Portada » Historia » Semana Trágica de Barcelona en 1909: Relato de José Pijoan
Se trata de una fuente primaria, un documento histórico-literario. En concreto, es un fragmento de una carta personal en la que se describe parte de los sucesos acontecidos durante la Semana Trágica de Barcelona (julio de 1909), según José Pijoan. En cuanto a la cronología, este debe ser situado en los primeros años del reinado de Alfonso XIII y bajo el gobierno de Antonio Maura (Partido Conservador). La carta fue redactada el 31 de julio de 1909, fecha en la que hubo una revuelta popular en Barcelona, como consecuencia de las numerosas bajas dentro del ejército español producidas en la zona del protectorado marroquí.
El autor del mismo es José Pijoan, crítico de arte e historiador español. Estudió arquitectura en su ciudad natal y desde muy joven se incorporó al resurgimiento catalán, siendo uno de los más activos y eficaces colaboradores de la política cultural de Prat de la Riba. Figuró entre los fundadores del *Institut d’Estudis Catalans*, del cual fue secretario. Se trata de un documento inicialmente privado (más tarde publicado), de carácter personal, dirigido a Juan Maragall (poeta catalán considerado de los padres de la poesía catalana moderna). Por lo tanto, no está exenta de cierta subjetividad, y con la intención de informarle sobre los acontecimientos acaecidos en la ciudad condal.
Del fragmento seleccionado, se puede indicar una idea principal: la descripción de los hechos acaecidos durante la Semana Trágica de Barcelona, secuenciado por días y desde la óptica de José Pijoan. Y, en segundo lugar, la indicación de algunos detalles de la misma, como el inicio de una huelga general «por lo de Melilla» con el posterior incendio de iglesias y otros edificios (como los «Escolapios») mientras «la gente bailaba»; o la formación de barricadas con enfrentamientos con las tropas gubernamentales, que fueron ocupando las distintas zonas de la ciudad condal.
Por último, en la parte final del texto, a modo de queja o lamento final, la indicación de los factores que, según él, explicaban su fracaso: la carencia de una ideología clara previa («sin una palabra ni una idea») en esta «revuelta sangrienta»; y la poca diligencia de los partidarios de Alejandro Lerroux al no proclamar la República en el ayuntamiento de Barcelona.
Igualmente, destacan los siguientes términos:
A finales de julio de 1909 tuvo lugar la Semana Trágica de Barcelona. Aunque existen factores generales como el gran auge de las movilizaciones obreras, el desarrollo del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, la Ley de Jurisdicciones de 1906 y la política autoritaria del gobierno de Maura, fue la guerra de Marruecos la que determinó el estallido de la misma.
Los ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de una compañía minera llevaron al gobierno de Maura a ordenar en 1909 que los soldados reservistas catalanes de la 3ª Brigada se agruparan en el puerto de Barcelona para defender Melilla de los ataques marroquíes. Aunque los incidentes ya se iniciaron cuando se embarcaban, tras la noticia del Desastre del Barranco del Lobo el día 26 de julio estalló la huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT, que trajo consigo la destrucción de tranvías, la quema de conventos y enfrentamientos con el ejército. El gobierno reaccionó con dureza: un centenar de muertos y heridos, diecisiete condenas a muerte y más de mil encarcelados, siendo ajusticiado en el castillo de Montjuic Francisco Ferrer Guardia, anarquista y fundador de una Escuela Moderna de libre pensamiento. La opinión internacional y los partidos de la oposición en España montaron una campaña contra Maura, que ante las protestas del pueblo dimitió siendo sustituido por Segismundo Moret.
El balance final de los disturbios supuso un total de 78 muertos, medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (80 religiosos). El gobierno Maura, por medio de su ministro de la Gobernación, inició el 31 de julio una durísima represión. Así, se detuvo a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte (uno de ellos, Francisco Ferrer Guardia). Además, se clausuraron los sindicatos y se ordenó el cierre de las escuelas laicas.