Portada » Lengua y literatura » Resumen del Quijote de avellaneda
Nacíó hacia 1527 en Belmonte (Cuenca) en el seno de una familia de ascendencia judía, y vivíó, pues, en el ambiente de sospecha, cautela y ocultación propias de la minoría conversa. Ingresó como fraile en el convento agustino de Salamanca, estudió teología. Estudió después hebreo en la universidad de Alcalá. Fue catedrático en la Universidad de Salamanca desde 1561. Allí participó en las disputas teológicas entre agustinos y dominicos. Las intrigas acabaron por llevarlo en 1572 a las cárceles inquisitoriales de Valladolid, donde permanecíó más de cuatro años y medio. Fue acusado de haber traducido al castellano el Cantar de los Cantares y de haberse pronunciado a favor del texto de la Biblia en hebreo, desautorizando la versión de la Vulgata.
Salíó absuelto, pero su larga permanencia en prisión ejercíó una influencia decisiva sobre su obra.
Continuó entonces con sus tareas universitarias y se vio envuelto en nuevas acusaciones. Acabó siendo vicario general de Castilla y provincial de la orden agustina, poco antes de morir en 1591. De carácter difícil y apasionado, su vida fue turbulenta, lo que explica su deseo íntimo y profundo de apartamiento, recogimiento y serenidad. De ahí su anhelo de paz y de tranquilidad. Palabras insistentemente reiteradas en sus escritos son armónía, concierto, concordia, música apaciguada… El trasfondo filosófico de su pensamiento es una conjunción de platonismo y cristianismo. Las ideas humanas no son más que copias imperfectas de las de Dios y el hombre debe aspirar al conocimiento divino por medio del amor.
Aparte de algunos comentarios en latín, fray Luis escribíó cuatro importantes obras en castellano. Sus traducciones y comentarios Cantar de los Cantares y Exposición del Libro de Job permanecieron inéditos hasta el Siglo XVIII. Sus obras originales en prosa son De los nombres de Cristo y La perfecta casada.
Oda a la vida retirada, la profecía del Tajo.
En la Ascensión, A la salida de la cárcel. Después: Odas a Salinas, a Felipe Ruiz, a Pedro Portocarrero…
Aunque el propio fray Luis preparó una edición de sus poesías, estas no fueron publicadas durante su vida, salvo algunas traducciones. Fue Quevedo quien en 1637 las editó por primera vez, si bien eran ya conocidas, pues circulaban manuscritas. Dividíó su obra en traducciones de clásicos (las Geórgicas y las Bucólicas de Virgilio y otros autores), traducciones bíblicas (Libro de Job, salmos y el Cantar de los Cantares)
Y obra original. La obra poética original de fray Luis es bastante breve: menos de cuarenta poemas. Aparte de unos pocos sonetos juveniles dentro de la tradición petrarquista, la mayoría de sus poemas pertenece al género clásico de la oda. Si bien no es segura la datación de los textos, los poemas de fray Luis suelen agruparse en tres periodos:
a) Poemas escritos antes de la prisión (1572): Oda a la vida retirada, La profecía del Tajo
. En este primer periodo nos encontramos con un fray Luis moralista dentro de la tradición clásica: deseo de soledad, desprecio de los placeres mundanos…
Noche serena, En la Ascensión y A la salida de la cárcel.
Estos textos dan cabida a contenidos religiosos, así como a las quejas por la injusticia con él cometida.
Estos poemas muestran el espíritu de un escritor más apaciguado, anhelo de armónía e infinitud, nostalgia del paraíso evocado, cierto misticismo intelectual.
