Portada » Historia » Segunda República: Evolución Política y Social (1933-1936)
Las elecciones generales de noviembre de 1933, en las que, de acuerdo con la Constitución, las mujeres hicieron efectivo su derecho al voto, dieron el triunfo a la derecha. La CEDA se convirtió en el partido más votado, seguido por los radicales de Lerroux. Los monárquicos anti republicanos lograron una representación muy aceptable. La izquierda quedó derrotada: Los socialistas perdieron bastantes diputados y Acción Republicana, el partido de Azaña, quedó reducido a 5 frente a los 28 que había obtenido en 1931.
El resultado de las elecciones hacía impensable gobernar sin el apoyo de la CEDA o que ésta lo pretendiera sin contar con el Partido Radical de Lerroux. Alcalá Zamora no quiso dar el gobierno a Gil Robles y se lo entregó a Lerroux, así que el Partido Radical gobernó con el apoyo de la CEDA.
En diciembre de 1933, Lerroux formó un gobierno con miembros del Partido Radical con el apoyo parlamentario de la CEDA. Los radicales necesitaban los votos de la CEDA para gobernar y estos exigían una política de revisión de la obra legislativa del gobierno de Azaña, lo que implicó suspender la política de reformas del bienio anterior. Así, se impidió la aplicación de la ley de congregaciones religiosas, se derogó la ley de términos municipales, se frenó la reforma agraria y se aprobó una ley de amnistía a favor de los implicados en el intento de golpe de estado de Sanjurjo. En cuanto al proceso autonómico, hubo una fuerte oposición a la autonomía catalana y se paralizó la vasca.
Las consecuencias de este conjunto de medidas fueron varias. En el Partido Radical hubo una escisión y su ala izquierda formó un nuevo partido (Unión Republicana). Los republicanos de izquierda decidieron organizarse en un nuevo partido, Izquierda Republicana, bajo la dirección de Azaña. La reacción del PSOE-UGT fue prepararse para iniciar un levantamiento revolucionario en el caso de que la CEDA entrara en el gobierno. Los radicales sabían que sin la CEDA no podían gobernar y ésta terminó exigiendo su participación. En Octubre, Lerroux formó un nuevo gobierno radical con la incorporación de tres ministros de la CEDA. La respuesta no se hizo esperar.
En octubre de 1934 estalló una gran crisis con insurrecciones y huelgas por todo el país en las que participaron la UGT y la CNT.
El comité revolucionario socialista, dirigido por Largo Caballero, declaró la huelga general en toda España. En Madrid los planes previstos fracasaron, así ocurrió también en otras poblaciones. En Vizcaya, en Cataluña la rebelión fue política, protagonizada por la Generalitat. El presidente Companys se declaró en rebeldía contra el gobierno de Lerroux y proclamó «El estado Catalán dentro de la República Federal española». El Estado Catalán de Companys duró unas horas y la guarnición militar de Barcelona, dirigida por el general Batet, acabó con la intentona de Companys, quién fue detenido junto con el resto del gobierno de la Generalitat.
En Asturias se produjo una revolución social, traducida en un violento movimiento insurreccional. Aquí se había formado una alianza obrera que agrupaba al PSOE-UGT, la CNT y los comunistas. Entre el 5 y el 19 de octubre, militares obreros y mineros bien armados ocuparon la provincia. Provistos de dinamita y de armas, los sublevados asaltaron cuarteles de la Guardia Civil. Se produjo una Revolución política, social y económica. Se quería instaurar la dictadura del proletariado.
Para sofocar la rebelión, el Gobierno recurrió a la Legión y a las tropas de regulares de Marruecos, en una operación coordinada por Franco. La revolución dejó un balance de muertos, heridos entre fuerzas de seguridad. En toda España se practicaron miles de detenciones.
