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Los Santos Sergio y Baco fue la primera iglesia que se construyó en Constantinopla. Se construyó como iglesia palatina dentro del Palacio de Hormisda, junto a una antigua iglesia levantada unos 100 años antes, o quizás, parte de ella se izara directamente sobre la iglesia de San Pedro y San Pablo.La planta responde a la temprana tipología de las iglesias bizantinas de doble casco. Es un cuadrado en el que se inscribe un octógono que ocupa la mayor parte de la superficie de la planta. Este recinto central y octogonal alcanza toda la altura del edificio. Para cubrir este cuerpo central se desarrolla una gran bóveda esquifada de ocho lados, constituida por un rincón de claustro octogonal que formalmente se muestra dividida en dieciséis gallones. Se disimulan o se matan las aristas para señalar los dieciséis gallones planos o casi planos. La forma curva de estos gallones hace innecesarias la aparición de trompas o pechinas. Fuera del octógono se constituye el ambulatorio, que soporta a la tribuna y que ambos, proporcionan con su continuidad, los atributos suficientes para calificarlos como de doble casco. Dicha continuidad solo se produce por la exedra principal. Este ambulatorio de espacios poco regulares, se cubre mediante cañones circulares conformados por arcos, fajones o directores. En el lado sur del ambulatorio en la tribuna o planta alta, el techo se resuelve con tres pequeñas bóvedas de arista. En el casco exterior de la iglesia, las esquinas se ochavan mediante cuatro nichos, que dadas las irregularidades de la planta, cada uno de ellos es de distinto tamaño. El testero oeste de la iglesia, se antepone un amplio nártex con arcos atirantado, resuelto en dos plantas y en el que se desarrolla la escalera por la que se accede a la planta alta del nártex y de la iglesia. En la planta superior de este cuerpo de entrada, la cubrición se resuelve mediante cinco bóvedas de aristas. Sus muros fueron aparejados con fábrica de ladrillos macizos de poco canto con gruesas juntas, llagas y tendeles, de mortero de cal, reforzándose con verdugadas de piedra caliza, en hiladas muy distanciadas entre sí. Los huecos se resolvieron con arcos de doble rosca. Algunos de los huecos que acompañan al edificio son adintelados. Estructuralmente se trata de la cubrición de un gran octógono mediante una bóveda que descansa sobre enormes arcos de gran profundidad o anchura de intradós. Estos arcos están ligeramente acarpanelados, son de distintas alturas y descargan en ocho gruesos pilares triangulares. Estas columnas descargan directamente sobre el arquitrabe que conforma al gran friso. Este friso es continuo y toma la forma de las exedras. El ábside poligonal o exedra principal se cubre con una bóveda de cuarto de esfera bastante irregular. El octógono central se conecta con el ábside mediante la corta nave que aloja al santuario, cubriéndose este rectángulo por medio de una bóveda de cañón circular.
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San Vital se inició hacia el año 526 y se finalizó hacia el año 547.
San Vital de Rávena se tiene como el segundo edificio más representativo de la época de
Justiniano.
La planta de San Vital de Rávena, se encaja en la tipología de las iglesias de doble casco. Un casco interior octogonal, de mayor altura, queda envuelto por un segundo octógono concéntrico, de lados paralelos y de menor altura que el anterior.
El espacio central se expande mediante exedras circulares, muy permeables, tanto en el
ambulatorio de la planta baja como en el matroneo o tribuna de la planta alta.
Sobre uno de sus ejes, se emplaza el ábside poligonal, precedido por un cuerpo rectangular en el que se localiza el santuario o presbiterio.
El ábside se flanquea por escaleras y capillas circulares que, simétricamente, se manifiestan al
exterior.
La colocación del nártex es asimétrica, está colocado con un raro ángulo. El atrio, que ya no existe, pudo haber sido paralelo a la calle que recorrió la misma dirección del ángulo con el que el nártex está situado.
Aunque los ladrillos sean algo más delgados que los que se utilizaban y el grueso de las juntas de mortero sea mayor de lo habitual, la fábrica de ladrillo de San Vital refleja el hacer de la buena construcción de los constructores de Rávena.
La ausencia de verdugadas pétreas y la propia construcción de la bóveda mediante anforillas de aligeramiento de San Vital de Rávena, no dejan lugar a dudas de que se trata de una construcción ejecutada por maestros y operarios.
