Portada » Filosofía » Significado del titulo el alma al diablo
Ya sabemos que el objetivo de la Crítica de la Razón Pura es el de averiguar si es posible convertir a la metafísica en una ciencia. Kant investiga en primer lugar cuales son las condiciones que debe cumplir todo tipo de conocimiento que quiera ser científico y establece que toda ciencia debe constar de juicios sintéticos a priori, en los que se apliquen las categorías (conceptos puros a priori) a los datos de la experiencia.
En la Dialéctica transcendental es donde investiga la posibilidad de conocer científicamente cada una de las tres ideas de la metafísica racionalista (o dogmática). La conclusión final será la de que ninguna de estas tres ideas puede ser objeto de conocimiento ya que no es posible tener intuiciones sensibles de ninguna de ella, es decir: no son objetos de la experiencia, no hay datos empíricos sobre ellos. Se trata de Noumenos (seres en-sí, separados de nuestra capacidad de percibir) y no de Fenómenos (representaciones de objetos que pueden realmente ser percibidos). La conclusión es, pues, muy semejante a la de Hume: la conclusión final es agnóstica, ya que no podemos afirmar que conocemos con seguridad la existencia de estas tres supuestas entidades. Esto no quiere decir que Kant sea ateo, ya que él «recupera» las nociones de Dios y alma a través de la fe. Además, cree que son útiles como «conceptos límites», como un reto o desafío a la razón para llevar sus razonamientos lo más lejos posible, buscando siempre la serie más completa de condiciones. (La «tarea» de la razón es ir hacia lo incondicionado, llegando al final de toda la serie de condiciones que se establecen para cada concepto. El problema es que nunca podemos tomar una serie infinita de condiciones como «cerrada» o «completa», eso es un «salto al límite» que no se puede dar desde la experiencia sensible).
La idea de Yo debería ser analizada por la «psicología racional» o especulativa. Sin embargo, Kant concluye que tal «ciencia» es ilegítima, ya que se basa en un concepto del Yo que es distinto del yo empírico.
Kant ya había dicho que el «Yo pienso» de la conciencia transcendental debe acompañar todas las representaciones de mi experiencia. Pero ese «Yo» es sólo un concepto lógico, ligado a la capacidad de conocer. No se trata del individuo empírico, concreto, con sus experiencias individuales (emociones, recuerdos, personalidad…), En los razonamientos de la Psicología racional, expresados como silogismos, el concepto de «Yo» que aparece no es siempre el mismo, sino que combina esos dos usos de yo, lógico y empírico, haciendo que el razonamiento sea una falacia, un paralogismo:
«Lo que no puede pensarse más que como SUJETO, no existe más que como SUJETO y por lo tanto es SUBSTANCIA,
Un ser pensante considerado como tal, no puede concebirse más que como sujeto
Por lo tanto, un ser pensante sólo existe como substancia».
En este paralogismo, hemos escrito en mayúscula el término SUJETO cuando se refiere a ese yo trascendental, lógico, y en minúscula, el término sujeto, que se refiere al yo empírico, individual. Ocurre lo mismo con el término «substancia», que aparece en mayúscula cuando tiene el significado metafísico de «lo que solo puede ser sujeto y no predicado en los juicios categóricos» mientras que aparece en minúscula cuando se refiere a un objeto de la experiencia (como cuando decimos que «el petróleo es una sustancia de origen orgánico»).
En primer lugar, recordemos que Kant demuestra que la metafísica no puede ser una ciencia ya que se ocupa de noumenos: algo así como seres o realidades Inmateriales, y que por lo tanto no pueden ser percibidos por los sentidos (seres-en-sí). En todo caso, la tendencia a perdernos en pensamientos metafísicos es, según Kant,
inevitable: es parte de la naturaleza humana la necesidad de «buscar» un principio absoluto y totalizador de toda nuestra experiencia. Aunque recordemos que el hecho de que sea Inevitable no significa que sus contenidos sean conocimiento real. Kant encuentra utilidad a las ideas metafísicas dentro del campo de la ética, fundamentalmente en el caso de las Ideas de Alma y Dios, a la vez que piensa que la noción de Mundo como totalidad completa y con un significado metafísico funciona como estímulo para la investigación científica, obligándonos a llevar nuestras investigaciones cada vez más lejos.
