Portada » Historia » Reinado de Alfonso XIII y Segunda República: Crisis, Reformas y Conflictos en España (1902-1939)
Alfonso XIII desempeñó un papel activo en la política. Los partidos del “turno” se dividieron y el caciquismo se fue debilitando. Las mayorías en las Cortes fueron escasas y al fraccionamiento parlamentario contribuyó la aparición y crecimiento de otros partidos políticos (socialistas, radicales, republicanos y nacionalistas). Los problemas del país: aumentaron las luchas sociales; reapareció la cuestión religiosa (denunciando el dominio de la iglesia en la enseñanza), resurgió el “problema militar” con la guerra de 1898, se consolidó el movimiento nacionalista (País Vasco y Cataluña) y el problema de Marruecos. Con el protectorado conjunto franco-español (Conferencia de Algeciras), las compañías españolas explotaron riquezas de la región y se inició un conflicto bélico (1909) que duró quince años.
A principios del siglo XX, las reformas regeneracionistas fracasaron y en 1905 estalló una grave crisis en Cataluña. Ante el crecimiento de la Lliga Regionalista (Prat de la Riba y Cambó) y las denuncias de los militares, el Gobierno suspendió las garantías constitucionales. Se aprobó la Ley de Jurisdicciones y Solidaritat Catalana obtuvo la victoria electoral.
Jefe de Gobierno conservador en 1907, realizó medidas como la Ley de Protección de la Industria, el Instituto Nacional de Previsión y la creación de las mancomunidades.
En Cataluña se vivió el auge de las movilizaciones obreras, se creó Solidaridad Obrera (1907) y surgió el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux. La tensión aumentó por el anticlericalismo, el antimilitarismo y la posición autoritaria de Maura que, junto a la situación de Marruecos y los errores del Gobierno, provocaron la crisis. Maura ensayó el plan de movilización de reservistas, con el envío de tropas a Marruecos. El desastre del Barranco del Lobo (Melilla) coincidió con una huelga general en Barcelona donde, además de los muertos causados, se dio el procesamiento irregular, condena y ejecución del anarquista Francisco Ferrer y Guardia. Las consecuencias de la Semana Trágica provocaron la caída de Maura. Canalejas, líder del Partido Liberal, gobernó (1910-1912), estableció el servicio militar obligatorio en tiempo de guerra, se aprobó la “ley del candado” (prohibía nuevas comunidades religiosas) y la Ley de Mancomunidades. Canalejas fue asesinado por un anarquista y se inició una etapa de crisis en los dos partidos del “turno”.
El Gobierno español declaró la neutralidad, pero la opinión pública se dividió en “aliadófilos” y “germanófilos”. España fue suministradora de los países en guerra.
Jefe de Gobierno, el Conde de Romanones. Estalló un enfrentamiento entre el Gobierno y el Ejército. Los militares peninsulares se unieron en Juntas de Defensa. El Gobierno dimitió. Dato aceptó reivindicaciones, pero una crisis parlamentaria acabó en la convocatoria de una Asamblea Nacional de Parlamentarios.
Iniciada como una huelga de ferroviarios (para obligar a cambios en el gobierno) en Valencia, fue seguida en otras capitales y el Gobierno respondió con las tropas frente a los piquetes. Hubo muertos y miles de detenidos.
La situación económica y social se agravó. La gripe de 1918 tuvo gran repercusión. El enfrentamiento entre trabajadores y patronos entró en fase de violencia. Una huelga general acabó con el gobierno. Surgió el Sindicato Libre, financiado por la patronal, que actuó contra el movimiento obrero.
Las complicaciones de la guerra de Marruecos llevaron a Canalejas a pactar con Francia un recorte de la zona española del Protectorado. El general Berenguer inició una acción para controlar el Rif y la situación se fue agravando con el tiempo. Una acción mal planificada (Fernández Silvestre, 1921) llevó a un ataque guerrillero de Abd-el-Krim y, con la huida de las tropas, se produjo una matanza, el desastre de Annual. El Gobierno se opuso a la investigación. El PSOE y los republicanos defendieron el abandono de Marruecos.
El golpe de Estado de 1923 tuvo como causas: las consecuencias de Annual (los militares rechazaron el expediente Picasso), el auge del nacionalismo en País Vasco y Cataluña, el ascenso de republicanos y socialistas (en 1921 se creó el Partido Comunista de España) y el crecimiento del movimiento obrero. Una dictadura militar sería bien acogida por la derecha y los militares (paralizar expediente Picasso).
El 12 de septiembre, Primo de Rivera se sublevó contra el gobierno con el apoyo de Alfonso XIII. Se estableció una dictadura militar. Se declaró el estado de guerra, la suspensión de garantías constitucionales y se disolvieron las Cortes. El régimen constitucional había desaparecido.
