Portada » Historia » Reinos cristianos en la Edad Media
Actividad militar que llevan a cabo los reinos cristianos del norte entre los siglos VIII y XV sobre el territorio de los musulmanes en la Península. Esta lucha tiene un sentido tanto religioso como político.
LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RECONQUISTA
-El reino de Asturias: todo comenzó con la escaramuza de Covadonga lidarada por Pelayo en 722. Alfonso I,establecíó la capital en Cangas de Onís, ampliando su territorio (Cantabria, Vizcaya, Álava). Con Alfonso II (791-842(tumba de Santiago) la corte se traslada a Oviedo. Este monarca restablecíó como código legislativo el Líber Iudicum visigodo. En el 900 aumenta su territorio hasta el Duero (Alfonso III):zona de tierra ocupada por labriegos, monjes y mozárabes del sur. Se creaban aldeas y se ocupaba la tierra mediante la presura. En el siglo X la expansión-colonización se paraliza por la fortaleza del califato de Córdoba. Al noreste de la Península, en 778 Carlomagno, rey de los francos, intenta controlar el valle del Ebro, fracasó por su derrota a manos de los vascones en Roncesvalles.
-El reino de Pamplona: los Arista consiguen la independencia de este territorio aliándose con Carlomagno o con los musulmanes. En los primeros años del Siglo X, con la dinastía Jimena, se extienden hasta el Ebro. A mediados del Siglo X se uníó con Aragón y en el Siglo XI, con Sancho III alcanzó su máximo apogeo con el control de Sobrarbe y Ribagorza.
-Aragón: a principios del siglo IX se crean unos condados controlados por los francos: Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Con el tiempo estos condados se hacen independientes, al igual que ocurre en el resto del Imperio Carolingio. De los mismos surgirá el reino de Aragón.
-Condados catalanes: en el 801 los francos conquistan Barcelona, creando la Marca Hispánica. Con Wifredo el Velloso se produjo un proceso de colonización de la Plana de Vic El conde Borrel II se independizó completamente de los francos en 988, creando así los condados catalanes.
En el este peninsular, en 1096 los reyes de Aragón conquistan Huesca. Con Alfonso I, en 1118, se conquista
Zaragoza. La consecuencia de estas dos ofensivas cristianas va a ser la presencia de muchos mudéjares. La llegada de los almorávides supondrá una detención de la reconquista cristiana, pero tras la caída de estos, ya la formación de las llamadas segundas taifas, se reanudará, de forma que se dará un avance importante en la submeseta sur.
LA EXPANSIÓN CRISTIANA DEL Siglo XIII: BALEARES, Valencia, ANDALUCÍA Y Murcia.
La presencia de los almohades detendrá de nuevo la reconquista, pero la caída de estos supondrá un revulsivo para la reconquista, que conocerá una importante expansión a lo largo del Siglo XIII. En el este peninsular, los catalanoaragoneses se expandirán sobre todo con Jaime I, que conquista Baleares en 1229 y Valencia en 1238. Por su parte, el reino de Castilla y León conquista el valle del Guadalquivir, por Fernando III, y el reino de Murcia, por su hijo Alfonso X el Sabio, quien además conquista Cádiz en 1262.
instalación de nuevos pobladores para conseguir el dominio definitivo del territorio reconquistado. Habían varios modelos de repoblación:
a) Siglos VIII-XI: la repoblación de las llanuras: La sociedad era rural y atrasada, con algunas pequeñas ciudades. Eran pueblos montañeses, pastores y poco romanizados. Estaban aislados de Europa y eran muy dependientes de Al-Ándalus. Desde las zonas montañosas repoblaron las llanuras. Al principio el proceso fue lento y centrado en la meseta norte hasta el Duero y el interior de Cataluña (Plana de Vic). Hasta el Siglo XI la repoblación fue espontánea, aunque se preferían áreas protegidas por fortificaciones y guarniciones militares. La tierra se ocupaba mediante la presura. Estos colonos eran personas libres que formaron aldeas en las que pastos, agua y bosques eran bienes colectivos. Poco después esto cambió.
población y desarrollo económico. En la Península Ibérica tienen lugar las conquistas cristianas más importantes, además de la gran riqueza agrícola de muchas zonas reconquistadas (valle del Guadalquivir, huertas valencianas).
La repoblación fue por ello menos espontánea que en el periodo anterior, y sí más planificada, con amplia intervención de los monarcas. Los instrumentos empleados en la colonización fueron:
• Privilegios y fueros: Utilizados para atraer colonos para la repoblación de tierras de frontera. Había distintos tipos de privilegios con el mismo objetivo:
– Cartas pueblas: contratos colectivos que fijaban las condiciones para el cultivo de las tierras.
– Los fueros: determinaban los derechos de una ciudad o villa.
– Las cartas de franquicia: concedían ciertos privilegios, libertades o exenciones de impuestos y cargas a los colonos.
Las órdenes militares dieron protección armada en estas zonas y obtuvieron propiedades, castillos y derechos sobre localidades enteras.
