24
OCT
2022
Portada
»
Filosofía
»
san agustin de hipona
san agustin de hipona
by estudiapuntes
alma
,
conocimiento
,
cuerpo
,
idea
,
Mundo
,
sensible
0 Comment
2.-EL PROBLEMA DE LA REALIDAD Y CONOCIMIENTO
La Realidad
Platón creía en la existencia de dos ámbitos distintos de la
realidad
:
El
mundo
sensible
formado por las
cosas que percibimos por los sentidos, que es imperfecto, cambiante y perecedero y por otro está el
mundo inteligible compuesto por las esencias trascendentes que se captan por la razón, que es perfecto,
eterno e inmutable. A estas esencias que integran el mundo inteligible reciben el nombre de Ideas.
Las Ideas son entidades reales y objetivas
que existen “en sí” y “por sí”, las Idea o esencias existen en
un plano distinto al de las cosas, existen de forma independiente a sus realizaciones concretas. Son la
verdadera realidad de las cosas, el fundamento y el modelo del mundo real.Todas ellas son únicas,
eternas, inmutables, perfectas e inteligibles. Existe una
idea
para todo lo que vemos o tocamos, hay
ideas de todo lo sensible, de valores morales, estéticos y hasta de cosas artificiales. Aunque las ideas
sean perfectas, eternas e imperecederas no todas tienen la misma importancia, están ordenadas en una
jerarquía que recuerda a la forma de una pirámide: en su base se encuentran las ideas o modelos de
los objetos y seres sensibles y posteriormente los objetos matemáticos y, en su cúspide, las ideas éticas
y estéticas, como las de Belleza o la Justicia y finalmente la idea del Bien en sí. Es el fundamento de
todo ser, de todo entender. Es la esencia suprema del mundo inteligible. Constituye por tanto, el
fundamento ontológico y epistemológico ya que todas las ideas participan plenamente de la idea de
Bien y hace posible que las ideas sean perfectas y racionales. Las ideas no son conocidas plenamente (su
racionalidad y perfección) hasta que no se conoce la idea de Bien. Es como la luz del sol que hace
visibles los objetos del mundo sensible y sin ella no sería posible color o diferencia ninguna. Así,
esta idea es el horizonte donde alcanzan sentido los actos del hombre y el punto de referencia de
las demás ideas.
Por otra parte, lo sensible, lo concreto que no es más que la realización múltiple y cambiante de las
Ideas en la materia imperfecta se relaciona con la Ideas porque las cosas participan de las Ideas. La
teoría de la participación afirma que las Ideas actúan como modelos eternos e inmutables de las cosas,
que a su vez son lo que son porque participan de aquella idea de la cual proceden. Las cosas del mundo
sensible proceden de una Idea a la que tratan de imitar, aunque solo lo consigan parcialmente. Todos los
objetos del mundo sensible intentan parecerse lo más posible a las Ideas de las cuales participan, aunque
nunca puedan lograrlo. Por tanto, las Ideas no son solo el modelo o arquetipo del cual proceden las cosas
sino el ideal al que estas se esfuerzan por acercarse. Hay, por tanto, diversos grados de participación
con la idea de la que proceden, por ello son múltiples y diversos siendo unos mejores copias que
otros.
Relacionado con esta idea Platón explica la formación del universo a través del mito del Demiurgo en
donde se explica a partir de la intervención de este Artífice Supremo que toma como modelo el mundo
de las Ideas y plasma en la materia esas formas, ordenando lo que antes era desordenado y caótico. El
Demiurgo, por tanto, es para Platón un Dios artífice, inteligente y bondadoso, pero no es creador que
necesita de las Ideas ya que son su modelo eterno y también de la materia que es eterna. Este hacedor ha
querido que todas las cosas naciesen lo más semejante posible al mundo de las Ideas. Sin embargo, esto
no es posible ya que las cosas están hechas de una materia mala e imperfecta.
2
El Conocimiento o epistemología
La teoría del
conocimiento
está íntimamente ligada con la teoría de la realidad. La existencia de dos
mundos diferentes explica que haya también dos maneras distintas de conocer. Por un lado, el
conocimiento sensible que capta el mundo sensible, imperfecto y cambiante que no se corresponde
con la verdadera realidad y por lo tanto, no es un verdadero conocimiento, sino un conocimiento
aparente y al que Platón le llama Opinión o Doxa. Por otro lado, conocimiento racional que capta el
mundo de las Ideas, que constituye la auténtica realidad que es perfecta y eterna. Este conocimiento
es un saber verdadero y Platón lo denomina Ciencia o Episteme y solo se puede alcanzar si vamos más
allá de nuestros sentidos y nos servimos de la razón.