Con una existencia tan tempestuosa como la de fray Luis y con una sensibilidad tan exquisita como la suya, su poesía podría ser explicada como una catarsis lírica que le permite olvidar sus desgracias y calmar sus tormentos interiores. De ahí los temas predilectos de sus poemas: la naturaleza, la añoranza del campo y de la vida de aldea, su predilección por la noche y por la música. La mayor parte de los motivos de la poesía de fray Luis tienen su origen en la tradición clásica neoestoica y neoplatónica: el Beatus ille, la búsqueda de una “descansada vida” y el alejamiento del “mundanal ruïdo”; la contemplación de la noche estrellada; la armónía universal sentida al escuchar las notas musicales; el dominio de las pasiones; la exaltación de la virtud, etcétera. Estos temas clásicos deben ser entendidos desde la perspectiva cristiana. En fray Luis se aúnan admirablemente el deseo de armónía, paz y serenidad. Este anhelo de la vida sencilla lo conduce de modo natural, dentro de un concepto cristiano del mundo, a la añoranza del cielo como suprema liberación. De ahí su ansia de perfección, su anhelo de uníón con la divinidad, un anhelo que lo acerca a la experiencia mística, aunque su poesía celebra un éxtasis intelectual en el que se intuye la armónía universal, pero del que se vuelve a caer en la tierra, vista como dolorosa prisión.
Gran conocedor de los clásicos griegos y latinos. Le proporciona la mayoría de los temas. Actualiza el tópico de Beatus ille.
Aportan abundantes imágenes y motivos diversos.
Endecasílabo y la lira. Conoce y asimila la poesía de Petrarca.
No olvida la tradición de la poesía castellana.
El análisis de los versos revela la depuración de su composición. Su formación y su pasión por el lenguaje se reflejan en la construcción poética, siempre dentro de la norma renacentista de la elegancia y de la sencillez. Uso de abundantes figuras retóricas: asíndeton, polisíndeton, hipérboles, hipérbatos, aliteraciones, encabalgamientos, metáforas, personificaciones, etc. Sus poesías estén dirigidas a una segunda persona. Ello explica el carácter conversacional que suelen tener: abundantes enumeraciones, exclamaciones e interrogaciones retóricas, exhortaciones, etcétera.
Nacíó en Fontiveros (Ávila) en 1542 en un medio social muy humilde. Ingresó en la orden carmelita en 1563. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Salamanca. Su inclinación por la vida austera le hizo unirse a la reforma de la orden carmelita cuando conocíó a Teresa de Jesús en 1567. Participa activamente en la reforma del Carmelo, lo que le valíó la prisión en Toledo en condiciones humillantes. Sorprendentemente, comienza entonces su labor poética. Escapa en 1578 de la prisión y se refugia en un convento de carmelitas descalzos. Alcanza importantes puestos en la orden y desarrolla gran parte de su incesante actividad en diversos lugares de Andalucía. Al final de su vida sufre nuevos conflictos en la orden y muere en Úbeda en 1591. Desde muy joven fray Luis se siente inclinado hacia el ascetismo de una vida libre de bienes materiales, en soledad y silencio. La interpretación de la pobreza como camino ascético explica su desapego de la teología escolástica oficial y del saber universitario pese a sus notorias condiciones intelectuales, y su preferencia por el conocimiento experimental de Dios, en consonancia con el espiritualismo que se extendía por toda Europa.
Su producción poética es muy breve y, alcanza con ella un lugar señero en la lírica universal. Compuso tres grandes poemas:
Cántico espiritual, Noche oscura del alma y Llama de amor viva.
Escribíó un comentario en prosa de cada una de sus obras en verso para explicar el sentido de los textos verso a verso y casi palabra a palabra. El Cántico espiritual sigue muy de cerca el Cantar de los Cantares bíblico. Es un diálogo entre la Amada y el Amado, al que aquella ha buscado por valles y montañas hasta encontrarlo y celebrar la uníón mística con el Amado. El poema se puede interpretar como una representación de las vías místicas. La Noche oscura del alma expone, bajo la forma de una alegoría, el caminar del alma hasta la uníón con Dios. Elige una situación amorosa humana: la amada(alma) sale a oscuras y segura a encontrarse con el amado (Dios). La noche se transforma en luz, una vez que ha guiado a la amada hasta el Amado. Se establecen relaciones con las ideas espaciales: arriba(divino) /abajo (lo humano). La Llama de amor viva (1584) cuatro estrofas centrado en las sensaciones amorosas que expresa la Amada en la uníón con Dios, el éxtasis místico.
