Portada » Filosofía » Rousseau y Ortega: El Conocimiento, la Sociedad y la Perspectiva Filosófica
En 1750, Jean-Jacques Rousseau escribe su Discurso sobre las ciencias y las artes. Con esta obra, se presenta al concurso convocado por la Academia de Dijon, que planteaba como tema si las ciencias y las artes (técnicas) habían sido beneficiosas para la humanidad (si habían contribuido a corromper o depurar las costumbres). Rousseau, con esta obra, argumenta negativamente al tema propuesto, ganando el concurso.
Los argumentos de Rousseau se centran en que la civilización no ha sido beneficiosa, pues se han creado necesidades artificiales que han esclavizado a la humanidad. También argumenta a favor del ideal de la vida natural, frente a una sociedad que veía hipócrita y llena de convencionalismos. Según Rousseau, como se relata en el mito bíblico de la salida del paraíso, la vanidad y el orgullo de querer ser como Dios esclavizaron al hombre para siempre.
Rousseau piensa que el origen de las ciencias y las artes está en los vicios humanos como la ambición, la avaricia, la vana curiosidad… todas las ciencias y las artes, incluso la moral, han nacido del orgullo humano. La fe en el progreso es criticada por Rousseau, negando que las ciencias y las técnicas hayan servido para liberar al ser humano de la opresión y de la infelicidad, porque han establecido ideas y valores falsos que nos han corrompido, han destruido las virtudes y la moral.
La crítica contra la cultura despertó una gran polémica y desencadenó encarnizadas críticas, a las que Rousseau respondió con su segundo libro: Discurso sobre el origen de las desigualdades entre los hombres (1754). En esta obra, expone como hipótesis verosímil la situación del hombre en estado natural, situación antes del inicio de la sociedad, donde el hombre es libre y nadie somete a nadie. Expone la tesis del “buen salvaje”: el hombre salvaje es un ser feliz, solo siente sus verdaderas necesidades, frente a la corrupción del hombre civilizado.
La sociedad civil o estado social se origina porque el hombre primitivo se agrupa con otros hombres para hacer frente a las dificultades. La comunidad se va haciendo más compleja, se abandona el mundo natural, se crea la división del trabajo que genera relaciones de dependencia y dominio. En último término, se establece la propiedad privada, donde se unieron todos los males.
En España:
En el contexto sociocultural español, hay que destacar:
Las influencias más importantes de Ortega son:
Para Ortega, frente a los filósofos antiguos, para quienes lo real era el mundo cósmico, los objetos, y frente a los filósofos modernos, para quienes lo verdaderamente real era el pensamiento, el yo, la filosofía debe investigar sobre la realidad radical. Y esa realidad radical del Universo no es ni la existencia del mundo, ni la existencia del yo, sino la coexistencia del yo con el mundo, que es la vida. La vida de cada cual, que consiste en «darse cuenta», en tener conciencia de lo que se vive, y esa conciencia nos descubre la vida como fatalidad y libertad, como futurición y proyecto.
Todas estas características vitales se sintetizan en lo que Ortega llama circunstancia: todas las realidades con las que se encuentra y todos los problemas que éstas le plantean. La circunstancia no es, pues, sólo el mundo que rodea al hombre, sino que constituye también un ingrediente esencial de su vida.
Frente al relativismo que renuncia a la idea de que la verdad pueda ser conocida por el hombre, que la verdad no existe, y frente al racionalismo que, para salvar la verdad, renuncia a la vida y a la historia en tanto que la verdad es una, abstracta e invariable, Ortega entiende la verdad como perspectiva, como punto de vista cambiante de la vida que presenta a los ojos del hombre cada vez una nueva selección y una nueva figura de la verdad única e inmutable. Esa perspectiva individual es el único modo de apresar la realidad.
Frente a la “razón pura”, que es la que el hombre utiliza cuando su pensamiento está dirigido a conocer esa naturaleza abstracta e inmutable de las cosas. Una razón abstracta, como la ha establecido el racionalismo europeo y tras él la ciencia.