Si queremos alcanzar el verdadero conocimiento de las Ideas y llegar a la Idea de Bien, debemos estar
dispuestos a comprometernos en un arduo y prolongado esfuerzo personal. Debemos realizar un
proceso de ascensión dialéctica que nos lleve desde el conocimiento sensible que es aparente hasta el
auténtico conocimiento de la Ideas. La dialéctica supone en primer lugar el rechazo de la doxa para
conseguir el conocimiento perfecto de las Ideas y expresa el proceso que recorre el
alma
desde la
imaginación hasta el conocimiento o intuición. Este proceso se ve reflejado en su obra la República
en el mito de la caverna, en las sombras o imágenes de los objetos sensibles que perciben los esclavos
y en el mito de la analogía de la línea en donde Platón utiliza la analogía o símil de la línea para
expresar las dos regiones de la realidad, sus divisiones y los tipos de conocimiento que le corresponden.
Pero la dialéctica no es únicamente un camino hacia el conocimiento sino que conduce también
a la acción. Sólo el que tenga la visión de lo justo actuará con justicia. Por lo tanto, la dialéctica tiene
también la función ordenadora de la vida humana: solo el que es capaz ir más allá de lo particular y
llegar al conocimiento de lo que es justo puede vivir justamente. Por tanto la dialéctica tienes dos
vías: la ascendente, que se refiere a los niveles del conocimiento y la vía descendente que hace
referencia a la acción práctica.
Aunque para realizar el proceso dialéctico debemos confiar en la razón, no podemos completarla solos
si queremos tener éxito necesitaremos ayuda de alguien que conozca la Ideas y pueda mostrarnos el
camino hacia ellas mediante el diálogo. El método que debe seguir el filósofo para ayudar a recordar a
otros es la mayéÚtica: arte por el cual mediante preguntas se hace reflexionar racionalmente al
interlocutor, obligándole a recordar las ideas que su alma ya conocía pero que ha olvidado.
Platón afirmaba que las personas podemos captar las Ideas (que no se pueden ver ni tocar) porque, de
alguna manera, éstas se encuentran en nuestro interior ya que nuestra alma las conoce, pero las ha
olvidado y tiene dificultades para recordarlas esto se debe a que el alma del hombre preexistíó en el
mundo de las ideas, donde tuvo contacto con ellas. En el mito del carro alado de su dialogo Fedro
describe la estructura del alma humana bajo la forma mítica, como un carro guiado por un auriga y
arrastrado por dos caballos, una blanco y dócil y otro negro y difícil. En un momento dado, el caballo
negro se sale del camino y precipita al carro entero del feliz mundo de las ideas al mundo sensible, el
alma cae al mundo terrenal y es atrapada por la materia corporal olvidando todas las ideas que ya
conocía. Por ello, según la Teoría de la Reminiscencia platónica, conocer es recordar. El
conocimiento se despierta al relacionarnos con las cosas que nos rodean en el mundo sensible y de este
modo despierta en nosotros el recuerdo de las Ideas que conocíamos pero que hemos olvidado. La
verdad se recuerda, no se enseña. Por lo tanto, para Platón la ascensión dialéctica que le permite llegar
al hombre al conocimiento de las Ideas, es posible gracias a la reminiscencia o anamnesis, la cual nos
permite recordar la Ideas que nuestra alma alberga en su interior desde antes que nacíéramos cuando
nuestra alma se encontraba en el mundo inteligible rodeada de las Ideas inmateriales.
Por otra parte, el alma al ser de la misma naturaleza que las ideas siente el impulso amoroso, el Eros, y
anhela volver al mundo inteligible al cual pertenece. El Eros impulsa la acción, no es meramente
contemplativo y estático, sino que es activo, el alma siente añoranza de su objeto, que son las Ideas y,
tiende, a pesar de los sacrificios que ello comporte a alcanzarlo. Así pues, el ser humano desea lo bello
y lo bueno y el amor le ayuda en esta ascensión empujándole al conocimiento de las Ideas supremas, la
Belleza y el Bien.
3
(Si preguntarán el problema de Dios en Platón se empezaría por aquí señalando que Platón no trata
específicamente ese problema, pero se puede identificar con su idea de Bien y también hablar del
Demiurgo.)
3.-ELPROBLEMA DEL HOMBRE: LA ANTROPOLOGÍA
El dualismo de Platón no se limita a su interpretación de la realidad y del conocimiento sino también en
la
antropología
. Así, el hombre es un ser que está compuesto de
cuerpo
que es material e, imperfecto y
que pertenece la mundo sensible y alma que es el principio de vida del cuerpo, simple, semejante a
lo divino, inmaterial, inteligible, indisoluble, la parte más noble que hay en las personas. Aunque el
alma está lejos de ser perfecta está ligada con la razón y guarda similitud con el mundo de las Ideas.