La filosofía neoplatónica y la literatura religiosa y mística de la Edad Media y el Renacimiento lo surten de abundantes temas: el amor que saca de sí al enamorado y lo transporta a la uníón inefable, la luz como representación de la divinidad, la imagen del centro inmóvil, etc. La poesía bíblica del Cantar de los Cantares.
Pueden entenderse perfectamente como poemas amorosos dentro de su contexto poético, pero tal como su autor intentó explicar en sus comentarios, estos textos van más allá del obvio contenido erótico e intenta expresar un contenido espiritual trascendente. Intenta comunicar la inefable uníón mística y para ello el único término de comparación es el del amor humano. En realidad, esta es una idea habitual desde muy antiguo, y aparece en el Cantar de los Cantares, en el neoplatonismo y a lo largo de la Edad Media. La obra de san Juan fue vista con suspicacia desde el principio y de diversos modos se la intentaba integrar dentro de los límites de la teología positiva escolástica. Frente a la teología positiva escolástica, Juan de la Cruz se muestra influido por la tradición de la teología negativa, que concibe la fe como tiniebla, como oscuridad que genera luz. Ello nos da la clave del símbolo de la “noche oscura”, central en su poesía: símbolo de una fe en la que no se puede decir nada de Dios, una “fe” como itinerario a través de la “experiencia”, hacia lo incognoscible. En la tradición de la teología negativa el modo de conocimiento no es racional, sino intuitivo. La pérdida de lucidez y conciencia por parte de la amada en su búsqueda del Amado y la ausencia de proceso racional de conocimiento es evidente en el Cántico espiritual y en la Noche oscura del alma, pero en la Llama de amor vida y en algunos otros poemas la aniquilación de la voluntad y el abandono de la razón es más claro, reflejándose en ellos el momento de absoluta irracionalidad en el que se conoce intuitivamente. Esta capacidad poética y este grado de profundidad y espiritualización del reformador carmelita son verdaderamente significativos en una época, la de Felipe II, en la que la riqueza y diversidad intelectual y espiritual de las décadas anteriores está siendo sustituida por la ideología totalizante de la Contrarreforma.
Sigue la métrica de la poesía de su tiempo: la lira garcilasiana para sus grandes poemas, los romances y canciones tradicionales en la mayoría de sus poemas menores. Desemboca en sus textos toda una historia de la poesía lírica en Occidente, desde la poesía trovadoresca hasta la literatura del amor cortés. Esta codificación pasa a través de sucesivas reelaboraciones en el petrarquismo como búsqueda de una definición laica del yo amante y acaba en Garcilaso, con la fundación del yo lírico absoluto moderno, momento crucial de la creación de una nueva lengua poética en Garcilaso, con la fundación del yo lírico absoluto moderno. Desde aquí partiría la recreación poética de san Juan, reformulando ese yo lírico en la figura y la voz de una mujer que busca y encuentra a su amado. Tres son los influjos principales de la poesía de san Juan: a
Desde la utilización del endecasílabo o de la lira al ambiente o uso de determinadas imágenes. Esta influencia procede concretamente de dos autores: Garcilaso y su versificador a lo divino Sebastián de Córdoba. B
De ella toma temas, vocabulario, formas, motivos y estribillos. C)
La tradición de la poesía bíblica del Cantar de los Cantares.
Carácterísticas de la poesía de san Juan el predominio del sustantivo y la escasez del verbo y del adjetivo. Emplea pocos adjetivos, suele acumularlos detrás del sustantivo. En cuanto al léxico procede la poesía popular, los de origen bíblico y los de raíz latinizante.
La prosa del XVI se caracteriza por su enorme variedad tanto en géneros como en temas.
