Portada » Economía » Segmentación Laboral en el Postfordismo: Causas y Consecuencias
La existencia de distintos segmentos laborales ha sido una constante en la historia del capitalismo, pero sus características han evolucionado debido a la propia dinámica de la vida laboral. El éxito del proceso productivo depende de la cooperación activa de los trabajadores, lo que obliga a las empresas a buscar cierto consenso. Las políticas públicas juegan un papel crucial en la resolución de este conflicto.
Esta dinámica también está influenciada por cambios generales en la estructura productiva, como la composición y naturaleza de los procesos productivos, el grado de competencia entre empresas y la estructura empresarial. Las líneas potenciales de cambio se encuentran en diversos planos, incluyendo campos que han experimentado transformaciones significativas en las últimas dos décadas, como la tecnología.
A menudo, estos cambios se perciben como meras transformaciones externas a las que las empresas se adaptan pasivamente. Sin embargo, algunos de estos cambios son el resultado de políticas empresariales o de sus propios procesos de aprendizaje y búsqueda de nuevas oportunidades de rentabilidad. Otros son respuestas a presiones externas. Es fundamental subrayar que las profundas transformaciones del mercado laboral son el resultado de una combinación de respuestas adaptativas al entorno y estrategias conscientes desarrolladas por las empresas.
En la mayoría de los países desarrollados, se ha observado un debilitamiento de los mercados internos de trabajo, mientras que los mercados profesionales y secundarios han crecido. La pérdida de las condiciones laborales favorables de la etapa anterior ha reducido el empleo en los mercados internos y la importancia de las pautas normalizadas que proporcionaban certeza y protección. Se ha producido una mayor individualización de las relaciones laborales y una mayor relevancia de la carrera individual frente a los sistemas de determinación colectiva de las condiciones de empleo.
Esta transformación no ha sido ni tan drástica ni tan generalizada como a menudo se supone. Podemos identificar tres conjuntos fundamentales de factores de cambio:
En términos convencionales, se trata de cambios que afectan a las empresas y a los marcos reguladores.
La reorganización productiva y empresarial resultante ha estado dominada por los siguientes ejes básicos:
Las políticas centradas en la flexibilidad y la reducción de costes laborales conducen a una mayor segmentación, que no se limita a la aparición de asalariados con diferentes tipos de contratos. La subcontratación es otro mecanismo común, que fragmenta las unidades de trabajo, aunque no descentraliza el poder empresarial. Esta fragmentación debilita las bases sindicales, reduce las posibilidades de carrera profesional y aumenta la presión del mercado sobre las condiciones de trabajo. Las grandes empresas tienden cada vez más a adoptar la forma de núcleos coordinadores de una extensa red de empresas. En muchos casos, estas redes se diversifican en subredes, con condiciones de trabajo progresivamente peores a medida que se desciende en la jerarquía. Este es un mecanismo clave para lograr flexibilidad numérica y reducir costes salariales.
En esta misma dirección operan las propuestas de diversificar las esferas de negociación salarial y aumentar las partes variables del salario, vinculándolas a las situaciones particulares de cada empresa, centro de trabajo o sección. En definitiva, la segmentación de la contratación y el empleo aumenta como resultado de estrategias que buscan reducir costes y aumentar el control empresarial sobre la actividad laboral.
El crecimiento de los segmentos es el resultado de políticas empresariales de empleo temporal y subcontratación, así como de la aparición de algunos mercados profesionales debido a la ruptura de los antiguos mercados internos. También es producto de los cambios en la estructura tecno-productiva. Este proceso puede autorreforzarse: si conduce a un aumento significativo de las diferencias de renta, los sectores favorecidos generan una demanda de empleo de bajos salarios. El paro masivo reduce el poder relativo de los asalariados, y muchas medidas de subcontratación y reestructuración se han implementado bajo la amenaza de pérdidas masivas de empleos. En la situación actual, las contrapartidas favorables a los trabajadores son más concesiones que derechos, y se les niega su autonomía real. Este fenómeno no es nuevo, sino que fue el punto de partida de muchos mercados internos. Su posible renacimiento se ve favorecido por el nuevo contexto general y por las crecientes demandas empresariales de una mano de obra adaptable, flexible y poco exigente.