• Capitulaciones: acuerdos locales con las poblaciones sometidas (musulmanes, judíos y mozárabes) por los que se respetaban sus leyes, religión,
costumbres y parte de sus propiedades. Se fomentaba también la partida de musulmanes, que habían de vender sus tierras antes de marchar a territorio
musulmán o al norte de África; los más modestos, que no podían marchar por falta de medios, vivían en barrios separados, las morerías.
•Repartimientos: distribución de bienes y tierras en lotes que efectuaba el rey entre los conquistadores. Se aplicaron a costa de los mudéjares que en muchos casos se sublevaron y acabaron expulsados o convertidos en siervos.
LA SOCIEDAD ESTAMENTAL
La sociedad estaba organizada en tres estamentos con una función específica: los que oran (oratores), los que guerrean (bellatores) y los que labran la tierra (laboratores). Los dos primeros eran privilegiados, eran los titulares de los señoríos y disfrutaban de privilegios fiscales, jurídicos y sociopolíticos. Por su parte, los no privilegiados, el campesinado solo tenía obligaciones.
Hasta el Siglo XIII el monarca había sido un jefe guerrero más que tenía como objetivo la guerra y vivir de sus propiedades.
Fuera de la jurisdicción real estaban los señoríos laicos o eclesiásticos, solariegos y abadengos, donde los señores ejercían las funciones del rey.
A partir del Siglo XIII, el principal rasgo político es el fortalecimiento de la Monarquía desde el reinado de Alfonso X.
El Consejo Real estaba formado por 12 personas de la confianza del monarca, tenía carácter consultivo y se convirtió en el principal instrumento de gobierno.
La Corte incluía una serie de cargos y oficiales al servicio de los reyes, casi todos en manos de la nobleza. Muy importante fue la renovación de la Hacienda para fortalecer la monarquía con más ingresos; impuestos como la alcabala (sobre las compraventas) o el servicio y montazgo (sobre la lana).
Las Cortes tienen su origen en 1188 cuando el rey de León convocó, junto a los magnates de la nobleza y de la Iglesia, a representantes de las ciudades. Estas reuniones se convirtieron en costumbre y servían para aprobar subsidios a la Corona, tuvieron carácter consultivo y trataban las peticiones y quejas de los procuradores de las ciudades con representación.
Además, la política exterior de la monarquía, con su expansión por el Mediterráneo, obligó a la Corona a pedir ayuda a los estamentos privilegiados de sus reinos. Estos aprovecharon la situación: en 1283 las Cortes aragonesas y luego las Catalanas, impusieron a Pedro III el Grande el juramento del Privilegio General y de los Fueros de sus respectivos reinos, es decir, los privilegios de los nobles y eclesiásticos, entre ellos los malos usos y libertad y autonomía en sus señoríos
Los años que transcurren entre la peste negra de 1348 y los inicios del reinado de los Reyes católicos (1474) fueron en la Península, al igual que en el resto de Europa, una época de crisis económica, de catástrofes demográficas, de conflictos sociales y de transformaciones políticas
La Península Ibérica había experimentado desde el s. XI un crecimiento continuados de la población. Este aumento había permitido la conquista, repoblación, explotación de nuevas tierras. Pero desde mediados del s. XIII aparecen los primeros síntomas de estancamiento: se producen una serie de malas cosechas, carestía de alimentos y abandono de tierras.
En esta situación sobreviene la epidemia de 1348, la Peste Negra que asoló el territorio y causó una gran mortandad. Según las zonas se perdíó entre un 20 y 40% de la población.
En Castilla, la Baja Edad Media se caracterizó, sobre todo en el Siglo XV, por graves conflictos sociales provocados por la crisis económica y por la postura cada vez más exigente de los grandes nobles. Los abusos de la nobleza castellana provocaron que la pequeña burguésía y los grupos populares de algunas ciudades formaran hermandades, asociaciones de municipios constituidas para defender el orden público, mantener la justicia y frenar los abusos de los nobles
Entre las minorías religiosas, la población mudéjar había disminuido mucho por su conversión al cristianismo (moriscos) o por su progresiva emigración al reino de Granada y al norte de África.
Los efectos de la crisis fueron muy intensos en Cataluña. Muchas áreas de cultivo quedaron despobladas. Los señores, que veían disminuir sus ingresos, se mostraron más exigentes con los campesinos (reacción señorial). En todos los territorios de la Corona de Aragón la reacción señorial provocó una adscripción a la tierra de los campesinos (condición de remensa, en Cataluña, pues la remensa era el pago que debían hacer si querían abandonar la tierra) y la revitalización de las cargas fiscales y de los derechos que los nobles tenían sobre los campesinos.
La gran mayoría de la población estaba constituida por campesinos. La agricultura era de subsistencia, que apenas había evolucionado desde época romana. Casi toda la 4 producción se consumía. Un año de mala cosecha por razones climáticas o por una plaga, provocaba hambre y grandes mortandades. El cereal era el cultivo más generalizado, aunque algunas zonas se especializan en cultivos exportables (vino, aceite).