Gran parte de las narraciones son breves y se recogen dentro de otros modelos literarios sin tener carácter autónomo. No puede hablarse de novela en el sentido actual del término, sí se utiliza para referirse a narraciones breves. Los relatos más extensos se denominan de modo muy variado: libro, historia, tratado, vida, etcétera. Siguen editándose y siendo muy leídos los relatos sentimentales y los libros de caballerías.
Aparecen nuevos géneros narrativos como los libros de pastores relacionados con el auge de la literatura bucólica que presentan utópicamente la vida primitiva rústica en una naturaleza idealizada en donde se desarrollan historias de amor entre pastores. Muestran una actitud escapista ante una sociedad conflictiva que hace añorar los míticos tiempos de la edad de oro. La obra pastoril más destacada es Los siete libros de la Diana (1559) de Jorge de Montemayor.
Autores muy notables escribirán obras en la estela pastoril:
La Galatea de Cervantes y La Arcadia de Lope de Vega.
Un curioso tipo de narraciones son las de tema morisco, en un ambiente idealizado se presenta estilizada la figura del moro, a veces en tolerante convivencia con los cristianos. Destaca la Historia del Abencerraje y de la hermosa Jarifa, de autor desconocido, o las Guerras Civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita.
Francisco Delicado, autor de La lozana andaluza (1528), obra dialogada emparentada con La Celestina, en la que se manifiesta una gozosa actitud vital y en la que es patente un mordaz anticlericalismo.
Juan de Timoneda es autor de la primera colección española de novelas cortas imitadoras de las italianas, El Patrañuelo (1567).
El modelo formal más utilizado en los textos en prosa del Siglo XVI es el del diálogo. En los diálogos, dos o más interlocutores abordan cualquier asunto presentando sobre él diversos puntos de vista. Ello permite un tono coloquial y una lectura agradable como vehículo para transmitir determinadas enseñanzas..
Juan de Valdés escribíó el famoso Diálogo de la lengua, donde expone el ideal renacentista de la lengua sencilla, pero cuidada. Su hermano, Alfonso de Valdés, escribíó Diálogo de las cosas ocurridas en Roma, defensa de la política imperial de Carlos I y un violento ataque contra las costumbres del papado, y Diálogo de Mercurio y Carón, expone el ideal erasmista de un Estado universal fuerte y pacífico y sus deseos de reformas religiosas.
Epístola, historias, relatos, facecias, apotegmas, masceláneas…
Miguel de Cervantes nacíó en 1547 en Alcalá de Henares en el seno de una familia de vida azarosa y deambulante en la que abundaban los problemas. Sobre su infancia y juventud hay pocos datos confirmados. Sabemos que fue discípulo del escritor erasmista López de Hoyos. En 1570 marcha a Italia, donde queda impresionado por su arte, su literatura y su vida. Participa como soldado en la batalla de Lepanto y permanece como militar en diversos lugares italianos. A su vuelta a España en 1575 es apresado y conducido a Argel. Allí está cautivo durante cinco años, lo que le da ocasión de observar la nueva civilización que descubre y acentúa su espíritu tolerante. Empezaron a fraguarse sus novelas. Esto le lleva a recorrer buena parte del territorio, acumulando problemas y sinsabores: fue excomulgado dos veces y encarcelado otras dos. Posiblemente en su última estancia en la cárcel de Sevilla, donde pasó unos meses, concibió el Quijote.
Mientras se publica la primera parte de su gran novela, que tendrá un éxito fulgurante, marcha a vivir a Valladolid, donde residía la Corte, en compañía de su mujer, su hija, sus dos hermanas y la hija natural de una de ellas. Allí vuelve a conocer la prisión en compañía de toda su familia por un oscuro asunto relacionado con la muerte de un hombre en la puerta de su casa. La infundada acusación hace que sea puesto pronto en libertad, pero le hará incómoda su ya corta estancia en Valladolid. Sus años finales en Madrid también se complican por problemas familiares: muerte de varios de sus hermanos, desavenencias con su supuesta hija, muerte de una nieta, cambios de domicilio. A ello se añaden las dificultades económicas. Sin embargo, prosigue con éxito su tarea de escritor y es en estos últimos años de su vida cuando publica la mayor parte de sus obras. Murió en Madrid el 23 de Abril de 1616.