Alma y cuerpo forman, según Platón, una dualidad en continua lucha ya que el cuerpo pertenece al
mundo sensible, el alma pertenece al mundo inteligible o de las Ideas. Para Platón creía que los seres
humanos estábamos compuestos de un alma inmaterial que está encerrada en un cuerpo material e
imperfecto. El cuerpo es una cárcel para el alma. Las pasiones y los apetitos del cuerpo asociados a
su carácter innoble y terrenal, son responsables de nuestros defectos e imperfecciones. Las necesidades y
los deseos corporales nos acosan continuamente, alejándonos de la sabiduría y la auténtica felicidad.
Si nos dejamos llevar por las exigencias de nuestro cuerpo, acabaremos siendo esclavos de nuestras
pasiones. Por eso, para llevar una vida plena y satisfactoria tenemos que cultivar nuestra parte
racional asociada al alma, esto exige llevar una vida ascética dedicándonos a la
filosofía
. De lo
contrario, el alma será arrastrada por el cuerpo que la atraerá con sus deseos, entonces se hará pesada y
se apegará a las cosas terrestres y sensuales como el beber, el comer y todo tipo de placeres.
Mientras el cuerpo como todas las cosas materiales tras la muerte se corrompe y desaparece, el alma no
perece jamás, es eterna e inmortal. Platón defendíó la inmortalidad del alma como pruebas como la de
la reminiscencia (recordamos las ideas que hemos visto con anterioridad) y la simplicidad, por lo que
no se puede descomponer. La creencia de la inmortalidad está unida a la reencarnación o metempsicosis,
después de la muerte, nuestra alma puede volver a la vida a un nuevo cuerpo, que será noble y bello
si en nuestra vida pasada hemos vivido de forma virtuosa. De lo contrario, nuestra alma se reencarnará
en un cuerpo inferior. E l proceso de las reencarnaciones se repite una y otra vez. Con cada vida,
tenemos la oportunidad de mejorar y purificar nuestra alma siguiendo una vida ascética. Por lo tanto, el
alma transmigra de cuerpo en cuerpo hasta que consigue purificarse, mediante la virtud, con su
desarrollo perfecto, para poder acceder de nuevo al mundo de las ideas y conseguir la felicidad. De esta
cadena de reencarnaciones sólo puede escapar líberándose de la esclavitud del cuerpo y de sus pasiones,
dedicándose a la auténtica
filosofía
“observando lo verdadero, lo divino, lo incuestionable”.
Aunque Platón valoraba por encima de todo la dimensión racional del ser humano, también era
consciente de que las pasiones ejercen una influencia en nuestro comportamiento. Platón distinguíó tres
partes en el alma humana, asociadas a funciones diferentes: el alma racional, esencial y propia del
hombre, posibilita el recuerdo de las ideas y por ello el conocimiento racional, así pues nos permite
llegar a conocer las ideas inteligibles del mundo trascendente y debe gobernar el desarrollo de las otras
dos, es inmortal y reside en la cabeza; la irascible, sede de las pasiones y sentimientos nobles como el
honor o la cólera que siente el guerrero en el campo de batalla, es mortal y la sitúa en el pecho y la
concupiscible o apetitiva, sede de los deseos y apetitos corporales, originando las bajas pasiones como
los apetitos sexuales o el deseo inmoderado de comer o beber, es mortal, la sitúa en el abdomen.
4.-EL PROBLEMA DE LA MORAL: ÉTICA
La ética platónica depende de la concepción antropológica y al igual que Sócrates creía que los valores
morales son universales y objetivos y estaba en contra del relativismo sofista. También comparte su
intelectualismo moral de forma que si alguien se comporta incorrectamente no es porque sea malvado,
sino que actúa así por ignorancia. Cuando se conoce la verdad, el auténtico bien (que es único e igual
para todos), entonces necesariamente se actúa bien. Pero solo podrán acceder a la Idea de Bien quienes
estén dispuestos a preocuparse únicamente del alma y de la razón, renunciando a los placeres deseos y
4
pasiones corporales. Esto significa que sólo unas pocas personas son realmente capaces de comprender
en qué consiste el verdadero bien.
