Portada » Español » Teatro Romántico Francés: Del Melodrama al Drama
Tras la Revolución Francesa, el teatro se liberaliza. Cualquier ciudadano puede abrir una sala y representar cualquier género, lo que genera una mayor vida teatral. Este teatro de circunstancia, cercano a la situación del momento, ve surgir un nuevo género: el melodrama.
Con raíces en la literatura popular, el melodrama se caracteriza por sus emociones fuertes. Aunque no es un género romántico en sí mismo, a lo largo del siglo XIX, los románticos lo adoptan y utilizan como plataforma para abrir paso al drama. El melodrama moviliza al público, provoca la risa y el llanto, y supone una alternativa a la tragedia, aunque sin destacar literariamente, priorizando el espectáculo.
Entre sus puntos flacos destaca la falta de nobleza. Para ennoblecer este género popular, se intenta crear una especie de tragedia romántica alemana con un marco histórico sólido, trasladando el melodrama desde los bulevares hacia el centro. Sin embargo, este intento fracasa.
La batalla por el romanticismo en el teatro se libró en tres tiempos:
El melodrama, continuación de la comedia lacrimógena, se caracteriza por:
El melodrama supone el resurgimiento de la tragicomedia. Su temática se basa en la lucha del bien contra el mal, con personajes típicos como el villano, el niño perdido, la joven seductora, el héroe joven y el criado perezoso.
La puesta en escena utiliza decorados con cambios frecuentes, transmitiendo emociones fuertes, atrocidades, misterio y suspense. La acción se basa en azares, coincidencias, intervenciones milagrosas y un final feliz. El lenguaje teatral es enfático y patético.
El público se aleja de la tragedia. Se ponen en escena nuevos temas, la intriga se complica, se mezcla la emoción con la relajación, el patetismo con la comicidad, y se utilizan efectos espectaculares y decorados múltiples.
El drama surge tras el melodrama, enfrentándose a algunos inconvenientes:
Los escritores del drama, intelectuales con formación, utilizan el verso para dar solemnidad y elevación, buscando un efecto de tristeza majestuosa propio de la estética clásica, y conservan las reglas del teatro clásico.
Prima la diversidad de producciones, abriéndose un amplio abanico. Sin embargo, no siempre se cumplen las premisas teóricas, como en el caso de Musset, uno de los mayores representantes del teatro romántico.
El último triunfo del teatro romántico fue Ruy Blas (1838). La interpretación se impone a la literatura y aparece la figura del director de escena.
En Francia, en el siglo XIX, se produce un salto enorme desde Ruy Blas hasta finales de siglo con Cyrano de Bergerac. La revolución romántica provoca la mezcla de géneros y la desaparición de la comedia.
Características de la comedia burguesa:
Rechaza el melodrama, la tragedia y la comedia. Su teatro se caracteriza por la mezcla de géneros, la acción llena de suspense, el desenlace sorprendente, el personaje masculino heroico y los personajes femeninos que representan la pureza femenina.
De estilo similar a Beaumarchais, sus obras se ajustan a la estética clásica. Su tragedia, un género al límite con el drama, se presenta desfasada, sin unidad de tiempo ni lugar, pero con innovación temática.
Su teatro se caracteriza por la simplicidad en la acción y la falta de ilusión.