Su obra lírica es lo menos valorado de su producción. Debíó de escribir bastantes poemas, pero muchos se han perdido. Aparte de algunos que se han conservado manuscritos y de otros que se encuentran insertos en sus dramas y novelas, sólo publicó una obra en verso, El viajes del Parnaso (1614). En ella presenta en conflicto a los buenos y a los malos escritores. Es interesante por los juicios literarios que vierte y por las referencias autobiográficas que contiene.
Escribíó Cervantes numerosas obras teatrales, de las que conservamos hoy más de una decena, a las que hay que sumar los ocho entremeses que también conocemos. Sus comedias de muy diversos temas, siguen, en general las normas clásicas de verosimilitud y respeto a las reglas, pero progresivamente van incorporando, aunque a veces parodiándolos, elementos propios la de Lope de Vega, un teatro que rompe con los moldes dramáticos clásicos. Títulos de comedias cervantinas son Los baños de Argel, El rufián dichoso, Pedro de Urdemalas, La casa de los celos, etc. Notable es también su única tragedia conocida: La Numancia. Muy interesantes son sus entremeses.
Partiendo de Lope de Rueda, Cervantes dota de mayor complejidad psicológica a los personajes carácterísticos del entremés. Así, hay personajes que desaparecen o pierden importancia, como la negra, el barbero o el vizcaíno, mientras que dignifica al personaje básico del entremés, el simple o el bobo. La construcción de las piezas y la trama argumental son también más consistentes. Los entremeses, figuran El retablo de las maravillas, La elección de los alcaldes de Daganzo, El viejo celoso, El rufián viudo…
Sigue la estela de los libros pastoriles, el mérito de la obra es escaso, se limita a seguir al pie de la letra las carácterísticas de las novelas pastoriles: idealización del paisaje, desventuras sentimentales de los pastores/poetas, y disquisiciones sobre el amor platónico. Contiene, como es habitual en las obras de Cervantes, digresiones de crítica literaria, juicios teóricos, etcétera.
Colección de doce relatos cortos fue publicada en 1613. Su éxito fue notable. Cervantes es el primero que compone estos relatos al modo italiano con argumentos originales. El adjetivo ejemplares del título expresa su conexión con el género de los exempla medievales: se trata de presentar un ejemplo del que extraer una lección o moraleja. Los relatos no solo podrían ser ejemplares moralmente, sino que, serían también ejemplos o modelos de creación literaria
Se publicó póstuma en 1617. Sigue el molde narrativo de la novela bizantina, donde los protagonistas que son una pareja de jóvenes y de nobles amantes, realizan un peregrinaje por el norte de Europa, Italia y España. En el recorrido se enfrentan con numerosos peligros que son pruebas de las que salen airosos. Así es posible su matrimonio como recompensa a su virtud.
La primera se publicó en 1605, con el título de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, consta de un prólogo, poemas burlescos iniciales y finales y 52 capítulos agrupados en cuatro partes y la segunda diez años después, en 1615, con el título de El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha, consta de un prólogo y 74 capítulos, sin división en partes. La primera es más espontánea, parece escrita sobre la marcha y contiene diversidad de elementos; la segunda, está mucho más pensada y responde a un plan bien trazado. No obstante, ambas muestran un cierto paralelismo estructural: tras unos capítulos iniciales introductorios, serie de aventuras, parada, el final de las dos partes también es simétrico: desengañado y derrotado, Don Quijote regresa a casa..