El gobierno introdujo cambios (Estatuto Municipal 1924). Respecto a Cataluña, prohibió el himno, la bandera y la lengua. En 1924, Primo de Rivera unificó sus apoyos en un partido único (Unión Patriótica). El orden público fue una meta, pero el gran éxito del Directorio Militar fue poner fin a la guerra de Marruecos (1926) con el desembarco de Alhucemas ante la invasión de Abd el-Krim.
Se convocó una Asamblea Nacional Consultiva (1927), organizando un estado autoritario sin soberanía nacional ni división de poderes. Imitó el modelo italiano en política social creando un Consejo Nacional del Trabajo y se puso en marcha la Organización Corporativa del Trabajo.
Liberales y conservadores en la oposición exigieron al rey restablecer la Constitución. Los republicanos se organizaron, la izquierda obrera, los intelectuales y el Ejército, descontento, se sumaron a las críticas. Las manifestaciones estudiantiles, paralelas al crack de la Bolsa en Nueva York, contribuyeron a la dimisión de Primo de Rivera.
Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al general Berenguer para volver al régimen constitucional, pero se desconfiaba del rey. La oposición creció y los republicanos aumentaron mucho (con Alcalá Zamora y Maura en la derecha republicana y Azaña en la izquierda) con la adhesión de nacionalistas y movimiento obrero. Se firmó el Pacto de San Sebastián (1930) por los principales partidos, organizando un levantamiento.
Se preparó un golpe militar, pero los capitanes Fermín Galán y García Hernández se pronunciaron en Jaca por la República, siendo ejecutados. Se desató una oleada de movilizaciones. Berenguer decidió convocar elecciones promoviendo un partido monárquico, pero el rey se quedó sin apoyos. Berenguer dimitió y el nuevo jefe de gobierno, el almirante Aznar, convocó elecciones municipales el 12 de abril y, debido a la obtención en ellas de resultados favorables a la opción republicana, se proclamó la Segunda República.
El desarrollo industrial fue significativo (eléctrico, cementero y químico), se llevó a cabo un saneamiento de las finanzas públicas y se crearon bancos. La Gran Guerra produjo un aumento de la producción y exportaciones, cancelando la deuda exterior. Tras una crisis (1918-1923) llegó la euforia económica. Las organizaciones obreras crecieron y su capacidad de movilización también, con un protagonismo del movimiento socialista (participación en la huelga, Semana Trágica). Creció la implantación de los sindicatos anarquistas creándose la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). La recesión económica de la posguerra provocó una oleada de huelgas, ganadas por los sindicatos. El PSOE se enfrentó a una grave crisis interna por la posibilidad de unirse al Partido Comunista. Los que abandonaron el PSOE fundaron el PCE. Durante la Dictadura, el movimiento obrero se mantuvo inactivo, aunque PSOE y UGT fueron tolerados. El movimiento anarquista fue perseguido por la Dictadura y hubo enfrentamientos internos. Los partidarios de la insurrección armada fundaron la Federación Anarquista Ibérica.
Con la proclamación de la República (14 de abril), Alfonso XIII abandonó el país.
Se formó con republicanos liberales de izquierda y derecha, partidos regionalistas y el PSOE. Largo Caballero adoptó medidas de reforma agraria, reforma laboral, y Azaña inició la reforma militar. Se promovió legislación educativa y se fundó el Patronato de Misiones Pedagógicas. Se puso en marcha el Estatuto Provisional de Autonomía de Cataluña.
El ambiente social adquirió gran tensión. El enfrentamiento entre la Iglesia y el régimen desembocó en la “quema de conventos”. Los republicano-socialistas ganaron las elecciones a Cortes Constituyentes.
Basada en la soberanía popular, desarrolló una amplia declaración de derechos y libertades, sufragio universal, también femenino. Se estableció el matrimonio civil, el divorcio y la equiparación de derechos de hijos legítimos e ilegítimos. Se declaró la igualdad en el derecho a la educación. El poder legislativo lo ejercían las Cortes (una cámara). En el poder ejecutivo, el presidente de la República (Jefe de Estado) nombraba al jefe de Gobierno. El poder judicial era totalmente independiente. La articulación del Estado posibilitaba el Estatuto de Autonomía para algunas provincias. La “cuestión religiosa”, muy debatida, estableció la libertad de conciencia y cultos. La Constitución, claramente progresista, tuvo a Alcalá Zamora como primer presidente de la República.
La estabilidad y estancamiento económicos imposibilitaron reformas profundas. Hubo dos factores negativos: la crisis del comercio exterior y el aumento creciente del paro.