La estructura, básicamente se constituye por ocho soportes triangulares de un espesor no excesivamente grueso colocados en las esquinas de la base que no define al octógono interior. Estos pilares se muestran muy esbeltos.
En la planta alta, la bóveda de cuarto de esfera de la exedra conforma una arquería curvada, de tres arcos acarpanelados que descargan sobre columnillas.
En la planta baja, dichas exedras, se cierran mediante el tipo de arquería curvada.
Dada la delicadeza de las pechinas, uno se adentra en un cimborrio de dieciséis caras en el que, a la altura del arranque de los arcos de sus ventanas, nace la bóveda. Este cimborrio se manifiesta más claramente desde el exterior.
Los lunetos se disponen sin un orden claro de simetría y por esto el techo es tan raro.
La construcción más singular la constituye la bóveda principal que es hemisférica y se construyó mediante anforillas enchufadas.
Por encima de esta bóveda, una estructura de madera soporta a la cubrición de este pabellón central.
El antecoro se cubre con bóveda de crucería en la que las aristas se abren o achaflanan para converger en la clave.
El ábside se cubre con una perfecta bóveda de cuarto de esfera.
Las columnas y los soportes lucen magníficas placas de mármol proconésico con abundante colorido y perfecto corte simétrico. También podemos disfrutar de una gran variedad de capiteles, siempre coronados con un cimacio o bloque de imposta tronco piramidal invertido y con rica decoración de aves, de claro origen sasánida u oriental.
Las basas de las columnas son poligonales y escalonadas.
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La primitiva Santa Sofía o Templo de la Divina Sabiduría, se comenzó a construir en tiempo de
Constantino y debió terminarse y consagrarse por Constantino II hacia el año 360. Ha sido la construcción que ha tenido el mayor número de reconstrucciones.
En el año 404 fue reconstruida en honor del mártir San Juan Crisóstomo tras sufrir las consecuencias de un gran incendio.
Terminada esta reconstrucción, fue nuevamente consagrada por Teodosio II en el año 415.
En el año 558, los empujes de la rebajada bóveda terminaron por desplazar, hacia fuera, a los dos grandes arcos laterales. Al menos la mitad de la bóveda de media naranja o baída, se hundió por su lado sur, arrastrando en la caída las pechinas de este costado.
Se demolieron los restos de la bóveda.
Se aplomaron los soportes, se reconstruyeron los arcos y pechinas. La nueva bóveda ya no era baída. La cúpula es ahora nervada con marcados gallones.
De nuevo en 869, se movió el gran arco transversal, por lo que hubo que colocarle en esta fachada noroeste o del nártex, los cuatro grandes arbotantes con arcos apuntados, que aun conservan.
o fueron suficientes estos arbotantes para soportar el azote del terremoto del año 989. Se terminó demoliendo el gran arco y la parte de la bóveda dicha.
Se colocaron grandes refuerzos metálicos en hierro forjado de magnífica calidad al pie de las
ventanillas del anillo de iluminación de la bóveda que se mantienen en buen estado.
Después de la conquista de Constantinopla por los turcos otomanos en 1453, éstos se dieron buena prisa en transformarla en mezquita y en levantar los cuatro minaretes de sus esquinas. Durante este primer periodo otomano se demolió el viejo Palacio Patriarcal y se levantaron adosadas otras construcciones, entre las que podemos visitar las tumbas imperiales otomanas. Se incluyeron nuevos contrafuertes y refuerzos exteriores.
Hacia el primer cuarto del siglo XIX se llevó a cabo una gran reforma de la decoración interior.
La planta es un rectángulo de 257 por 235 pies cuadrados, que aloja en su interior un cuadrado de 100 pies de lado, el cual orienta sus diagonales según las direcciones de los puntos cardinales. Como planta de iglesia debe ser entendida como de doble casco.
La tribuna, que se resuelve con bóvedas de aristas, rodea totalmente al espacio central salvo en las entradas o conexiones con el nártex y el ábside.
El cuadrado central se expande longitudinalmente con dos espacios simétricos, dotados de grandes semicúpulas, también bóvedas. Estos espacios podrían entenderse como del presbiterio o santuario y, el opuesto, como del exonártex.
