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6-4. El pensamiento de Santo Tomás de Aquino.6-4-1. El conocimiento.(razon y fe)
istingue Tomás de Aquino, como es habitual en la filosofía cristiana, la razón de la fe. Se trata de dos
fuentes de conocimiento, una de carácter natural, y la otra de carácter sobrenatural. Entre ellas hay
armonía y autonomía Además, y a pesar de la autonomía, hay un cierto número de verdades (por ejemplo, la existencia de Dios,
la creación, etc.) que pueden ser conocidas por fe pero también por la razón. Aunque bien es verdad que
no al mismo tiempo y en el mismo sujeto. Estas verdades comunes se llaman preámbulos de la fe.Tanto la fe como la razón pueden considerarse en tres aspectos distintos: como actos, como hábitos, ycomo objetos. La fe, en cuanto acto, se define como asentimiento del entendimiento movido por la
voluntad, que es a su vez movida por la gracia de Dios; la fe, en cuanto hábito, es una de las virtudes
teologales (versa sobre Dios), y es considerada virtud infusa (infundida por Dios, por ejemplo a través delbautismo); la fe, en cuanto objeto, es decir, el objeto de la fe, es Dios y lo que con Él se relaciona , pero ala luz de la revelación.La razón, en cuanto acto, hace referencia al conocimiento adquirido mediante el concepto, el juicio, o el
razonamiento concreto. Este conocimiento es más evidente y claro que el de la fe, pero menos seguro. Lateoría del conocimiento de Tomás de Aquino sigue, en gran parte, lo que dice Aristóteles sobre la mismaen su libro Sobre el alma. Como está unida al cuerpo, el conocimiento está en relación con la sensación,
pues tiene su origen en los sentidos y, a partir de estos, extrae los inteligibles que están en todas lassustancias. Ese elemento inteligible es lo universal, la forma sustancial. Sobre los universales mantuvoTomás de Aquino la postura llamada realismo moderado. Según ella, el universal existe antes de la cosas
(en la mente de Dios como idea ejemplar), en la cosa (como forma sustancial de la misma), y después dela cosa (en la mente del hombre como concepto). Que el conocimiento se origine en los sentidos nosignifica que la razón no pueda ir más allá de lo sensible en el conocimiento La razón, en cuanto hábito, refiere a la ciencia, es decir, a la disposición capaz de demostrar. Por último,el objeto de la razón es la realidad entera conocida a la luz natural de esa misma razón.La ciencia (filosofía, razón, conocimiento natural) se divide de acuerdo al tipo de orden con el que se
relaciona. Si se limita a considerar el orden que existe en la realidad y que es previo a la propia
consideración de la ciencia, tenemos las ciencias especulativas o teóricas: la física, la matemática, y la
metafísica (ontología y teología). Si trata acerca del orden que ella misma, en cuanto razón, impone a las
cosas que considera, tendremos la lógica (arte liberal). Si trata del orden que, en cuanto razón, impone a
las acciones que dependen de la voluntad en orden a la consecución de la felicidad, tendremos la filosofía
moral (ética y política). Por último, si trata del orden que ella misma introduce en las cosas al fabricarlas,tendremos la técnica o artes mecánicas.
Es decir, contiene a la realidad creada y a la causa de esa misma realidad creada, que es Dios.Ya hemos dicho que las ciencias que se ocupan de ese orden natural son la física, la matemática y lametafísica. La física de Tomás de Aquino es, básicamente, la misma que la de Aristóteles. Es decir, versa
sobre el ente móvil, el estudio del movimiento (cambio), su definición, sus tipos y sus causas. Realmenteno cabe gran cosa que añadir a lo que ya sabemos por Aristóteles.La física o filosofía del ente móvil, incluye en Santo Tomás, como ya lo hacía en Aristóteles, el estudio
del ente vivo, es decir, la psicología. Acerca de la psicología del hombre, Santo Tomás va a defender una
concepción fundamentalmente aristotélica también, salvo por lo que respecta a algunos puntos que ahora
trataremos. Igual que Aristóteles, Santo Tomás entiende al hombre como una substancia compuesta de
dos cooprincipios sustanciales que son el alma y el cuerpo. El cuerpo es la materia y el alma la forma de
la sustancia. Su unión es natural, no accidental como en Platón. Además, esa unión no es antinatural (el
cuerpo no es una cárcel del alma) sino que es del todo acorde a la naturaleza del hombre. En éste existe,
como en Aristóteles, una sola forma sustancial o alma que ejerce las funciones vegetativas, sensitivas y
racionales. Es, al igual que en Aristóteles, principio de vida y conocimiento. Ahora bien, se diferencia de
Aristóteles en lo siguiente: sin ambigüedades, Santo Tomás declara que el entendimiento agente
pertenece al alma personal de cada cual , el alma es inmortal por su propia naturaleza, es decir, porque al ser
inmaterial es incorruptible el alma del hombre ha de
ser inmortal.