Con Azaña (jefe de gobierno), Largo Caballero continuó con las reformas laborales. La reforma de la enseñanza se basó en la escuela única, pública, obligatoria, gratuita y mixta, eliminando la religión católica. La reforma militar redujo y modernizó el ejército.
Se trataba de asentar a los campesinos en las tierras de latifundio y se dictó la Ley de Bases para la Reforma Agraria, cuya aplicación fue un fracaso.
En la derecha, la oposición fue el Partido Radical de Lerroux y las asociaciones patronales; en la izquierda, CNT y el PCE. UGT apoyó al Gobierno. Los conflictos sociales fueron continuos. La frustración de los campesinos y obreros frente a la resistencia de propietarios e industriales provocó la movilización de los sindicatos anarquistas y el Partido Comunista. Se produjeron incidentes graves entre huelguistas y Guardia Civil (Castilblanco, 1932).
La expulsión de la Compañía de Jesús y la discusión en Cortes de la reforma agraria y el Estatuto de Autonomía para Cataluña provocaron la oposición de la derecha. El intento de golpe de estado del general Sanjurjo (10 de agosto) fracasó.
Tras una crisis política (Casas Viejas), la derecha se organizó (Confederación Española de Derechas Autónomas, CEDA de José María Gil Robles), los monárquicos fundaron Renovación Española (José Calvo Sotelo) y la ultraderecha en la Falange Española (José Antonio Primo de Rivera). Azaña dimitió y Martínez Barrio (Partido Radical) convocó elecciones en noviembre de 1933, donde hubo un claro triunfo de la derecha, respondido con una insurrección armada organizada por la CNT.
En el primer tercio del siglo hay gran protagonismo de los intelectuales. La Institución Libre de Enseñanza realizó un gran esfuerzo educativo, aunque la mayoría de los españoles era analfabeta. Hubo generaciones científicas y literarias excepcionales (generaciones del 98, 14 y 27), con Baroja, Azorín, Unamuno, Machado, Ortega y Gasset.
Los intelectuales tuvieron un protagonismo especial tanto en la instauración como en la vida social de la II República. Muchos dirigentes pertenecían al mundo de la cultura. A partir de 1932, los intelectuales se dividieron según fueran más o menos críticos con el Gobierno. La mayoría de los intelectuales colaboraron en la acción de extensión cultural del Gobierno republicano-socialista (las Misiones Pedagógicas ayudaron a esto). La Generación del 27 pasó al primer plano en la Segunda República.
En arquitectura se da el apogeo del modernismo barcelonés y de Antonio Gaudí. En artes plásticas destacó Picasso (va desde el academicismo al cubismo), Miró y Dalí. En cine, Buñuel y en música, Manuel de Falla.
Lerroux formó un gobierno con el Partido Radical. La Reforma agraria quedó paralizada y los jornaleros fueron expulsados de las tierras ocupadas. La reforma militar se detuvo, y antirrepublicanos como Mola y Franco ocuparon destinos clave. La política religiosa y educativa sufrió un cambio radical y los Estatutos de autonomía se bloquearon.
En la derecha, la CEDA aglutinaba las clases medias, populares y católicas. Renovación Española quedó relegada y los falangistas se fusionaron con las JONS. La izquierda se unió en torno a Azaña (Izquierda Republicana). El movimiento obrero se radicalizó y el PSOE se preparaba para una revolución si la CEDA llegaba al poder. El PCE cesó su enfrentamiento con el PSOE y la CNT se mantuvo al margen. Los nacionalistas catalanes de Esquerra se sumaron al frente revolucionario.
Fue el momento crítico de la II República. Los enfrentamientos callejeros, violencia verbal y entre patronos y trabajadores polarizaron la opinión pública. UGT organizó una huelga general de campesinos que fue reprimida. La izquierda obrera trataba de evitar un gobierno de la CEDA, entendido como triunfo fascista. Ante la entrada en el gobierno de tres dirigentes cedistas, los socialistas ordenaron la huelga general. En Asturias, la insurrección se convirtió en una insurrección armada revolucionaria. Se trataba de una revolución socialista que triunfó en Cataluña solo en un principio, fracasando después. También fracasó en Madrid. Para combatir la revolución en Asturias, el Gobierno entregó plenos poderes militares al general Franco, que llevó allí a la Legión. El balance fue durísimo (muertos, heridos, fusilamientos).
