Portada » Lengua y literatura » Secuencia cuentos de terror
TEMA 10.EL RENACIMIENTO DEL CUENTO EN EL SIGLO XIX . En el siglo XVIII los ilustrados habían escrito cuentos filosóficos, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se consolidó como género autónomo. A partir de la segunda mitad de siglo aumenta considerablemente su producción. Las técnicas y aspiraciones de la novela realista se trasladaron al espacio concentrado del cuento, de hecho los principales escritores realistas cultivaron su escritura. Simultáneamente se manifestó una fuerte inclinación por el género fantástico, cuyos antecedentes más próximos estaban en la novela de terror anglosajana (Frankestein) y alemana (Hoffmann). POE junto con el irlandés LE FANU renovaron y revitalizaron el género de terror, dotándolo de una dimensión psicológica y creando un molde moderno. Aunque dentro del género fantástico predomina el terror,no hay que olvidar otras variaciones menos frecuentes,la fantasía satírica del ruso Gogol en “La nariz”, la fantasía moralizante de Dickens en sus “Cuentos de Navidad”,la fantasía y el terror con propósitos éticos de Stevenson en “El diablo de la botella”.Otra línea que se abre con el cuento decimonónico es la policíaca, fijando moldes que siguen siendo operativos en la actualidad.
1. EDGAR ALLAN POE sus relatos contienen elementos desagradables, de horror,también se nutren de su propia autobiografía, el alcoholismo de su padre marcó trágicamente la vida de toda su familia.
Adoptado por una rica familia escocesa, pasó unos años interno en un colegio escocés y otro próximo a Londres, donde vivió una terrible experiencia de aislamiento y desorientación. Ese espacio, es el que le proporciona el decorado de muchos de sus cuentos: vieja casa inmensa, entre las brumas, rodeada de altísimos muros y con sótanos en los que se adivinan mazmorras. A primera vista sus cuentos de terror son idénticos a los clásicos: protagonista aislado en viejo castillo, encerrado en una celda o perdido en medio del bosque. Sin embargo, no describe nunca esos lugares: describe la angustia y la incomodidad de encontrarse en ellos. No hay interés en crear escenografía como en los cuentos clásicos, sino en sugerir el estado de ánimo. El lector queda absorbido paulatinamente en la lectura, que siempre empieza de forma lenta a fin de permitir que se adentre en la dimensión psicológica, porque el universo de sus relatos no se sitúa en el mundo real ni en el sobrenatural, sino que se trata de un mundo mental construido a expensas de la realidad objetiva. El autor no pretende convencernos de la realidad de este universo, sino hacernos partícipes del estado de ánimo de una persona cuya conciencia se halla profundamente alterada, como por ejemplo sucede en “La caída de la casa Usher”. Esta misma obra también ofrece uno de los temas recurrentes del autor: la tortura, y en concreto, el del enterramiento en vida. No tienen menos interés los relatos que anuncian el género policíaco moderno. Monsieur Dupin, el detective de “La carta robada” y “Los crímenes de la calle Morgue” encarna el prototipo de todos los detectives: dandi, lógico e intuitivo. En Inglaterra desencadenó una pasión por el análisis y la narración detectivesca, en la que destacan autores como ARTHUR CONAN DOYLE o AGATA CHRISTIE .
2. GUY DE MAUPASSANT Muy próximo a Flaubert por las relaciones de su familia, él fue su maestro e introductor en el mundo literario. La mayor parte de sus relatos siguen la concepción naturalista en cuanto a impasibilidad narrativa, representación de la realidad, visión pesimista y actitud crítica. El más conocido es “Bola de sebo”, apodo de una deliciosa prostituta que durante la ocupación prusiana huye de la ciudad, compartiendo diligencia con dos monjitas, un revolucionario y unos burgueses, personajes cuya moralidad y patriotismo se ponen en evidencia frente a la generosidad y sacrificio de
la mujer supuestamente inferior. La otra vertiente de su producción se centra en el relato fantástico, y sus aportaciones resultan favorables en la evolución y enriquecimiento del género.
Si por una parte se aprecia la influencia de Poe, de cuya obra era un buen conocedor, por otra sus delirantes creaciones se nutren de su propio estado mental, las frecuentes alucinaciones que lo llevaron a la locura, como consecuencia de la sífilis. Entre los temas principales destaca el de “la presencia inexplicada”, bien sea invisible, tal es el caso de “El horla” o fragmentada, “La mano”. En estos cuentos abundan los detalles realistas de la vida cotidiana, que se contraponen a hechos inexplicables que suceden desde el principio, a los que el narrador-protagonista trata de buscar una explicación. Obviamente no lo consigue, y es al lector al que corresponde dilucidar si estos hechos son reales o son alteraciones de la mente de los personajes, que por lo general son individuos aislados socialmente, con dificultades para comunicarse con los demás. Es su aislamiento lo que propicia la presencia de lo irracional en su vida. El protagonista de uno de sus relatos más conocidos, es un ciudadano normal que presencia atónito cómo todos los muebles de su casa están saliendo por la puerta; que cuando los localiza en un almacén y llega la policía, ya se han esfumado, y que finalmente un buen día recibe la noticia de que todos los objetos han regresado a ocupar su lugar. Su desconcierto llega al punto de que se interna voluntariamente en una casa de salud.
ANTON CHEJOV El ruso Chejov fue un prolífico escritor de cuentos, ya que desde su juventud colaboró con revistas literarias para atender a sus necesidades económicas y a las de su familia. Sorprende la gran calidad literaria de sus cuentos, a pesar de su abundancia y la premura con la que los escribió. Tal volumen de páginas le permite ofrecer un vasto panorama de la sociedad rusa de finales de siglo. Sus relatos breves son una enciclopedia de la vida rusa, integrando en ellos el mundo rural, la gran ciudad y las ciudades de provincia, y sin pasar por alto ninguna edad, sexo o clase social. El cuento más conocido de Chejov, “La dama del perrito”, ofrece una imagen plácida y luminosa del autor que no se corresponde con el tono general, más bien triste y melancólico. Dos ideas predominan, conectadas con su propia vida, pues como médico sabía que sufría una tisis incurable y que moriría prematuramente. Una es la inevitabilidad de la muerte; la otra, que la vida es un don precioso que nosotros inconscientemente derrochamos. En general, los personajes de los relatos de Chejov son unos seres extraños, inútiles, llenos de buenos propósitos, pero incapaces para la acción. En unos casos son incapaces de labrar su propia felicidad, en otros, de mejorar las condiciones sociales de sus semejantes. Lo más turbador es que saben lo que tienen que hacer y no son capaces de hacerlo, parecen derrotados de antemano, conscientes del vacío y falsedad de sus vidas. Por eso, aunque las historias se enmarcan en un contexto ruso, nada más lejos de restringirse a un alcance local o nacional: las tragedias cotidianas cobran alcance universal y representan las grandes cuestiones del ser humano.