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La propiedad de la tierra fue la principal fuente de riqueza de la España del Siglo XIX. La tierra estaba en manos de la Iglesia, el Estado, la nobleza y los municipios; a estas tierras se les llama “manos muertas”, tierras que no tributaban, no podían ser vendidas, estaban mal explotadas y con escasos rendimientos.
A principios del Siglo XIX el 80% del campo español estaba en esta situación, por lo que los gobiernos liberales intentarán cambiar esta situación, convirtiendo las tierras en propiedad libre. El proceso desamortizador español abarca desde el reinado de Carlos IV hasta la mitad del Siglo XIX.
La desamortización es un proceso político y económico por el que el Estado convirtió en bienes nacionales las propiedades amortizadas civiles y religiosas, para enajenarlos (venderlos) a favor de ciudadanos individuales.
Toda desamortización tiene dos pasos:
1º. Nacionalización de los bienes de manos muertas. Nacionalizar significa que el Estado expropiaba los bienes de los propietarios, a veces, sin indemnización (Mendizábal) y otras con indemnización (Madoz).
2º. Privatización de los bienes. El Estado vendía en subastas públicas estos bienes que serían adquiridos por propietarios.
En el Siglo XVIII un enorme porcentaje de tierras de España eran improductivas o de bajo rendimiento, la finalidad de las reformas ilustradas era aumentar la riqueza nacional y crear una clase media de labradores propietarios. Por otro lado, la situación de la Hacienda pública era tradicionalmente deficitaria, y el Estado tuvo que recurrir a préstamos extranjeros con malas condiciones.
Algunas medidas desamortizadoras que se llevaron a cabo a finales del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX:
Los objetivos de las desamortizaciones fueron:
para recaudar fondos para solucionar los problemas de la Hacienda, bien para hacer frente a los gastos de la guerra (Mendizábal) o para hacer inversiones públicas (Madoz).
se trataba de crear un grupo de propietarios que identificaran sus intereses económicos con el régimen liberal.
se pensaba que modernizando la estructura de la propiedad se producirían grandes transformaciones agrarias.
sería una ocasión para crear una clase media agraria de campesinos propietarios.
Durante la regencia de Mª Cristina, llega al poder el progresista Juan Álvarez Méndez (Mendizábal) que declaró en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular (órdenes religiosas). Los objetivos de estas medidas eran:
Las fincas fueron tasadas y después subastadas. Sin embargo, los propietarios y burgueses acapararon las compras, además comprar era un excelente negocio, solo se abonaba el 20% al contado, el resto se pagaba a plazos, y se admitían para el pago lo títulos de deuda pública.
(Se recaudaron 4.500 millones de reales y la deuda de la Hacienda ascendía a 14.000 millones).
Los resultados de esta desamortización fueron:
Durante el Bienio Progresista el ministro de Hacienda Pascual Madoz llevó a cabo la segunda gran desamortización. En ella se establecía la venta en subasta pública de todas las propiedades del Estado, la Iglesia y los bienes propios y comunes de los Ayuntamientos.
Los objetivos de esta desamortización eran conseguir fondos para sanear la Hacienda y financiar las obras del ferrocarril. El dinero acumulado fue casi el doble que en la anterior.
Eliminó la propiedad comunal, lo que provocó la ruina de los ayuntamientos al suprimir los ingresos por los arrendamientos propios.
Perjudicó a los vecinos más pobres que se vieron privados del aprovechamiento libre de las tierras comunales.
Eliminó la propiedad eclesiástica lo que provocó una ruptura de las relaciones con la Iglesia.
No soluciónó el eterno problema de la deuda pública.
No supuso una reforma agraria, aunque trajo consigo la expansión de la superficie cultivada y, como resultado, cierto incremento de la producción agraria.
Bienes propios: aquellas tierras que proporcionaban una renta por ser alquiladas. Bienes comunes: aquellas tierras que proporcionaban renta y eran utilizadas por los vecinos del lugar.
supusieron un aumento de la producción por la expansión de la superficie cultivada, no porque las tierras estuviesen mejor cultivadas, pues los nuevos propietarios no realizaron mejoras. Las tierras se dedicaron a la especialización de cultivos, así en Levante con los productos hortofrutícolas, y en Andalucía olivar y vid. Se acentuó el minifundio en el norte y el latifundio en el sur y los municipios entraron en crisis.
– No se consiguió crear una masa agraria propietaria, pues muchos campesinos quedaron sin tierras, por lo que su situación se agravó.
– Se consolidaron las clases medias urbanas pues fueron los principales compradores.
– La nobleza también se benefició porque sus bienes no fueron expropiados y fueron libres para poder vender y cambiar su tierra.
– La Iglesia se vio privada de su principal medio para obtener riqueza por lo que descendíó su papel de beneficencia.
– Los municipios se empobrecieron.
se originó un grupo no muy numeroso defensor de la causa liberal, aunque también de detractores, sobre todo aquellos más afines a la Iglesia.
produjo una gran pérdida y expolio de bienes culturales de la Iglesia, muchos bienes muebles fueron vendidos a precios irrisorios y salieron hacia otros países.
En la primera mitad del Siglo XIX se produjo la reforma agraria liberal: abolición del régimen señorial, desvinculación de la propiedad y desamortización eclesiástica y civil.
Las reformas transformaron la tierra en una mercancía que podía ser vendida y comprada libremente, consolidándose la propiedad privada. Este proceso de privatización de la propiedad de la tierra puso una gran proporción de tierra en manos de individuos interesados en obtener beneficios rápidos sin arriesgar grandes inversiones. Así, muchas parcelas quedaron en manos de antiguos propietarios o nuevos inversores y no en los cultivadores directos.
La consecuencia más importante de esta reforma agraria fue el aumento de la roturación de tierras, así la superficie cultivada pasó de 10 a 16 millones de hectáreas, por lo que se produjo un aumento de producción, sobre todo de cereales, aunque también maíz, patata, vid o aceite de oliva. Por el contrario, la ganadería ovina y la lanar sufríó un retroceso como consecuencia de descenso de las exportaciones, la supresión de los privilegios de la Mesta y la nueva roturación de tierras.
La estructura de la propiedad también sufríó cambios, en el norte peninsular se fomentó la pequeña propiedad (minifundio) cuya producción era insuficiente; mientras que en Andalucía, Extremadura y Castilla la Mancha se fomentó la gran propiedad (latifundio).
Pese a sus insuficiencias y errores, las desamortizaciones terminaron por cambiar la situación del campo español. Lamentablemente, el atraso técnico y el desigual reparto de la propiedad de la tierra seguirá siendo uno de los problemas claves de la sociedad y la economía española.
En conjunto, el proceso desamortizador contribuyó claramente al cambio hacia una sociedad burguesa y la uníón de la antigua aristocracia feudal con la burguésía urbana para crear una nueva élite terrateniente que estuvo lejos de producir una verdadera revolución agrícola, como ocurríó en otros países europeos.