Por supuesto, Santo Tomás, al igual que San Agustín, creía, por fe, en la resurrección del cuerpo.La metafísica, sin embargo, hace abstracción de toda
materia, y se ocupa de nociones inmateriales, bien precisivamente inmateriales (pueden existir en la
materia, pero no necesariamente. Por ejemplo, la forma, el acto, etc.,), o positivamente inmateriales
(nunca existen en la materia. Por ejemplo, Dios).
La metafísica se divide en dos partes, la ontología, que trata del ente, y equivale al estudio del ente
limitado y creado, y la teología natural, que trata del estudio de la causa del ente creado, y que es Dios.
Es el estudio del ente, y aunque se puede llamar a Dios también ente, lo mejor es considerar a Dios como
ser (ente ilimitado), y limitar la ontología al estudio del ente creado o limitado, como ya hemos dicho.
El ser en sentido absoluto o ser real, presenta las siguientes características según Tomás de Aquino:- es
un acto (acto de ser), pero no es forma, pues no determina como ella. La forma es también acto, pero acto
determinante. El ser es un acto que sólo actualiza; -es acto último (pues en el ente la materia es potencia
respecto a la forma y esta es potencia respecto al acto de ser) ; -es fijo y estable ( no es acto dinámico
como lo son la acción o el movimiento); -es los más íntimo de cada ente ; – es lo más perfecto en el ente
(pues es acto y no es potencia).
La esencia puede ser entendida según tres relaciones. En relación al acto de ser o existencia , en relación
al entendimiento, en relación a las operaciones.
En relación al acto de ser, es aquello en que el ente tiene el ser, por tanto, aquello que lo limita, y aquello
que lo recibe en la medida limitada por ella misma. La esencia supone una restricción al acto de ser, lo
determina a ser tal cosa y no otra. Repárese bien que la esencia no añade nada al acto de ser (pues fuera
de este no hay nada), meramente lo limita, lo restringe. La esencia es, por tanto, en el ente creado, todo
aquello que en el ente es potencia respecto al acto de ser, y por tanto incluye en el ente creado material, la
materia y la forma. Como hay también entes creados no materiales (ángeles), ocurre en ellos que su
potencia es su forma sola. La esencia en este sentido no es más que la creación de Dios hecha siguiendo
la idea ejemplar que hay en Él, y según la cual crea. El acto de ser, por otra parte, no es más que el efecto
propio de Dios, que es el ser mismo e ilimitado.
El ente, como noción, tiene la siguientes propiedades lógicas: universalidad máxima (de todo se puede
decir que es ente) y analogía (se dice de cualquier cosa, pero no del mismo modo, sino por analogía).
Además, el ente tiene las llamadas propiedades trascendentales, que son propiedades reales: unidad,
coseidad (todo ente es cosa) alicuidad (todo ente es algo), bondad (todo ente es bueno), verdad (todo ente
es verdadero).
La proposición Dios existe es evidente en sí, dice Tomás de
Aquino, pero no lo es para nosotros debido a la limitación de nuestro entendimiento. Por ello, en relación
a nosotros no podemos considerar que ya nos es evidente que Dios existe.
En cuanto a si hay o no proporción entre lo que conocemos del mundo y Dios, dice Tomás de Aquino que
ciertamente no la hay, pero que basta que conozcamos los efectos para llegar a determinar la existencia
de su causa. De modo que podemos demostrar que Dios existe desde sus efectos, aunque no logremos por
ello tener una idea clara de la naturaleza de Dios. Pero nos bastará, sin embargo, para tener demostrada
su existencia.