En 1614 aparecíó el Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,firmada por un tal Alonso Fernández de Avellaneda, seudónimo quizá de Gerónimo de Pasamonte, autor de la época de una autobiografía, y a quien Cervantes habría tomado como modelo para el personaje Ginés de Pasamonte, el galeote liberado por Don Quijote. Es una continuación apócrifa, pero muy interesante porque revela la indignación que la publicación de la novela había provocado en el círculo de Lope de Vega, cuyas comedias son satirizadas por Cervantes. Se convierte en el portavoz de una reacción señorial ante la impertinencia que para la alta nobleza supuso la pretensión de un mero hidalgo, como Alonso Quijano, de hacerse pasar por caballero.
Desempeña un papel fundamental pues favorece el encuentro con personas de todo tipo y condición social. Los encuentros de los protagonistas con otros personajes originan episodios ajenos a la acción central, con la cual se relacionan de algún modo. Esto da origen a las historias intercaladas.
Los personajes de las historias intercaladas pueden participar en los hechos de los protagonistas: Dorotea y Fernando. O bien, ser ajenos al relato principal: la novela El curioso impertinente. Las historias destacan por su variedad formal y porque responden a todos los estilos de la narrativa anterior. Cervantes justificó su presencia para dar variedad. En la segunda parte, no incluyó novelas.
Los protagonistas se desplazan por los caminos y pasan por distintas localidades pero, aunque se citan algunos lugares, no se da una información geográfica detallada. Las descripciones físicas son imprecisas y se limitan a lo más importante.
En la primera parte, los protagonistas recorren La Marcha hasta Sierra Morena; cuando se detienen, la venta se convierte en el núcleo espacial, lugar de paso donde se mezcla gente de diversos grupos sociales.
En la segunda parte, los protagonistas se desplazan por Aragón y Cataluña y son menos “andantes”, pasan más tiempo detenidos. El espacio más importante es el palacio de los duques, donde se relacionan con la alta nobleza que ha leído la primera parte de la obra y quieren divertirse a su costa. Don Quijote es tratado como un caballero. Amo y criado se separan.
La narración es cronológica y lineal. El caballero sale un día de Julio de un cierto verano y en ese verano ocurren tres salidas y la muerte. Las alusiones temporales a lo largo de la obra son escasa e incoherentes, las cronológicas no son percibidas como tales por el lector que asiste a una secuencia lógica que va desde la locura del protagonista hasta su muerte.
Es un modesto hidalgo de un pueblo manchego, Alonso Quijano, que, loco debido a la lectura de libros de caballerías, decide convertirse él mismo en caballero andante. Su extraña y anacrónica figura en la España de comienzos del XVII hace de él un personaje fundamentalmente cómico. Sin embargo, el diseño de su figura es muy complejo: fuera de su peculiar locura caballeresca, muestra buen juicio y expone atinadas opiniones sobre muy diversos asuntos, incluidos los literarios. Rasgo esencial de su carácter es la pertinaz defensa de sus ideas, incluidas las que proceden de su extraña locura, lo que hace que constantemente, sea vapuleado por la realidad.
escudero que en los libros de caballerías acompañaba al protagonista. En su elaboración Cervantes sintetiza, además, muchas carácterísticas de tipos folclóricos y literarios como el loco, el simple, el bufón, el rústico, el bobo, el enano, el gracioso, el pícaro o el criado. Pero Sancho es un personaje más complejo, porque a partir de este modelo literario, crece y sobrepasa su original función cómica, al encarnarse en su figura la sátira de los libros de caballerías.Carácterísticas de los dos sería la transferencia de los rasgos del uno al otro.
Por ello, se ha hablado de la “quijotización” de Sancho y de la “sanchificación” de Don Quijote. No obstante, ambos mantienen durante toda la obra sus rasgos básicos iniciales. Todos los personajes se ven influidos por los rasgos de los demás: la locura de Don Quijote contagia a los duques, que se comportan insensatamente, Sansón Carrasco, el bachiller del pueblo de Alonso Quijano, también se disfraza de caballero andante, y las ilusiones de Sancho se desplaza a su mujer…
El lenguaje del Quijote es un acabado resumen de la variedad de estilos típica del Renacimiento.
