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Entre 1914 y el comienzo de la Guerra Civil, intelectuales liberales llamados novecentistas, pretenden la modernización de la sociedad y el acercamiento a Europa practican una literatura orientada a la serenidad clásica, con un lenguaje depurado y selectivo y un público minoritario. Se inclinan preferentemente por la prosa poética, la poesía y el ensayo. / En el ensayo destaca José Ortega y Gasset, que es la figura más importante de la Filosofía y el pensamiento español de S. XX. Sus ensayos se dividen en tres grupos:
Por ej. ¿Qué es la Filosofía?, donde hace una defensa del Racionalismo, o mejor del ratiovitalismo.
Por ej. España invertebrada. Reflexiona sobre las causas de la decadencia española. Entre las soluciones que aporta al problema de España está la negación de la democracia y la defensa de un sistema de gobierno de una oligarquía (gobierno de unos pocos) culta.
En La deshumanización del arte (1925) pretende caracterizar la nueva manera de ver el arte de los novelistas y vanguardistas de su tiempo.
Otros ensayistas destacados son: Manuel Azaña y Gregorio Marañón. / En el terreno de la novela, los novecentistas llevan a cabo una renovación basada en la fusión de lo narrativo y lo ensayístico, la originalidad en el tratamiento de las estructuras y el lenguaje y la preferencia por la vida urbana y moderna. Destacan:
La novela intelectual y crítica de Ramón Pérez de Ayala (Belarmino y Apolonio, 1921), que practica el perspectivismo, la ironía y técnicas narrativas innovadoras cercanas a la vanguardia.
La novela lírica, con una prosa artística llena de sugerencias y sensaciones, de Gabriel Miró (Nuestro padre San Daniel, 1921) con descripciones delicadas a las que se subordina lo narrativo en la línea de Azorín; no importan las ideas, sino las sensaciones.
La obra de Ramón Gómez de la Serna está ligada a las vanguardias, de hecho fue el introductor de éstas en España a través de la revista “Prometeo”. Por otra parte, Fernández Flórez practica una novela humorística y casi esperpéntica que manifiesta crítica y pesimismo; su mejor obra es El bosque animado. En el género lírico, la gran figura es Juan Ramón Jiménez (1881-1958), premio Nobel de literatura, quien plantea su poesía como una búsqueda de belleza y de eternidad. Él mismo distingue en su obra tres grandes etapas:
Etapa sensitiva (hasta 1915). Pasa del postromanticismo becqueriano, intimista y simbolista (Arias tristes, 1903) a un Modernismo más sensorial (La soledad sonora, 1911). Los temas son la naturaleza, la soledad, la muerte, siempre con un tono de melancolía.
Etapa intelectual (1916-1936). Su poesía se vuelve más breve y conceptual, en un intento de encontrar la esencia, el Dios primordial que están en todo. Se abre con Diario de un poeta recién casado (1916) y se cierra con La estación total.
Etapa suficiente (1936-1958). Canta en tono gozoso la identificación de la palabra poética con la divinidad que, al modo panteísta, se encuentra en todo lo creado. Destaca Dios deseado y deseante (1948-1949).
/En los primeros años del Siglo XX, bajo el nombre de “vanguardia” surgen en Europa gran cantidad de movimientos artísticos que se oponen a la tradición estética imperante y al orden social que la sustenta. Las diversas corrientes se caracterizan por: la defensa de lo irracional y la total oposición al Realismo; la proclamación de la autonomía del arte, liberado de compromiso ideológico, la apuesta por el mundo moderno (máquinas, grandes ciudades…); y la búsqueda de nuevas formas de expresión artística; originalidad. / Principales vanguardias europeas:
surgíó en los países germánicos. Hace hincapié en la expresión de las emociones interiores en los sentimientos más íntimos del ser humano. Los temas se refieren a la angustia, el miedo, la opresión, el mundo moderno masificado e inhumano. Se caracteriza por el uso de imágenes intensas y violentas y la insistencia en el poder de lo irracional. Se situarían en esta línea cuadros como El grito, del pintor noruego E. Munch, aunque es algo anterior.
El Futurismo (primer manifiesto en 1909) lanzó una estética que ensalzaba la civilización urbana y las máquinas. Los aviones, las fábricas, las muchedumbres, las ciudades se convirtieron en temas predilectos.
Rechazaba no sólo los valores estéticos aceptados, sino el estado de cosas que había conducido al desastre de la Guerra Mundial. Reivindicaron la negación total, la rebeldía pura, la destrucción del arte tradicional.
Se considera su creador al poeta francés ANDRÉ Bretón.El Surrealismo estuvo influido por las teorías psicoanalíticas y muy vinculadas al movimiento comunista internacional. Más que una revolución estética, pretende ser un movimiento de liberación total del hombre, es decir, la libertad de la imaginación contra el reinado de la lógica. De todos los vanguardismos, es el que dejó una huella más fuerte, por su impacto en los poetas de la Generación del 27. / El Vanguardismo en España: Ultraísmo y Creacionismo, son los movimientos vanguardistas españoles más importantes.
El Ultraísmo fue “fundado” en 1918 por Cansinos Assens y Guillermo de la Torre. Se formó con elementos futuristas y dadaístas, a los que añadió ciertas innovaciones visuales en la disposición de los versos, hasta llegar al caligrama. Los poemas se convierten en una sucesión de metáforas. El propósito del Creacionismo, según el chileno Vicente HUIDOBRO, su creador, no pretende reflejar o imitar ninguna realidad, sino “crear” (“inventar”) una realidad dentro del poema capaz de emocionar al lector. GERARDO DIEGO, su máximo representante español.