El ábside, poligonal en su forma exterior, queda perforado por doble fila de grandes ventanales. La bóveda central, terminada de reconstruir en el año 563, acabó por definir la silueta que hoy presenta el templo. Ésta es más peraltada, hemisférica y de empujes menores.
Se construyó mediante nervaduras de ladrillo; 40 nervios radiales que confluyen cerca de la clave dan cabida a 40 plementos curvos; por esto se puede definir a la bóveda como gallonada. Santa Sofía es una construcción en ladrillo. Aparte de la cimentación, solo los ocho gruesos soportes se construyeron mediante grandes sillares de piedra caliza.
A partir de que los contrafuertes alcanzan la altura de la cornisa de la tribuna o planta alta, estos soportes dejan de ser pétreos para tomar al ladrillo para sus fábricas.
Además de las columnas con sus basas y capiteles, otros elementos pétreos están presentes en esta construcción. Así podemos ver las enormes losas que constituyen las cornisas, donde el mármol es proconésico. También las losas que conforman el pavimento son del mismo mármol.
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ARQUITECTURA MUSULMA A
La Mezquita de Córdoba por su planta, por la fábrica y aparejo de sus muros se relaciona claramente con el arte sirio del periodo Omeya más desarrollado.
La construcción de la Gran Mezquita de Córdoba, se inició hacia el año 780.
Se alzó un muro de algo más de 1m de espesor y no mucha altura, levantado en sillería pétrea. Esta cerca definía un cuadrado de 76’70 x 72’75 m2, que quedó dividido en dos partes iguales. La parte norte quedó descubierta creando un gran patio “sahn” y la otra mitad, apoyada en el muro sur que le servía de qibla, se cubría constituyendo la gran sala hipóstila de oración.
Los muros se levantaron mediante sillería. Estos sillares labrados y bien aristados en una piedra local, una caliza floja, quedaron aparejados de manera que presentaban alternativamente, en cada hilada, un largo mayor y otro menor; lo que se llama como “a soga y tizón” en aparejo de fabrica. La cimentación de estos muros se levantó dotándola de gran firmeza, de manera que sobre una amplia capa de piedra argamasada se ejecutó la cimentación, que se constituyó mediante sillares colocados a hueso.
El aparejo que más ha caracterizado a la mezquita es el aceptado para la ejecución de sus abundantes arcos, en los que se alternan dovelas calizas y otras de iguales proporciones conformadas por hiladas de ladrillos rojos, presentados a sardinel.
La parte cubierta se dividió en once naves separadas por diez arquerías orientadas perpendicularmente al muro sur o de la qibla, conteniendo cada una doce vanos. Estas arquerías dobles en alturas, mantenían una disposición totalmente simétrica.
Los dos aspectos más propios de esta construcción son, “las bóvedas de nervaduras entre cruzadas”
y las “tabicadas de ladrillo”.
En la mezquita cordobesa los arcos bajos son de herradura, se aprietan en las caras laterales de los pilares altos y descargan sobre los cimacios de las columnas, dejando paso de esta manera, al pilar que se alza en la prolongación con la columna correspondiente.
En la coronación de los pilares descargan los arcos que sostienen la banda de muro donde se reciben las vigas del techo.
La gran amplitud de intradós de los arcos de medio punto se debe por tener que albergar, en su interior, el canal de evacuación del agua de la cubierta.
Por otro lado, el ancho del muro de aproximadamente 1 m, reduce la luz de flexión de la viga de madera, lo que contribuye a la eliminación de la zapata.
En la sala de oración de Abderramán I, se colocaron 143 columnas, todas traídas de otros edificios, compuestas por basas áticas muy desiguales y asentadas en distintos niveles de arranque. Los fustes son de mármol entre los que se intercalan otros de granito. Los capiteles son corintios de mármol blanco. Los cimacios son troncopiramidales invertidos.
La portada de San Esteban contiene las más antiguas decoraciones de la arquitectura hispano- musulmana. La puerta es adintelada con dovelas convergentes, quedando descargado el dintel por un arco de herradura ciego y saliente respecto al plano del mismo.
