Portada » Lengua y literatura » RESUMEN La revolución, el reinado de Amadeo I y la Primera República.
LA REVOLUCIÓN DE 1868
La Gloriosa fue un golpe militar encabezado por varios generales. El apoyo popular vino después, cuando los partidos formaron juntas locales y provinciales, entregaron armas a la población y organizaron a los llamados Voluntarios de la Libertad. Desde el día 17 de septiembre, en que el almirante Topete se sublevó con su escuadra en Cádiz, los cuarteles del país se fueron sumando hasta que el día 28 las fuerzas de Serrano derrotaron a las gubernamentales. Al día siguiente Isabel II atravesaba la frontera de Irún camino del exilio.
La revolución triunfó porque en ella confluían numerosos intereses. Además de los grupos políticos de la conspiración, la apoyaron los sectores financieros e industriales. Incluso miembros de la oligarquía terrateniente aceptaban que un cambio era inevitable si querían garantizar el orden social. Muchos de los militares apoyaban el golpe. En las clases populares, volvieron a influir las promesas de los conspiradores.
Pero una vez conseguido el exilio de la reina, los conspiradores procedieron a detener la revolución. El nuevo gobierno, con Serrano, Prim y Sagasta a la cabeza, ordenó la disolución de las juntas y de los batallones de Voluntarios, así como la devolución de las armas.
LA CONSTITUCIÓN DE 1869
Se convocaron elecciones mediante sufragio universal masculino, que se celebraron con plena libertad de opinión y prensa. El debate principal giró en torno a la forma de Estado, Monarquía o República. El resultado final fue que una gran mayoría de electores dio su voto a los candidatos monárquicos.
Las Cortes elaboraron una constitución, la primera democrática de nuestra historia y una de las primeras en Europa. España se constituía como una monarquía parlamentaria con estricta separación de poderes. Estos poderes debían responder de su gestión ante las Cortes.
El texto incluía una declaración de derechos detallada, con el fin de evitar posteriores recortes. Pero los derechos colectivos tenían limitaciones. Y la cuestión religiosa fue objeto de tensos debates hasta que se aprobó la libertad de cultos.
La Constitución ratificaba el sufragio universal y la plena soberanía nacional. Los electores, varones de más de 25 años, elegirían directamente al Congreso, pero el Senado se mantenía como una cámara elitista en su composición, elegida de forma indirecta. También serían elegidos democráticamente los ayuntamientos y diputaciones.
EL GOBIERNO DE PRIM Y LA BÚSQUEDA DE UN REY (1869-1870)
A la falta de un rey, Serrano se convirtió en regente y Prim formó un gobierno de progresistas y algunos demócratas. Durante un año y medio, se aprobó una amplía legislación encaminada a desarrollar la constitución. En el terreno económico se adoptó una política librecambista con el objetivo de relanzar la economía. Se adoptó una reforma monetaria que dio la exclusiva de la emisión al Banco de España y puso en circulación la peseta.
El nuevo régimen tuvo que enfrentarse desde el mismo momento de la revolución a una doble crisis: la guerra en Cuba y el clima de agitación social.
En octubre de 1868 una junta revolucionaria, dirigida por el coronel Céspedes, se sublevó contra el gobierno colonial. El conflicto cubano acabó por hipotecar la Hacienda y la acción de gobierno en España, impidiendo en parte la aplicación de las reformas prometidas durante la revolución.
El desengaño político, la persistencia de la depresión económica y la acción republicana y obrera se tradujeron en un clima social de continua agitación.
En semejante situación de inestabilidad Prim inició la búsqueda de un rey. Razones de política internacional y las condiciones personales de los candidatos al trono español obligaron al gobierno a rechazar a bastantes de ellos (Antonio Mº de Orleans, candidato de la Unión Liberal; Carlos VII, por su antiliberalismo; el príncipe Alfonso, por su condición de Borbón; el príncipe prusiano Leopoldo, apodado popularmente, Ole-Ole-si-me-eligen; el ex rey de Portugal no aceptó la propuesta, como tampoco lo hizo el general Espartero). Finalmente fue elegido el candidato de Prim y de los progresistas: Amadeo de Saboya, duque de Aosta, hijo del rey de Italia, que aceptó la corona por la gestión personal de Prim y la presión de su padre.
EL REINADO DE AMADEO I (1871-1873)
Amadeo desembarcó en Cartagena el 30 de diciembre de 1870, y allí mismo recibió la noticia del asesinato del general Prim, en un atentado ocurrido en Madrid tres días antes.
El reinado de Amadeo fue un fracaso. En ello tuvo mucho que ver la ausencia de Prim, principal promotor de su llegada y el hombre que mantenía unidos a los progresistas y a la coalición gobernante.
Nadie creía que Amadeo fuera la solución para los problemas del País. Le hicieron el vació en la Corte y le aislaron. Poco a poco, fue aumentando el apoyo al príncipe Alfonso, cuyos intereses representaba Cánovas del Castillo.
También le rechazaron los industriales y financieros, que no creían que el rey diera estabilidad al país y estaban asustados por el crecimiento del movimiento obrero. También le rechazaban los carlistas, los republicanos y las clases populares.
Fueron dos años de gobiernos inestables, pero en el segundo año de reinado la situación empeoró. El conflicto cubano se agravó y se añadió el estallido de la tercera guerra carlista.
Amadeo I solo esperaba el momento propicio para abdicar y aprovecho una grave crisis entre el cuerpo de artillería y el jefe de gobierno para presentar su abdicación el 11 de Febrero de 1873. Esa misma noche se proclamó la I República.