La existencia de Dios será demostrada por cinco vías . Todas ellos parten de lo dado a los sentidos y
aplican la misma estructura argumentativa. Son todas pruebas a posteriori por tanto, y en términos de
Santo Tomás esto se llama pruebas quia. Frente a ellas estarían las pruebas a priori , es decir, las pruebas
llamadas propter quid. Tomás de Aquino rechaza estas últimas porque no tenemos un suficiente
conocimiento directo de Dios en la mente.
En todas las vías encontramos , como ya hemos señalado, la misma estructura, que es la que sigue: se
parte de un hecho que es evidente a los sentidos, se aplica el principio de causalidad, se limita la
aplicación del principio para hacer posible su eficacia, y se concluye que Dios existe bajo la formalidad
del dato inicial.
Primera vía. Así pues, todo lo que se mueve se mueve por otro (aplicación del principio de causalidad). A esto que
mueve lo llamamos motor.
La serie de motores móviles no puede ser infinita, pues si no
hubiera un primero de la serie sería imposible la acción causal de cualquiera de los motores intermedios,
A este motor inmóvil es a lo que llamamos Dios
Segunda vía. toda causa del mundo es causada. La serie de causas
causadas no puede ser infinita,ha de haber una primera causa que sea incausada para explicar lo que es
evidente a los sentidos. A esto es a lo que llamamos Dios.
Tercera vía. Es evidente que hay en el mundo seres que son y que pueden no ser, por tanto, que son
contingentes. Por lo tanto ha de haber un
ser necesario, y este es el que llamamos Dios.
Cuarta vía. ser que posea esas perfecciones de una
manera plena y que propiamente las sea. A este ser perfectísimo es a lo que llamamos Dios.
Quinta vía. ha de haber un ser que sea supremo ordenador. A
este ser lo llamamos Dios.
tenemos tres vías para conocer la esencia de Dios:- la afirmativa o de analogía, en virtud de la cual
podemos predicar de Dios las perfecciones que Él ha causado en los entes .Unas, las puras, propiamente,
otras, las mixtas o no puras, virtualmente, es decir, en cuanto Dios tiene el poder de causarlas. Así, de
Dios decimos que es bueno, verdadero, y que tiene el poder de causar cuerpos, pero no que Él sea cuerpo;
– la negativa, en virtud de la cual podemos negar de Dios aquello que es en los entes
La filosofía moral se ocupa del orden que la razón introduce en los actos voluntarios. Ser moral consiste,
precisamente, en ordenar según la razón esos actos. Si consideramos este orden en relación al individuo,
tendremos la ética o filosofía moral del individuo. Si lo consideramos atendiendo a lo colectivo,
tendremos la filosofía moral de la sociedad civil o política.
El acto voluntario es aquel que procede de un principio intrínseco con conocimiento de fin. Al margen
del acto voluntario quedan, por ejemplo, los actos de la potencia vegetativa, o los que tenemos comunes
con lo no viviente (p.ej. caer). Contrarios a lo voluntario son los actos involuntarios, es decir, aquellos
que proceden de causas como la violencia, el miedo, la ignorancia invencible, etc.
Los actos voluntarios se dividen en imperados (los produce otra facultad distinta a la voluntad, pero
movida por la voluntad. Por ejemplo, me muevo por la facultad locomotriz, pero esa facultad mueve
porque la mueve a su vez la voluntad.) y elícitos (son los actos mismos de la voluntad)
La voluntad se define como el apetito racional de bien, y debe distinguirse del apetito sensible.
El bien que la voluntad quiere puede ser de tres tipos: honesto, deleitable y útil. Éste versa sobre los
medios, y aquellos sobre los fines.
El fin último que la voluntad quiere es la felicidad integral, es decir, la felicidad objetivamente
considerada (Dios) y la felicidad subjetivamente considerada (la posesión y el gozo de Dios). A Dios se le
llama también bien común trascendente.
El camino que nos conduce a esa felicidad (la cual no podremos obtener plenamente más que en la otra
vida) viene trazado por la ley moral o ley natural. Esta es la expresión en la naturaleza humana de la ley
eterna pensada por la Razón divina. La ley natural surge de aplicar su primer precepto haz el bien y evita
el mal a las tendencias de la naturaleza humana. Estas tendencias se resumen en tres: las que inclinan por
ser sustancias, las que inclinan por ser animales, y las que inclinan por ser racionales.
