Portada » Biología » Sistema Nervioso y Endocrino: Estructura, Funciones y Enfermedades
Diabetes. Es una enfermedad crónica que se origina cuando el páncreas no produce cantidades suficientes de insulina, o cuando organismo no es capaz de utilizar esta con eficiencia. La insulina es necesaria para que la glucosa pase de la sangre al interior de las células. Por ello, esta dolencia se manifiesta por una excesiva cantidad de glucosa en la sangre (hiperglucemia). En condiciones normales hay entre 80 y 120 mg de glucosa por cada 100 ml de sangre (aproximadamente, 1 g/l) mientras que entre los diabéticos puede llegar a valores de 500 mg por cada 100 ml. Si no se
controla, la hiperglucemia con el tiempo va deteriorando órganos como el corazón, los riñones o la retina. Hay varios tipos de diabetes, los más
comunes son: o Diabetes mellitus tipo 1. Se denomina diabetes juvenil o inmunodependiente. Los enfermos deben administrarse insulina diariamente. Se inicia en la infancia o primera fuente y no se puede prevenir.
o Diabetes mellitus tipo 2. O no inmunodependiente. Es la más frecuente, comienza en la edad adulta y su causa es una mala
utilización de la insulina. Los principales factores de riesgo son la obesidad y la vida sedentaria. La diabetes es tratada en los casos más graves con inyecciones de insulina, mientras que en los casos más leves es suficiente con el control en la dieta, evitando los alimentos ricos en glúcidos y grasas, y con adaptar el hábito de hacer algo de ejercicio para consumir los posibles restos de azúcar. O Bocio exoftálmico. Esta enfermedad se caracteriza por una hiperfunción de la glándula tiroides, lo que origina un aumento del volumen de esta glándula, que provoca hinchazón del cuello (bocio), prominencia excesiva de los ojos (exoftalmia), aumento del metabolismo, excesiva sudoración, taquicardia y pérdida de peso. Puede originarse por ausencia de yodo en la dieta o porque el propio sistema inmunitario la destruya (enfermedad
autoinmune). O Hipotiroidismo. Se caracteriza por una producción deficiente de tiroxina por la glándula tiroides, que reduce la actividad metabólica de los tejidos; como consecuencia de ello, el individuo afectado aumenta de peso, reduce su actividad física y presenta una piel pálida y fría. Puede deberse a alteraciones de la glándula tiroides o a un aporte insuficiente de yodo, necesario para sintetizar tiroxina. Es importante seguir una dieta hipocalórica rica en frutas, verduras y alimentos que contienen yodo, como sal yodada, mariscos, moluscos y pescado. O Hipertiroidismo. Se debe al exceso de producción de tiroxina. Al contrario que en el caso anterior, la actividad metabólica se incrementa y el individuo adelgaza a pesar de comer cantidades adecuadas de alimentos. Los síntomas carácterísticos de esta enfermedad son piel hinchada y caliente, ojos saltones y muy abiertos, nerviosismo y taquicardia. Un tratamiento frecuente es la extirpación de la glándula tiroides.
o Enanismo endocrino. Se debe a un defecto en el funcionamiento de la glándula hipófisis que segrega poca cantidad de la hormona de crecimiento durante el desarrollo de una persona. Los enanos hipofisarios no suelen superar el metro de altura. A diferencia de otros tipos de enanismos, en este caso la proporción corporal es correcta. O Gigantismo. Se origina por un exceso de secreción de la hormona de crecimiento, que provoca el alargamiento de los huesos durante la fase de desarrollo. Cuando el exceso de producción de la hormona de crecimiento tiene lugar en los adultos, los huesos largos ya no pueden crecer más, pero, en cambio, si lo hacen los huesos de las manos, los pies, la mandíbula y los pómulos, que se hace en gigantescos. Esta enfermedad se denomina acromegalia. O Enfermedad de Addison (insuficiencia adrenal). Es un trastorno endocrino poco frecuente y crónico debido a una destrucción autoinmune de la corteza suprarrenal. Las glándulas suprarrenales no producen suficientes hormonas, lo que altera la respuesta al estrés, la regulación de la presión sanguínea y al equilibrio de agua y sales del organismo. Los síntomas incluyen pérdida de peso, debilidad muscular, activa y presión arterial baja. O Síndrome de Cushing. Se debe a una producción excesiva de cortisol, una sustancia que se libera normalmente en situaciones de estrés. Esto provoca un crecimiento exagerado de la hipófisis. Algunos de sus síntomas son obesidad, acumulación de grasa en la parte posterior del cuello, hipertensión arterial, alteraciones cutáneas, debilidad, tendencia a la
formación de hematomas, etc. El tratamiento consiste en reducir, mediante el empleo de fármacos, la síntesis de estas hormonas o en la extirpación quirúrgica del tumor hipofisario.