Tras los hechos de octubre ya nada sería igual. El PSOE, al defender sus objetivos revolucionarios, había roto con la legalidad republicana. Muchos dirigentes socialistas fueron encarcelados, y también Azaña, al que se quiso implicar en la revolución. Con respecto a Cataluña, con el gobierno de la Generalitat en la cárcel, se suspendió el Estatuto de Autonomía. En lo militar, Gil Robles, entonces ministro de la Guerra, incorporó a los más altos puestos a los generales Fanjul, Goded, Mola y Franco, famosos por su antiazañismo y de dudosa lealtad republicana.
El gobierno radical cedista, en vez de avanzar, estaba paralizado por las diferencias entre ambos partidos.
Todo se precipitó en este año de 1935 con los escándalos de corrupción en los que se vio envuelto el Partido Radical: El estraperlo y el asunto Nombela por pagos irregulares a una naviera. Desacreditado el gobierno, Lerroux no podía seguir al frente. José María Gil Robles esperaba que Alcalá Zamora le confiara el gobierno, pero el presidente de la República se negó a entregarles el poder.
La izquierda comprendió que la unidad republicano socialista era la fórmula para contener a la derecha y triunfar en las elecciones de febrero de 1936.
Se formó así una amplia coalición de partidos de izquierda, el Frente Popular. El programa de la coalición era reformista, en síntesis, retomar y relanzar la obra legislativa del gobierno de Azaña de 1931 a 1933, además defendía una amnistía general para los encarcelados por los sucesos de octubre de 1934.
Frente a las izquierdas, las derechas no llegaron a formar un frente único.
Las elecciones de febrero de 1936 dieron la victoria al Frente Popular. El poder cambió, pasando el Gobierno de la República de las manos de la derecha a las de la izquierda.
Tras las elecciones, Azaña formó un gobierno integrado únicamente por republicanos de izquierda, sin participación de los socialistas al haberse negado estos a formar un gobierno de coalición. Este gobierno puso en marcha el programa del Frente Popular. Se concedió una amnistía general para todos los encarcelados por delitos políticos y sociales en relación con la Revolución de Octubre de 1934; se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña y Companys volvía a presidir la Generalitat; las organizaciones sindicales volvían a movilizar a los trabajadores y se acentuaban las huelgas; en el campo la intensificación de los conflictos sociales aceleró la ocupación de tierras por los campesinos mientras se ponía en marcha la Ley de Reforma Agraria de 1932. En general, el Frente Popular triunfó en las grandes ciudades. La escala de huelgas, desórdenes y atentados demostraba que los sectores violentos se estaban imponiendo en ambos bandos. La violencia callejera se traducía en atentados. La CEDA perdió influencia frente a la derecha autoritaria de Calvo Sotelo, impulsada por Falange, al modo del fascismo italiano.
La destitución del Presidente de la República, Alcalá Zamora, propició la elección de Azaña como Presidente de la República. Azaña llamó a Casares Quiroga, líder de la ORGA, que formó un gobierno solo con republicanos el 13 de mayo.
La acción del gobierno avanzaba por la vía reformista. Se aplicaba la Ley de Reforma Agraria, se tramitaba en las Cortes el Estatuto del País Vasco. El clima de radicalización social y política hacía inviable cualquier vía de diálogo. Eran demasiado corrientes los asesinatos, las bombas, los ajustes de cuentas, las quemas de iglesias…
Mientras, la conspiración militar iba precisándose. El gobierno, en previsión de una posible intervención militar, había alejado a los generales sospechosos con destinos distantes entre sí: Franco a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Navarra. Pero estos cambios no sirvieron para frenar el golpe militar. Mola fue el organizador del alzamiento militar. Las conspiraciones evidenciaban que no todos los militares estaban con la insurrección. Por eso el proceso se tomó su tiempo. El 12 de julio, era asesinado el teniente José Del Castillo, de la Guardia de Asalto y como represalia, sus compañeros decidían asesinar a José Calvo Sotelo. El 17 de julio, la guarnición de Melilla se sublevaba y se extendía, con éxito, a todo el protectorado en Marruecos en ese mismo día. El 18 se extendía a la península. Antes de terminar el mes de julio, España había quedado dividida en 2 zonas: Una, con la República; la otra, al lado de la sublevación militar. Comenzaba el enfrentamiento entre ambas. Era la guerra civil.