Abderramán III al- asir, en el año 954, después de realizar y reforzar mediante contrafuertes el muro de la fachada y de ampliar el patio, construyó un nuevo alminar que con casi 48 m de altura se convirtió en la torre más alta de occidente. El nuevo alminar es de planta cuadrada de
8’50 m de lado y dispuso de dos cuerpos. El primero se coronó de almenas a la cota de 32 m y sobre él, se alzaba el cuerpo de linterna. Por encima se remontaba el Yamur de 5’30 m de altura con cuatro bolas.
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La construcción es absolutamente bizantina. Así se tiene que el trazado de su planta responde al modelo de las iglesias de planta central.
La Cúpula de la Roca, responde a un esquema centrípeto, como la propia Kaaba. La disposición de su doble ambulatorio hace que el peregrino marche girando en torno a la piedra sagrada.
Se trata de un cuadrado de 38 m de lado que, sometido a un giro de 45 grados, nos da un polígono estrellado de ocho puntas.
En base a esta figura se construyeron la mayor parte de las bóvedas nervadas tabicadas y buena parte de las composiciones de azulejos, mocárabes, lacerias de madera y decoraciones de ladrillos. Se trata de un edificio octogonal, con doble deambulatorio de arquería, la parte central se constituye por un espacio circular de mayor altura, presentando un amplio anillo a modo de gran friso desde el interior y como cimborrio al exterior.
La posición de los vértices de los dos cuadrados sobre el circulo de 26’87 m de radio, determinan los vértices del octógono que definen el muro exterior del edificio.
Una puerta se abre en el punto medio de cada una de las fachadas, de manera que las puertas principales coinciden con los puntos cardinales.
Las intercepciones de los lados de los cuadrados se encuentran a 20’56 m y definen los vértices del octógono que separa el doble deambulatorio. Esta estructura intermedia se resuelve con amplios soportes en “uve”.
Por dichos puntos de intersección, obtenemos una cruz griega cuyo cuadrado central se inscribe en un círculo de 11’13 m de radio, el cual dibuja el espacio central circular en el cual se encuentra la ROCA DE ABRAHAM, de MAHOMA o la piedra angular del TEMPLO DE SALOMÓ . Este espacio central queda definido por una arquería circular, la cual se conforma por una
sucesión de arcos de medio punto.
Por encima de esta arquería, la estructura se transforma en elemento mural de ladrillo, para constituir el gran friso y conformar el cimborrio circular que soporta la qubbat o cúpula.
El cimborrio, tras componer un alto friso, ciego y de lujosa decoración, se perfora mediante
grandes ventanales para iluminar el espacio central.
Sobre este anillo, se alza la reluciente cúpula hemisférica, que es ligeramente apuntada.
La cúpula se conforma mediante doble entramado de madera. La altura de la cúpula es de 15 m sobre la potente cornisa que corona el tambor, la cual se eleva 20’20 m sobre el pavimento exterior del suelo.
Salvo la parte baja del muro exterior, que quedó forrado por gruesas placas de mármol hasta la altura de las ventanas, todo el edificio quedó revestido por medio de mosaicos de pequeños cubos de pasta de vidrio de claro carácter bizantino.
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Mezquitade
Souleiman
Cami: En la mezquita de Souleiman I, en Estambul, la bóveda central descargada por cuatro grandes soportes es contrarrestada por dos medias cúpulas, en la dirección norte-sur.
Aunque la planta de esta enorme mezquita no lo expresa así, el gran esfuerzo de Sinán fue elevar la estructura, tratando de lograr que el conjunto se constituyera bajo una sola bóveda que integrase todo el espacio y hacer, del espacio integrador, un espacio único y, aunque logró mantener la
planta del edificio dentro del cuadrado, la propuesta estructural no deja de estar muy próxima a la construcción de Justiniano.
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Mezquitade
SelimiyeCami: La mezquita de Selimiye Cami es levantada para Selim II hacia el año
1570, es la que consideramos como la mejor y más original obra de Sinán, el cual buscaba lograr un espacio fluido y disperso, sin direccionalidad, en la que se logre que cada forma constructiva quedara integrada en una de orden superior. Las dos semibóvedas del Conjunto de Souleiman I de Estambul son sustituidas por cuatro bóvedas de cuarto de esfera colocadas en las cuatro esquinas del cuadrado e integradas en el tambor octogonal, sin trompas ni pechinas. Esta forma octogonal no se manifiesta en el espacio interior que mantiene la pureza del círculo inscrito en el cuadrado.
