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Sentimiento y moralidad.
¿Es posible tener una ciencia de la moral?
¿Será posible liberarla de las trabas religiosas y encontrar un fundamento independiente de la revelación, un fundamento en la propia naturaleza humana y sus capacidades?
Se busca un fundamento independiente de la religión. Por una parte, las creencias religiosas han desembocado en guerras y autos de fe. Por otra, no pueden servir de fundamento a una moral coherente. A partir del S. XVI, científicos y pensadores se enfrentan a la religión y buscan seguridad en el conocimiento, y surge el Racionalismo y el Empirismo. Descartes utiliza la geometría como modelo, y intenta elaborar una ética a partir de unas premisas y de un proceso deductivo. Sin embargo, el empirista Francis Bacón califica ineficaz el método deductivo. Y presenta el método inductivo, que propone eliminar los prejuicios derivados de la educación, de la opinión y de la autoridad. Newton aplica a las ciencias los métodos empíricos de observación y experimentación. En ética, Shaftesbury pretende fundamentar los principios éticos sobre sí mismos sin acudir a la religión, ni a los elementos externos al individuo. Las raíces de la moral se encuentran en la propia naturaleza humana. Lo que es moralmente bueno es algo que sentimos.
En este contexto, David Hume repulsa la religión y cualquier dogmatismo, y quiere mostrar la inestabilidad de las creencias religiosas y eliminar la mala influencia que tienen sobre el ser humano. Con la influencia del método inductivo y de la observación, Hume intenta realizar lo mismo en el terreno de las ciencias humanas, y tras un estudio de la naturaleza humana, elabora una ciencia moral empírica, y rechaza todo sistema de ética que no esté fundado en los hechos y en la observación. En el Tratado de la naturaleza humana y en Investigación sobre los principios de la moral aplica el estudio de la moral, sin pretender presentar una forma moral, ni decir cómo debería ser la moral, describe cómo se realizan los juicios morales.
La moral se ocupará de juicios morales, y según los filósofos de otras épocas responden que el fundamento de la moral se encuentra en la razón. Los juicios racionales son de dos tipos, analíticos y sintéticos, ¿los juicios morales pertenece a alguno de estos dos tipos?
¿Serán analíticos?
Del concepto de mentir no se sigue de forma deductiva que sea malo, puede suceder que lo contrario sea cierto. Y de ese juicio tampoco se sigue la acción de no mentir. No es pues un juicio deductivo.
¿Son las cuestiones de hecho el fundamento de la moral? Los juicios de hecho describen fenómenos, nos hablan de lo que es, o de lo que es probable que sea. Mientras que los juicios morales, se refieren a lo que nos gustaría que fuera. De lo que hacemos, de lo que somos, no se sigue lo que deberíamos hacer, lo que deberíamos ser. De lo que es, es imposible deducir lo que debe ser. Si pretendemos como el ser humano debería ser, incurrimos en una falacia.
La razón por si sola nunca puede provocar ninguna acción, no motiva, pero, la moral estimula pasiones y provoca o impide acciones. Por tanto, la razón no es el fundamento de los juicios morales, los juicios morales no son deductivos ni inductivos.
El origen de los juicios morales nace en el interior de uno mismo, en el sentimiento, allí se reprueba el crimen o se alaba la virtud. Ante determinados hechos reaccionamos con pasión, emoción o afecto. Por ello, el vicio y la virtud no son cualidades, sino percepciones de la mente. Las cosas en sí no son buenas o malas, sino que según lo que sintamos de ellas, proyectamos sobre ellas esas cualidades. La razón descubre los objetos, pero la preferencia humana da valores. Las cosas son sólo hechos, es cuando interviene el sentimiento de agrado, gusto o desagrado y dolor cuando adquieren significado, valor, categoría de bueno o malo, y las preferimos o las rechazamos. Del mismo modo, la virtud es toda acción o cualidad a la que un espectador tras sentir placer o agrado hacia ella da su aprobación. Los sentimientos son los que nos impulsan a obrar. Cuando decimos que tal acción es buena, esa afirmación nos llama a realizar esa acción. Los juicios morales determinan nuestro comportamiento, nos inducen a actuar de una forma u otra. La moral es conjunto de juicios, en los cuales se da una aprobación o desaprobación.
¿Cuáles son los principios de la moral, y cómo podemos conocerlos de forma objetiva? Hume parte de la observación de los hechos, y pretende analizar los elementos que la gente atribuye a personas que hacen que a un hombre se le considere digno de aprecio o de desprecio. De esta forma convierte el problema moral en una cuestión de hecho, que puede analizarse con el método experimental.
Las cualidades o acciones cuya valoración genera un sentimiento de placer se aprueban, se consideran buenas, mientras que aquellas que generan daño se desaprueban, se consideran malas. Pero lo que cuenta no es sólo el propio bienestar, también el principio de simpatía, que permite sentir el placer y disgusto ajenos. Las cualidades son las útiles a la comunidad y las útiles a uno mismo. Pero es el sentimiento el que da preferencia a las tendencias útiles sobre las perjudiciales, y depende del agrado del individuo o del grupo. Y ese sentimiento es el deseo de la felicidad para la humanidad y el rechazo de su dolor. Así pues, la utilidad y el agrado son el fundamento de lo que se considera estimable en una persona.
La moral está arraigada en deseos, necesidades e inclinaciones de la propia naturaleza humana. Se apoyan en la mente humana y en los sentimientos. Las virtudes están en la naturaleza humana, y ésta se defiende ella misma, por ejemplo, si un carácter o acción es viciosa, realiza un sentimiento de reproche hacia ese carácter o acción. Pero nuestra naturaleza no es sólo sentimiento, es también razón. La rectitud moral de una acción, es también objeto de razonamiento. Y la utilidad en la que se apoya la valoración de las cualidades personales, ha de tener en cuenta la sociedad porque sentimos la obligación de justicia hacia otros seres humanos porque estamos con ellos. Por tanto, la empatía y la compasión son sentimientos que se fundamentan en la necesidad de los otros. Por eso, la felicidad individual va unida a la colectiva. El hombre busca su bien y el bien de la colectividad, dado que es su propio bien. Si vivíésemos en una situación de abundancia y sin ninguna necesidad material, o si fuésemos autosuficientes, sin necesitar de nadie, las reglas de la justicia serían inútiles. Pero no es el caso. Todas las virtudes tienen la facultad en la naturaleza humana de no poder permanecer indiferente al bienestar de sus semejantes, y valora que es un bien lo que promueve la felicidad de sus semejantes, y un mal lo que promueve su miseria.
La moral está fundada en la propia naturaleza humana, en los sentimientos, utilidad, hedonismo e incluso capacidades racionales. Y sin dogmas, ya que alguien que piense por sí mismo no necesita para actuar moralmente de ningún motivo religioso y, por desgracia, aquellos que son incapaces de pensar por sí mismos, son tan insensibles al pensamiento religioso como a los motivos de la razón.