Portada » Filosofía » Sentido de la vida segun el cristianismo
Sabía que cada persona debe buscar la verdad, para lo cual tiene que esforzarse en instruir su inteligencia y formar correctamente la conciencia. El estudio y la reflexión eran para él el mejor medio de descubrir la verdad, tanto en su dimensión teórica como en la práctica. Estima la inteligencia y la deleitación que brota de la contemplación de la verdad como uno de los mayores placeres del alma.
lo vincula íntimamente con la verdad. El bien moral se conoce a través de una conciencia bien formada. En cuanto que es lo que perfecciona al hombre, este bien es el fin para el que estamos hechos, y lo que nos va a proporcionar verdadero “placer”, según dice en la “Utopía”, mientras que si se buscan los placeres propios de los bienes inferiores, no tendrá descanso su alma.
fuertemente relacionado con la verdad. Independientemente de que se crea en una religión, hay en cada ser humano una huella sobrenatural que se descubre en su deseo de inmortalidad, en el reconocimiento de que ha de haber un juicio de las obras, según sean éstas buenas o malas, después de la muerte. Moro cree en Dios Creador y redentor del género humano en la persona de Jesucristo. Es cristiano católico.
deseo inscrito en todo hombre que le lleva a desear saber y a una serie de descubrimientos como fruto de esa búsqueda. Fundamental para hacer posible este conocimiento es remover los obstáculos que impiden ponernos frente a la verdad de las cosas y de nosotros mismo;
Dicho positivamente: es necesario crear la actitud interior apropiada para esa confrontación con la realidad.
será bueno lo que nos haga más o mejor persona, mientras que será malo lo que nos haga peores personas. Se trata de ser más, no de tener más. Incorpora al valor del bien el amor, la libertad y la practica de valores.
al darnos nos trascendemos, salimos de nosotros mismos y colaboramos en la construcción de la civilización del amor. Su fundamento más profundo y definitivo: Dios. Reconoce que somos un ser creado a imagen y semejanza de Dios. Dañar al hombre y atacar su dignidad es, en el fondo, herir a Dios.
El bien no eran las obras, la ayuda solidaria, atender a niños o ancianos abandonados, sino que consistía en amarlos. Por eso él señala que a lo que había que atender no era a los efectos de la pobreza, sino a la causa de ésta y ésta era la falta de amor al otro.
Encontrar el sentido de la vida para cada uno, quién es uno y para qué está donde está. Plantea que para encontrar el rumbo es necesario admitir que provenimos de Dios.
aborda el tema de la trascendencia desde dos vectores: uno es el de la vida y el otro es el de la muerte. En el de la vida parte de la necesidad de un orden y una jerarquía, por lo que critica el apego que tenemos a las cosas materiales, advierte que tienden a nublar la vista y por lo tanto pueden hacer perder el verdadero rumbo.
Muerte desde dos perspectivas: agonía y enfermedades, y muerte del cristiano (hallar a Dios). El se toma de la segunda, la muerte, por lo tanto, para los que creen en la trascendencia del alma, no debe ser sinónimo de pena, sino de alegría. Como podemos ver, la trascendencia, para Alberto Hurtado, es la vía a través de la cual se puede alcanzar el sumo bien y la verdad última, por lo mismo, como vimos anteriormente, el diagnóstico de su enfermedad mortal a tan temprana edad no fue una tragedia, sino un premio para él.
comprensión profunda y llena de sentido del mundo, de uno mismo y del ser en sí mismo, de la realidad, desde sus causas y su esencia más profunda. La verdad es lo que dará sentido completo a la vida humana. Valora la experiencia vital como punto de contacto privilegiado con la realidad.
El bien moral al que accede a través de su conciencia lo plasma en el ejercicio de las virtudes, tanto morales como intelectuales.
Profundizo en la dimensión humana de la trascendencia, por la que salía de sí misma para darse a los demás y crear así una comunidad más justa. Señala que son tres los caminos de acceso al conocimiento de Dios: el natural a partir de la razón; el sobrenatural a través de la fe, en el cual se basan los teólogos; y el propio de experiencias sobrenaturales, en el cual el papel decisivo lo juegan la inspiración y la revelación.
cada hombre tiene una dignidad y un valor único, el cual hay que estimar, formando así una comunidad de personas construida sobre ese valor y movida por el amor. Esta noción de verdad en la Madre Teresa está especialmente ligada con el autoconocimiento y con la valentía de llevar a cabo aquello que se conoce de sí mismo. Una dimensión aún más profunda de la verdad del ser humano pasa por el hecho de ver en cada persona a Jesús mismo.
La caridad es la forma concreta y sublime en que la Madre Teresa entiende y vive el valor del bien .
el trascender de Teresa nos obliga a referirse al hecho de que ella vivió movida por la confianza en que toda su vida tenía sentido desde la figura de Cristo. Esta visión trascendente de su obra le hacía muy consciente de la necesidad real que cada misionera de la caridad tenía de llenarse primero del amor divino de Dios para poder luego llevarlo a los demás.