxito. A finales del siglo XIX, España era un país atrasado, lejos del nivel de industrialización europeo. El sistema político de alternancia no funcionaba. Este panorama desalentador fue recogido en la literatura, llevando al desaliento en algunos círculos. Intelectuales como Joaquín Costa y Ángel Gavinet plantearon la necesidad de regenerar el país. Francisco Giner fundó la Institución Libre de Enseñanza, un centro educativo laico y liberal que introdujo teorías pedagógicas y científicas europeas. El desastre del 98 contribuyó a sacudir conciencias, impulsando nacionalismos y movimientos obreros. Autores partidarios de una nueva literatura reaccionaron contra el Realismo y el Naturalismo, promoviendo una renovación en el arte, dividiéndose tradicionalmente en modernismo y generación del 98.