Portada » Latín » Roma: De la ciudad al imperio
Roma fue la cuna de la civilización romana. Primero, conquistó los territorios de la península Itálica; después comenzó su expansión por el Mediterráneo.
El imperio romano se dividió en provincias para facilitar el gobierno. Y conoció tres etapas fundamentales:
Durante los primeros siglos de su historia, Roma era gobernada por un rey elegido por los patricios, que eran los representantes de las familias más importantes de la ciudad.
El rey era ayudado por el Senado, formado por los senadores. Estos eran los jefes de las principales familias.
En el siglo VI a.C., los etruscos conquistaron Roma, pero los pobladores nunca aceptaron su autoridad. Roma se enfrentó a las ciudades etruscas y en el año 509 a.C., fue derrocado el último rey etrusco.
Después de expulsar a los etruscos, los romanos establecieron una nueva forma de gobierno: la república. Había tres instituciones principales:
Durante la República, las personas que vivían en Roma no tenían los mismos derechos. Había dos grupos:
Los plebeyos querían tener derechos y lucharon por igualar su situación. Primero lograron tener un representante en el Senado para defender sus derechos. Más tarde, las diferencias entre ambos fueron desapareciendo.
Durante la República, Roma conquistó muchos territorios. La conquista del sur de Italia provocó el choque con los intereses de Cartago, una ciudad situada en el territorio actual de Túnez.
Los romanos y los cartagineses se enfrentaron en tres guerras que duraron más de cien años y se conocen como Guerras Púnicas.
La tercera y última guerra supuso la destrucción de Cartago.
En el siglo I a.C. comenzó un período de corrupción, enfrentamientos y revueltas. En esta situación, algunos militares prestigiosos adquirieron mucho poder y para detener el desorden se formaron triunviratos, es decir, alianzas de tres hombres que compartían en poder durante un periodo de tiempo.
Tras una serie de guerras, Octavio se hizo con el control y en el año 27 a.C. el Senado le concedió los máximos poderes.
En el año 27 a.C., Octavio recibió el título de Augusto, que quería decir “elegido de los dioses”. Calmó la situación y la forma de gobierno, dando comienzo al imperio:
A partir del siglo III el imperio romano entró en una grave crisis:
En el año 476 el imperio romano dejó de existir.
Se dividía en dos grupos:
Las mujeres nunca fueron consideradas ciudadanas. Sin embargo, podían tener propiedades, regentar negocios y participar en fiestas y espectáculos.
Los romanos construyeron edificios muy sólidos, en parte porque utilizaron dos nuevos materiales: cemento y hormigón. También emplearon elementos ya conocidos como el arco, la cúpula o la bóveda. Todas sus obras eran hechas para un fin para la población. Según su función tenían diferentes tipos:
Los romanos eran politeístas, creían en muchos dioses. Los principales eran Júpiter, Juno y Minerva, a los que se les conocía como la tríada capitolina.
También rendían culto a los dioses del hogar y a los espíritus de los antepasados. Los emperadores también eran considerados dioses.
El templo, muy parecido al griego, era el lugar en el que los sacerdotes realizaban el culto religioso.
Los romanos eran muy tolerantes. Permitían a los pueblos conquistados mantener su religión, por lo que a menudo rendían culto a dioses extranjeros.
En el siglo I d.C., Jesús de Nazaret fundó una nueva religión, el cristianismo, que proclama la existencia de un solo dios y la vida eterna después de la muerte.
Los primeros cristianos fueron perseguidos, porque rechazaban el culto al emperador, y porque mezclaban en sus iglesias a pobres y ricos.
En el año 313, el emperador Constantino les permitió realizar cultos públicos. Más tarde, otro emperador, Teodosio, declaró el cristianismo como religión oficial del imperio romano.