En él se combina el estilo elevado con el propio de la parodia burlesca, el habla culta con la popular y dichos de profundo saber popular, etc.
Dualidad de narradores, ambivalencia del léxico, sonoridades y ritmos, unos de deíctivos, recursos al apóstrofe, proyección del gento y la imagen, dramatización del retrato, juegos equívocos de la primera persona, atención a las inflexiones de la voz, técnicas de puesta en escena, incisos del narrador.. Cervantes contribuye con todo ello a gestar un nuevo lector entendido y cómplice, a quien dirige prólogos y preliminares que reclaman su colaboración, que se deja llevar, pero no engañar, por tantos embaucadores cervantinos maestros en el arte de hablar. Cide Hamete Benengeli –el ficticio y burlón narrador arábigo que escribe casi toda la novela. Estamos ya ante la creación del lector moderno: Un lector escéptico que erigirá la duda en sistema.
El propósito explícito del Quijote es la parodia burlesca de los libros de caballerías.
Fue leído como un libro exclusivamente cómico durante los siglos XVII y XVIII. Desde el Romanticismo hasta hoy los lectores de la novela ven en ella una defensa del ideal ¾ el ansia de libertad, el valor, la fe, la justicia, el amor absoluto hacia una amada inventada (Dulcinea), etc.¾ en un mundo en que los grandes ideales han perdido su sentido. Estas dos interpretaciones irreconciliables ¾libro cómico / libro ROMántico¾ son probablemente insuficientes. El supuesto Romanticismo del libro es un anacronismo: Cervantes defiende los ideales del mundo renacentista, no los ideales ROMánticos. Tampoco la mera comicidad puede explicar el libro. Los libros de caballerías ya estaban muy desacreditados intelectualmente y no tendría mucho sentido componer una obra tan esforzada y ambiciosa como el Quijote simplemente para parodiarla. En verdad, la locura inquebrantable del protagonista contra todo sentido común y contra toda experiencia acaba por hacer patético al personaje y termina por producir la compasión del lector. La novela ¾además de una novela humorística y de plantear ideas de alcance universal¾ es, primordialmente, un libro de crítica y teoría literaria y un notable fresco de la vida española de su tiempo. Como libro de crítica y teoría literaria se puede apreciar que en el Quijote los personajes hablan constantemente de literatura y en ella se vierten los más diversos juicios sobre los géneros literarios en boga en el Siglo XVI. Se exponen de modo teórico conceptos e ideas sobre temas, géneros y formas literarias. En el Quijote se encuentran relatos pastoriles, moriscos, cortesanos, poemas, diálogos, etc. La gran novela es también un retrato social:
por sus páginas desfilan nobles, hidalgos, escuderos que buscan recuperar una posición social digna, labradores ricos o míseros labriegos, unidos en su afán de medro y ascenso social, moriscos perseguidos, etc. Alonso Quijano retrata a uno de esos hidalgos manchegos que, ante la hostilidad de los villanos y el desdén de la alta nobleza, desean ascender socialmente. Su vida triste y mediocre le impulsa a huir de la aldea y cambiar de vida. Con absoluta lógica, sus desvaríos se relacionan con los libros de caballerías que ofrecen la imagen más perfecta y hermosa de su esplendor anterior. Ello aclararía la opinión adversa de los nobles encumbrados, que podía explicar el Quijote de Avellaneda. Sancho Panza, por su parte, responde a la perfección al labriego pobre que ansía a prosperar con su mezcla de agudeza y estupidez, ingenio e ignorancia. El recelo y la socarronería son sus únicas armas de autodefensa en una sociedad hostil. Ambos personajes serían un reflejo abreviado de una sociedad donde el deseo de mejorar social y económicamente es una obsesión generalizada. Cervantes estaría parodiando la ilusión caballeresca y pastoril, la utopía humanista típica del XVI, que es ya una respuesta inútil a los problemas de la España del momento. En el transcurso de la obra, los dos protagonistas lograrán un conocimiento de la dura realidad.