Portada » Lengua y literatura » Teatro del los años 70
Los autores españoles obligados a abandonar su país tras la guerra, continúan con su actividad literaria sobre todo en países hispanoamericanos. Durante los primeros años de la posguerra, el teatro sufrió también del empobrecimiento cultural que sufría el país en aquellos momentos. Sin embargo, en el teatro no se produjo una ruptura tan brusca con lo anterior como se aprecia en la novela o la lírica, pues en los teatros de antes del 36 lo que se representaba era sobre todo un teatro comercial que navegaba más bien en la mediocridad, con excepción de algunas grandes figuras que sí llegaban hasta los escenarios. Aproximándonos a este panorama, vemos que en lo que se refiere a ese teatro de ideología afín a la de los vencedores, tras los primeros años de la posguerra y sobre todo después de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial la militancia ideológica explícita es menor y el triunfalismo nacionalista disminuyen o quizá simplemente se camuflan en otras fórmulas teatrales. Esta comedia se identifica por una cuidada construcción, una buena dosificación de la intriga que ayuda a mantener el interés hasta el final, una mezcla muy hábil de escenas de humor y sentimentales. Los temas se repiten (celos, infidelidades), pero si bien no es rara alguna crítica a esa burguesía poco ejemplar, la sátira no es excesivamente fuerte. Si queremos completar el panorama del teatro español de la posguerra, tenemos que referirnos a los espectáculos de variedades y las manifestaciones de tipo folclórico. A partir de los años cincuenta la literatura se aleja del marco triunfalista o de simple evasión de la década anterior, ahora aparece la sociedad española con su evidente falta de libertades, desigualdad social y miseria generalizada. Pero al referirnos a los escenarios hay que tener muy en cuenta las particularidades del fenómeno teatral, con sus dos realidades (el texto, por un lado, y la representación, por otro) hay que diferenciar las rutas seguidas por los jóvenes dramaturgos de los cincuenta y los sesenta, interesados en denunciar lo que ven; En el teatro comercial durante esas fechas sigue predominando, como en años anteriores, las obras melodramáticas, las comedias burguesas y el teatro de humor, así como revistas, zarzuelas, espectáculos de variedades y musicales diversos. La censura era también, como en otras facetas artísticas, protagonista en todos estos espectáculos. Se prohibían los que se consideraban improcedentes o se cortaban las escenas que no parecían adecuadas. En los temas, destacan la injusticia social, la tristeza de la vida española en esos momentos, su mediocridad… los personajes son las víctimas de dicha sociedad. En cuanto a las formas dramáticas y a la tradición literaria que hacen suya estos dramaturgos, se incluyen en el realismo naturalista, el expresionismo vanguardista y el teatro español del primer tercio de siglo. El lenguaje está lejos del atildado de la alta comedia, es una lengua directa y clara para comprensión de todos.
El teatro español de las últimas décadas de la dictadura continúa dividido entre lo que se ve en los escenarios comerciales y lo que se reduce a un teatro minoritario. Empiezan a surgir textos nuevos en los que se aúnan propósitos sociales y renovación escénica que tiene aún muchas dificultades para subir a la escena comercial, pues por un lado está la censura y por otro el gusto del público, muy convencional, que no siempre se siente atraído por las novedades radicales, ni escénicas ni ideológicas. Este nuevo teatro se va a caracterizar por su alejamiento de la estética realista, aunque en ocasiones encierre también crítica social y también tenga dificultades para ser representado, tanto por la censura como por las novedades formales que no encontraban mucho eco en el público mayoritario. De la misma manera se pretende romper con la división tradicional entre lo que se desarrolla en el escenario y el espectador, convirtiendo ambos elementos en un todo dinámico. Los temas más frecuentes son la denuncia social y el cuestionamiento de la política del régimen franquista, además se manifiesta la oposición contra la ausencia de
libertad, la injusticia, la sociedad de consumo que se impone, etc. Pero todo esto debía encubrirse detrás de un lenguaje simbólico para burlar la censura (de ahí que se denomine teatro hermético al que escriben algunos de estos autores) y en ocasiones por propia preferencia del escritor. Tras la censura de la época franquista parecía que se abrían nuevos caminos para el teatro. Además, el momento era testigo del interés oficial hacia el drama con la creación de instituciones y publicaciones teatrales a lo que se sumaba una política de subvenciones. Por otro lado, es conocido que desde 1976 subieron a los escenarios obras de autores en el exilio y otras censuradas años atrás. Con todo, no se puede hablar de un renacimiento de la vida dramática española, al contrario, la crisis del teatro se hizo más evidente, pues ya no había una situación política que la justificara. *El teatro comercial para un público burgués ha continuado, pero con una menor afluencia de espectadores. *Los diferentes teatros oficiales programan obras consideradas ya como clásicas, de autores antiguos o más recientes, pero no ha habido muchas representaciones de autores vivos. *Quizá, el espectador ha asistido más a los espectáculos de ciertos grupos experimentales, pero que no siguen un texto, al modo tradicional. Sin duda donde mejor se ha podido seguir la evolución del teatro de los nuevos autores españoles actuales ha sido en las salas alternativas. Además la oferta del mundo teatral no ha contribuido a alentar al espectador para acudir a las salas en las que se han mostrado fórmulas ya caducas o demasiado novedosas. Un fenómeno destacable en el teatro después del 75 ha sido el desarrollo de instituciones teatrales que dependen de instancias públicas tanto nacionales, como autonómicas o municipales. Lo que ha sido objeto de discusión, como también lo han sido las grandes inversiones públicas que no tenían una correspondiente repercusión en la afluencia de público. Asimismo estos años fueron testigo del declive del teatro independiente de la década anterior, ahora tienen cierto apoyo institucional, muy discutido, por cierto. No podemos dejar de señalar el teatro alternativo, que se desarrolla en pequeñas salas al margen del teatro comercial y del institucional. En el teatro de estos últimos años la característica general es la variedad, como en el caso de la lírica y la narrativa. Conviven en el panorama dramático un teatro comercial con diferentes manifestaciones (melodramas, musicales, obras cómicas…) junto al drama histórico, sainetes costumbristas, piezas experimentales, farsas más o menos esperpénticas. El joven dramaturgo Alfredo Sanzol aseguraba en una entrevista en enero de 2012 que hay un teatro hoy, del que él se siente parte, que conecta con el público, que supone un compromiso vital, que se preocupa de la formación y de saber lo que se hace fuera, que es diversión y conocimiento, en definitiva, y que está forjado en el impulso que tuvo la escena a partir de la transición, es fruto del esfuerzo de muchos durante esos años.