El auge ganadero se debíó sobre todo al aumento de la demanda de lana por parte de los talleres de Flandes
La producción artesanal estaba orientada al autoconsumo. Los productos de primera necesidad eran fabricados por los propios campesinos
La moneda aún circulaba poco en el campo. Sin embargo y a pesar de la crisis del XIV, los reyes promovieron la actividad comercial a través de su política exterior, pero también mediante medidas proteccionistas.
El comercio exterior se caracterizaba por la exportación de materias primas (aceite, vino, lana) y la importación de manufacturas, sobre todo en el Siglo XV cuando la nobleza se aficiónó al lujo (paños y obras de arte).
Tras el reinado de Alfonso X se desencadenó una larga etapa de crisis sucesoria. Frente a la nobleza, organizada en ligas enfrentadas, la corona, muy debilitada, sólo pudo contar con el apoyo de las ciudades, organizadas en Hermandades.
En 1366 estalla la Guerra Civil contra Enrique de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI, quien supo ganarse el respaldo de la mayor parte de la nobleza y del alto clero. Aunque la guerra empezó con victorias de Pedro I, Enrique II acabó derrotándolo.
Muchos de los señoríos que se concedieron lo eran en régimen de mayorazgo, que consistía en el derecho a ceder al primogénito no sólo el título, sino la mayor parte de los bienes de la casa nobiliaria. El titular podía disponer de la renta pero no de los bienes que la producían, lo que garantizaba el futuro del linaje.
En el reinado de Enrique IV (1454-1474) vuelve a producirse un enfrentamiento con la nobleza, sobre todo a raíz del tema sucesorio. Parte de la nobleza y Portugal consideran heredera a su hija Juana la Beltraneja, mientras que otra facción de la nobleza y Aragón apoyan a su hermana Isabel, casada con Fernando de Aragón.
La muerte del rey Aragónés Martín el Humano sin descendientes, provoca en 1410 una crisis dinástica que se resuelve con la elección del candidato castellano, el Trastámara Fernando I.
Durante el reinado de Juan II la oposición entre el autoritarismo real y el pactismo de las instituciones catalanas provocó la Guerra Civil catalana (1462-1472). Este conflicto dividíó a Cataluña en dos bandos. El rey tenía el apoyo de los remensas, la Busca barcelonesa y una parte de la pequeña nobleza y el clero. En el bando contrario, dirigido por la Generalitat, estaba la burguésía, la mayor parte de la nobleza y del clero y un numeroso sector popular.
El reino de Navarra estaba bajo dominio francés desde finales del Siglo XIII, pero a mediados del s. XIV, la casa reinante, los Evreux, propiciaron una progresiva navarrización de la administración. Las Cortes de Navarra adquirieron un notable poder político: representaban los intereses del territorio frente a los monarcas.
La Corona de Aragón se lanza a la creación de un Imperio comercial y territorial en el Mediterráneo. Las bases de esta expansión son el extraordinario desarrollo del comercio a larga distancia, la creación de un aparato jurídico de carácter internacional y la conquista militar de importantes zonas. Los comerciantes catalanes obligaron a sus monarcas a reafirmar militarmente su dominio comercial. La primera apertura hacia el Mediterráneo fue la conquista de Mallorca por Jaime I el Conquistador.
Alfonso V el Magnánimo dedicó todo su esfuerzo a la ampliación del Imperio mediterráneo. En 1442 consiguió incorporar el reino de Nápoles a la Corona de Aragón. La expansión favorecíó a la burguésía catalana, que llegó a entablar una dura competencia con las repúblicas mercantiles italianas (Venecia, Génova y Pisa). Los territorios mediterráneos no quedaron bajo el control directo del monarca, sino indirectamente a través de príncipes pertenecientes a la familia real.
En estos momentos Castilla inicia sus relaciones político-militares con Europa occidental, guiada en gran parte por sus intereses económicos. Uno de los puntos clave de esta política exterior es el dominio del Estrecho de Gibraltar, necesario para el evitar la llegada de refuerzos del norte de África al reino de Granada. Alfonso XI establece el control definitivo tras los éxitos militares del Salado (1340) y la conquista de Algeciras (1344), queda abierto el camino para la conquista del reino granadino.
El otro campo de las relaciones exteriores castellanas es Portugal. Cuando el rey castellano (Juan I), que tenía derechos a la corona portuguesa, intentó ocupar el país, se encontró con una fuerte oposición (derrota de Aljubarrota, 1385).
LA OFENSIVA CRISTIANA DE LOS SIGLOS XI Y XII
Entre los siglos XI y XIII los reinos cristianos ampliaron su territorio y consolidaron su poder, a costa de un al-Ándalus en crisis. En 1085, Alfonso VI, conquista Toledo y a la vez se colonizan las “Extremaduras”. La sociedad de los nuevos reinos cristianos estaba en un proceso de feudalización. Los grandes señores se garantizaban la conservación de sus señoríos mediante el sistema de mayorazgo. El proceso de feudalización alcanza su plenitud en los siglos XI y XII. Las relaciones señoriales son las que se establecen entre el señor y los campesinos en función de la propiedad territorial y el poder jurisdiccional.