Platón pensaba que cada tipo de alma estaba asociada a una forma de vida carácterística que a su vez
tenía una virtud o excelencia, que se corresponde con las cualidades que son más deseables para cada
clase de seres humanos. Una
persona
en la que predomine el alma racional será excelente si cultiva la
inteligencia o sabiduría; en cambio, cuando en alguien destaca el alma irascible la virtud que debe
esforzarse por desarrollar es la fortaleza o valentía y aquellos que tienen predominantemente el alma
concupiscible o apetitiva deben intentar cultivar la moderación o templanza.
Sin embargo, por encima de todas estas cualidades se encuentra la virtud más importante de todas que es
la Justicia, para que en un hombre reine la justicia es necesario que la parte racional de su alma controle
las partes irascible y concupiscible. Solo puede alcanzar la justicia cuando la razón sea capaz de dominar
las pasiones y los deseos.
5.-EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD: TEORÍA SOCIAL
Existe una estrecha relación entre la política y la antropología y ética que se expone en su obra la
República. Platón creía que una sociedad bien ordenada es aquella en la que reina la justicia y sus
gobernantes piensan en el bien común. Esto será posible cuando cada persona se dedique aquello que
mejor hace. Puesto que hay tres tipos de personas distintas de acuerdo con su tipo de alma
predominante, se tendrán que ocupar de tareas distintas. Así, en una sociedad ideal quienes tienen el
alma apetitiva o concupiscible (los artesanos) se ocuparán de cuestiones materiales, tareas como la
agricultura, ganadería, artesanía o el comercio. En cambio, los que tienen un alma irascible(los
guerreros) deben ocuparse de defender la sociedad de sus enemigos. Por último, el gobierno de la
ciudad estará reservado para aquellos en los que prevalezca el alma racional (los gobernantes), son los
únicos capacitados para comprender en qué consiste el Bien y la Justicia. Así el mando político debe
confiarse a los filósofos, que son los únicos capacitados para conocer lo que realmente conviene a la
sociedad.
El modelo político de Platón pretendía diseñar una sociedad ideal y perfecta que permitiese resolver las
insuficiencias y los defectos de los distintos Estados que existen en la realidad. No se trata de ninguna
sociedad que exista realmente sino que es una utopía que describe como debería organizarse el Estado.
En el sistema político de Platón, aunque la actividad asignada a cada persona está determinada desde la
infancia según el tipo de alma de cada cual.
La educación juega un papel fundamental para orientar a cada persona hacia la actividad que más le
conviene. Corresponde al Estado educar a los ciudadanos y no a la familia, evitando el egoísmo y
promoviendo el sentimiento de la comunidad. La finalidad de la educación es formar a cada persona
para que cumpla adecuadamente la función que tiene asignada dentro del Estado y promover que se
alcance la virtud, la justicia, tanto individual como social.
El buen funcionamiento de la colectividad estará asegurado si los sabios se encargan del gobernar y
supervisar el adecuado ajuste del sistema social. Por eso, el mando debe confiarse a los filósofos, ya que
son ellos quienes conocen en qué consiste la verdadera realidad y deben inspirar la convivencia en
sociedad.
Una sociedad será justa cuando una persona se dedica a lo que se corresponde, bajo el control de
quienes saben qué es lo que conviene hacer. El gobierno debe pensar en el bien común y conseguir la
justicia social el orden perfecto de la sociedad posibilitando el desarrollo de la virtud carácterística de
cada hombre, según qué alma predomine más en ellos.
Platón hace un análisis de los distintos regíMenes políticos distinguiendo entre: Aristocracia, el
gobierno de los mejores, que serán aquellos que posean la episteme y por tanto la verdad debiendo
gobernar pues los filósofos. Es la mejor forma de gobierno; Timocracia en donde predomina la clase
militar y donde los representantes oprimen a clases inferiores; Oligarquía, gobierno en el que gobiernan
los ricos sin que el pobre tenga acceso al poder, en este gobierno se busca en todo la ganancia;
Democracia gobierno del pueblo que degenera en demagogia y desorden y la Tiranía, gobierno del
tirano, la peor forma de gobierno.
Relacionados
Actos de comercio unilaterales y bilaterales
La creación del hombre de Miguel Ángel
La contingencia de los seres creados segun santo tomas
Romance del amor mas poderoso que la muerte analisis
Publicidad
Temas
Arte
Biología
Ciencias sociales
Deporte y Educación Física
Derecho
Dibujo
Diseño e Ingeniería
Economía
Educación Artística
Educación Física
Electrónica
Español
Filosofía
Física
Formación y Orientación Laboral
Francés
Geografía
Geología
Griego
Historia
Informática
Inglés
Latín
Lengua y literatura
Lenguas extranjeras
Magisterio
Matemáticas
Medicina y Salud
Música
Otras materias
Psicología y Sociología
Química
Relación en el Entorno de Trabajo
Religión
Tecnología