Portada » Historia » Revolución Rusa y Restauración Española: Un Análisis Comparativo
En 1917, el imperio ruso experimentó un proceso revolucionario que puso fin al gobierno autocrático del zar Nicolás II.
En 1900, el imperio ruso mantenía un sistema semifeudal con las siguientes características:
Durante el gobierno del zar Nicolás II (1894-1917), su poder autocrático se debilitó por varios motivos:
En 1917, estalló una revolución que pasó por dos fases:
En febrero de 1917, triunfó la revolución iniciada por obreros, campesinos y soldados, quienes protestaban por los desastres de la guerra y la falta de alimentos. El zar Nicolás II abdicó y se estableció un Gobierno Provisional formado por liberales y socialistas, liderado por Alexander Kerensky. Este gobierno fracasó y surgió un gobierno paralelo, el Soviet de Petrogrado. Los bolcheviques, liderados por Lenin, ganaron apoyo tras la difusión de las Tesis de Abril.
En octubre de 1917, los bolcheviques, dirigidos por Lenin y Trotsky, asaltaron el Palacio de Invierno y establecieron un nuevo gobierno proletario, el Consejo de los Comisarios del Pueblo. Lenin fue nombrado presidente. Tras su muerte en 1924, le sucedió Stalin. Las primeras actuaciones de Lenin fueron:
En enero de 1918, se desencadenó la guerra civil (1918-1921), que terminó con la victoria del gobierno ruso.
En 1922, se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La Constitución de 1924 estableció su configuración territorial y órganos de poder político.
La URSS implementó los principios del socialismo marxista, estableciendo la Dictadura del Proletariado. El poder residía en los soviets, controlados por el proletariado y el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).
Se estableció la Nueva Política Económica (NEP), que permitía formas capitalistas para reactivar la producción, aunque el estado mantenía el control.
La URSS se constituyó como un Estado Federal, con Rusia como república dominante y otras repúblicas como Bielorrusia y Ucrania.
La Primera República Española finalizó en diciembre de 1874 tras un alzamiento militar que proclamó a Alfonso XII como rey. El artífice de la restauración borbónica fue Cánovas del Castillo, quien estableció una monarquía parlamentaria.
Con Alfonso XII se inició una etapa de estabilidad política y crecimiento económico, basada en los sistemas canovistas:
Tras la muerte de Alfonso XII, Cánovas y Sagasta firmaron el Pacto del Pardo para apoyar la regencia de María Cristina hasta la mayoría de edad de su hijo, Alfonso XIII (1902).
Durante la regencia de María Cristina, se produjo el Desastre del 98, originado por la guerra con Cuba y Filipinas, donde España perdió sus últimas colonias. Los factores fueron las reivindicaciones de la burguesía criolla y el rechazo de la clase dominante española. La guerra terminó con el Tratado de París (1898), con repercusiones como la desmoralización del pueblo español y una crisis económica.
Alfonso XIII accedió al trono en 1902 y tuvo que enfrentar varios problemas:
La acumulación de problemas llevó a la inestabilidad y al golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en 1923, estableciendo una dictadura.