Los cuatro minaretes de agujas, con sus 70 m de altura y su gran esbeltez, rompen el aspecto masivo de las bóvedas.
La arquitectura otomana, puede decirse que es una construcción sólida, casi ruda, pétrea, de gran sobriedad en su exterior, en tanto que el interior conservó ese aire mágico y fantástico.
Se dice que el nombre de la Alhambra se debe al color rojizo que tomaron sus murallas al mancharse por el polvo rojo de la arcilla de la colina donde está situada.
La ciudad de la Alhambra tomó apariencia de una gran fortaleza de 740 m de largo, que alcanzaba, en algunos puntos, un ancho de 220 m. Su recinto amurallado tenía una superficie de 10’5 Ha.
Es el palacio doméstico más bello de la historia, en base al ladrillo, a la madera y al yeso.
PalaciodelPatiodelos
Leones:
Queda definido por una galería porticada, en sus cuatro costados, cuyo frente se resuelve por una fina y elegante arquería de arcos festoneados, descargada sobre esbeltas columnas, de mármol blanco de Macael.
En los lados más cortos de este rectángulo de 28’5 x 15’7 m2, sobresalen pabellones, como adosados o formando parte de la arquería, en cuyos centros, fluye una pequeña fuentecilla, cuya
agua terminará en la pila de los leones.
Esta galería, que está presente en toda la arquitectura nazarí, presenta en la Alhambra una indiscutible singularidad.
Esta arquería, que mecánicamente es un pórtico, se resolvió, la mayor parte de las veces, sobre
pilares.
El Patio de los Leones se constituye como elemento ordenador de las habitaciones privadas del monarca y de sus esposas.
La hermosa y sonora fuente de su patio, su cálida luz y su minuciosa arquería, nos desvela que son
connotaciones fundamentales de la pura esencia y diversidad de la arquitectura musulmana. La bella fuente que con sus doce leones centra su patio, tiene su origen judío, con una elevada carga simbólica, y es, todo un tratado de ingeniería hidráulica, explicado con exquisita delicadeza metafórica en los doce versos que figuran en el borde de su pila de mármol blanco.
El complicado sistema de captación de agua era conducida hasta grandes albercas, desde donde se hacía su distribución a los palacios, por la “Acequia Real” que llegaba hasta los “Baños Reales”. El agua procedía del río Darro.
El patio se mantiene a una cota más baja que la de los pavimentos de las dependencias que lo rodean, el agua emana en las pequeñas pilas circulares de estas salas.
La arquería del Patio de los Leones mantiene un orden incierto, sus arcos se empeñan en mantener la misma altura en sus claves, a pesar de que sus vanos toman dimensiones distintas. Los arcos son circulares, aunque se muestran ligeramente de herradura.
En los pabellones que se adelantan en el centro de los lados menores, los arcos son apuntados, mixtilíneos de cortina y estalastíticos. Los arcos de toda la arquería, se muestran como festoneados. Las dependencias que rodean al “Patio de los leones”, eran las residencias reales y moradas de
las cuatro esposas del sultán. Estas dependencias se encuentran como en un podio y hay un zócalo de alicatados. Las paredes se revistieron con decoración geométrica cincelada y tallada sobre gruesa capa de yeso.
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Los Baños Reales de la Alhambra, que pertenecen al Palacio de Comares, quedan algo escondidos, en una especie de sótano al que se accedía por una pequeña escalerilla emplazada en el rincón noreste de dicho palacio.
Construidos bajo el modelo romano y resuelto en dos pisos, se pueden reconocer fácilmente en ellos los lugares para calentar el agua y producir vapor, las salas para abluciones frías y el lugar de reposo, con camas para los masajes, después de las duchas.
Puede sorprendernos su perfecto estado de conservación, ya que esta parte de la Alhambra puede que sea la que mejor se ha conservado y restaurado.
En general, las salas están carente de decoración y casi sin revestir. Solo la sala central, con sus magníficos zócalos encuentra decoración, el resto no tiene más adorno que los agujeros que, con forma de estrella de ocho puntas, permiten la salida del vapor y al mismo tiempo iluminan la estancia abovedada.
El lugar de reposo tiene sus alcobas ricamente decoradas, ocurriendo otro tanto con las alacenas
en las que la ropa quedaba depositada y el lugar para desvestirse, que está ricamente decorado.