Al aplicar el precepto a las tendencias que surgen por ser sustancias, tendremos como deber el cuidado de
nuestra subsistencia, y por tanto, por ejemplo, quedará prohibido el suicidio. En cuanto animales, la
tendencia a procrear, por ejemplo, deberá ser acompañada del deber de cuidar a nuestros hijos. En cuanto
racionales, la aplicación del precepto obligará a la verdad y a la justicia, entre otras cosas.
Los preceptos (deberes) de la ley natural son universales, evidentes e inmutables.
Las fuerzas que tiene el hombre para estabilizarse en el camino de la ley natural, son las virtudes
morales. Se trata, por supuesto, de hábitos adquiridos por repetición de actos de la misma especie (como
en Aristóteles). Santo Tomás presenta como fundamentales las ya clásicas cuatro virtudes cardinales:
prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
En la medida en que el bien y el mal de nuestras acciones voluntarias depende de si nos llevan o nos
alejan de nuestro fin último (Dios), la ética de Santo Tomás es teleológica, y en la medida en que nuestro
Bien supremo es la felicidad, la ética del santo es también eudemonista ( o eudaimonista)
La sociedad civil tiene las siguientes causas:- su origen (causa eficiente) se debe a la naturaleza social del
hombre, no a pacto alguno. Que el hombre es naturalmente social se ve por tres razones: el ser humano no
se basta a sí mismo, el ser humano requiere de la ayuda de otros, el ser humano es esencialmente
comunicativo; -la causa final de la sociedad civil es el bien común inmanente, es decir, aquello que hace
posible la vida virtuosa de los ciudadanos. Ésta requiere de orden, paz, unidad, amistad, salud pública,
etc.;- la causa material (la materia) son los individuos y las intermedias sociedades imperfectas en que se
agrupa (familia, ayuntamiento, etc) y a través de las cuales se integra en la sociedad perfecta (El Estado);
-la causa formal de la sociedad civil perfecta (el Estado) es aquello que permite su unidad y
estructuración, es decir, la autoridad y la ley positiva.
En función de la autoridad Tomás distingue, como Aristóteles, tres gobiernos justos (monarquía,
aristocracia, democracia) y tres que no lo son (tiranía, oligarquía, demagogia). Idealmente Tomás de
Aquino prefería la monarquía, pero siendo realista, prefirió un gobierno mixto que incluyera lo mejor de
cada forma justa. Por otra parte, entendió que no podemos asegurar cuál es la forma de gobierno más
querida por Dios.
En relación a la ley, Santo Tomás consideró que las leyes positivas deben ser expresión de la ley natural,
la cual a su vez es expresión de la ley eterna. Así, aquellas leyes positivas que sean contrarias a las leyes
naturales (que sean contranatura) no son leyes buenas y es justo que el ciudadano se niegue a
cumplirlas, mientras que aquellas que son conforme a la ley natural son justas y buenas y el ciudadano
está obligado a cumplirlas. Dado que la ley natural no establece con total claridad y precisión cada
conducta que el hombre debe realizar para su vida comunitaria, el legislador debe utilizar su razón
práctica para tratar de dar con la ley positiva acorde con los principios prácticos generales insertos en la
naturaleza humana. Por ejemplo, la ley natural establece que el asesinato es moralmente incorrecto pero
no establece con detalle las distintas variantes que esta conducta puede tener, ni las penas que
corresponden a cada una de ellas, de ahí que la función principal del legislador sea la de definir,
concretar, o hacer explícita la ley natural, aplicarla a los casos particulares y establecer los medios
coercitivos para hacerla efectiva. La legalidad no siempre coincide con la moralidad: si el legislador
promulga una ley contraria a la ley natural, y, en último término a la ley divina, es legítimo o moralmente
correcto aunque no sea legal que el súbdito se rebele y no la cumpla.
Por último, la concepción de las relaciones entre Iglesia (sociedad sobrenatural perfecta) y Estado
(sociedad natural perfecta), Santo Tomás las establece en el mismo sentido que establece las relaciones
entre razón y fe, teología revelada y filosofía. Por tanto, autonomía de ambas sociedades, pero en caso de
conflicto la autoridad mayor es la de la Iglesia.