Ya hemos visto la crítica a la idea de Yo como sustancia. SI tomamos este Yo como sustancia, todos los datos del yo empírico serían «accidentes» inherentes al YO-sustancia es decir, al alma Inmortal. En cualquier caso, solo tenemos percepción de la parte empírica del yo (recuerdos, sensaciones, emociones…).
La crítica fundamental a la idea de Dios sigue siendo que se trata de un noúmeno es decir, un ser que queda totalmente fuera del alcance de nuestra percepción.
Kant critica el argumento o prueba cosmológica, que se basa en la categoría de causalidad. Por un lado, la categoría de causa sólo se puede aplicar a datos de la experiencia sensible, sólo si «rellenamos» esa categoría (un concepto a priori, formal) con datos de la experiencia sensible podemos decir que la aplicación de la idea de causalidad «produce» conocimiento. Además, usar esa idea de Dios como causa primera es suponer que la cadena de causas ya está «cerrada» y completa, cuando la realidad es que, desde el punto de vista de la experiencia, la cadena de causalidad en la naturaleza sigue estando abierta. (este argumento ya fue el utilizado por Aristóteles y Sto. Tomás). El de causa 1ª.
Kant critica a la prueba físico-teológica, esta implica la existencia de un «plan» organizador sobre el universo, un orden preestablecido que implica un ser supremo inteligente que ha diseñado el mundo de acuerdo con un plan determinado (recordemos de nuevo las «5 vías «de Sto. Tomás). En todo caso, esa prueba, como mucho indicaría la existencia de un ser «organizador» pero no creador, y todo ello, sin que exista ninguna prueba empírica.
Pero Kant critica, sobre todo, el argumento ontológico: él cree que es la fundamental. El argumento ontológico deduce la existencia de Dios de la Idea de Dios como “lo más grande que puede ser pensado”. Como sabemos, Kant dice que la existencia no es un predicado ya que no “añade” una perfección al sujeto: si decimos “El ser perfecto existe” no lo hacemos “más perfecto” y si decimos “El ser perfecto no existe” no le quitamos una perfección, dejando otras, (lo más bello, lo más compasivo…) sino que quitamos el sujeto. La definición de Dios es una proposición analítica, y de una proposición analítica no podemos derivar una conclusión sintética. En último término “Dios” es una idea, sin contenido empírico, así que en ningún caso nos proporciona conocimiento. Podemos creer en Dios (a través de la fe) pero no podemos afirmar que conocemos su existencia.
Crítica a la idea de Mundo
Es muy interesante conocer la crítica a la idea de mundo como totalidad a través de las antinomias: razonamientos en los que existen dos opciones opuestas sobre la configuración del mundo ninguna de las cuales puede ser probada por la experiencia (recordemos que Kant está en el Siglo XVIII)
1ª antinomia: Tesis: El mundo tiene un origen en el tiempo y un límite en el espacio// Antítesis: El mundo es infinito en el tiempo e ilimitado en el espacio.
2ª antinomia: Tesis: Lo compuesto consta de partes simples, sólo existe lo compuesto y lo simple// Antítesis: Lo compuesto no tiene partes, no existe nada simple
3ª antinomia: Tesis: Tiene que existir un tipo de causalidad que no está regida por leyes naturales (causalidad libre).
// Antítesis: Todo está regido por leyes naturales (determinismo)
4ª antinomia: Tesis: Debe existir algo que sea absolutamente necesario (es decir, no contingente, que no desaparezca nunca, sería Dios).
// Antítesis: No existe en el mundo nada que sea absolutamente necesario.
El sentido del Yo como substancia coincide con la idea de Yo como alma inmortal, es decir, como substancia simple, permanente e idéntica a sí misma a lo largo del tiempo. Se trata naturalmente de un noúmeno, ya que nosotros, cuando nos conocemos «a nosotros mismos» lo que conocemos es nuestro yo empírico, como ya hemos dicho.