La CEDA exigía la ejecución de los revolucionarios, otros grupos pedían la amnistía y Lerroux firmó los indultos. El gobierno radical-cedista decretó la suspensión del Estatuto de Cataluña, se aprobó la nueva Ley de reforma Agraria. El Gobierno de la CEDA fue debilitándose y a su derecha surgió el Bloque Nacional de Calvo Sotelo (defendía un Estado autoritario) y, junto a Gil Robles, se plantearon un golpe militar. En la izquierda se unieron todos los grupos con Azaña como líder. La crisis definitiva del Gobierno derechista tuvo lugar con el escándalo del estraperlo (soborno a altos cargos).
El Frente Popular se formó con Izquierda Republicana, Unión Republicana, Esquerra Republicana de Catalunya, PSOE, PCE y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM); a ellos se unieron los sindicatos comunistas y UGT. La CNT no participó. El programa del Frente Popular (izquierda republicana burguesa) restablecía la legislación del primer bienio. La coalición de derechas la formaron el Bloque Nacional monárquico y la CEDA. Las elecciones se celebraron con orden y el Frente Popular obtuvo la victoria.
El impacto del triunfo de la izquierda fue fulminante. Los militantes de los grupos de izquierda liberaron a los detenidos desde octubre de 1934. El Gobierno decretó una amplia amnistía y se restableció el Estatuto catalán y el Parlament. Se reanudó la reforma agraria con la ocupación y expropiación de fincas que enfrentaron a campesinos y patronos. Se inició la tramitación de nuevos estatutos de autonomía. Azaña sustituyó a Alcalá Zamora, con Casares Quiroga como Jefe de Gobierno. El Frente Popular nació con fisuras y el clima de enfrentamiento entre falangistas, socialistas y comunistas provocó una escalada de la violencia.
Tras el intento de conspiración de 1934, los líderes de la derecha concluyeron que solo un golpe militar evitaría una revolución socialista. Con Mola al mando, el golpe se precipitó con el asesinato de un oficial de la Guardia de Asalto (12 de julio), seguido por el asesinato de José Calvo Sotelo. Esto decidió a Franco a participar en la sublevación y el 17 de julio se produjo la rebelión en Marruecos, ante la inactividad de Casares Quiroga.
El 17 de julio se inicia la sublevación en Melilla. Franco se puso al frente del Ejército de África. El 18, Queipo de Llano se sublevó en Sevilla. Mola se sublevó el 19 en Pamplona y en Andalucía desembarcaron unidades de África.
La rebelión fracasó en puntos importantes, pero los fracasos más graves fueron en Madrid y Barcelona. El golpe triunfó o fracasó en función de la rapidez y coordinación de los protagonistas y la capacidad de reacción de las fuerzas populares.
Los militares controlaban dos amplias regiones, norte y sur, norte de África, Baleares y Canarias. La República, la costa mediterránea y atlántica. Económicamente, la República dominaba zonas industriales y las reservas del Banco de España; controlaban efectivos militares, la aviación y la flota, pero la mayoría de oficiales se habían sublevado. El bando golpista tenía varias divisiones íntegras y el Ejército de África (el mejor entrenado).
Ambos bandos carecían de un poder civil organizado y la violencia proliferó en los dos. En la zona rebelde, la represión fue más organizada y dirigida (fusilamiento de García Lorca) y en la republicana fue espontánea y desigual (José Antonio Primo de Rivera fue ejecutado). Desde finales de 1936, la represión se atenuó y las autoridades controlaron más la situación.
Se inició el traslado del Ejército de África a la Península. Camino a Madrid, Yagüe realizó una brutal matanza en Badajoz. El avance fue continuo. Mola aisló el País Vasco de la frontera francesa.
La operación se inició el 18 de octubre. Se organizaron Brigadas Mixtas. Tras los bombardeos alemanes, el Gobierno se dirigió a Valencia dejando una Junta de Defensa. Las Brigadas Internacionales y aviones rusos se enfrentaron a los bombarderos de la Legión Cóndor alemana. Franco detuvo el asalto a Madrid.
Se inició el cerco de Madrid por el noroeste. La batalla del Jarama fue una de las más duras de la guerra. Los franquistas tomaron Málaga. El mando italiano propuso una operación en Guadalajara y fueron derrotados por los republicanos. Franco renunció a la toma de la capital.
Iniciada por Mola. La Legión Cóndor bombardeó las proximidades de Bilbao y el 26 de abril se produjo la destrucción de Guernica. El 19 de junio, las tropas navarras e italianas entraban en Bilbao.
Una ofensiva en Brunete causó bajas en ambas partes. La ofensiva sobre Santander mostró la inferioridad republicana y los franquistas resistieron en torno a Belchite. La ofensiva en Asturias que terminó con dura represión. La caída de la zona norte tuvo importantes consecuencias.
El Ejército franquista respondió a la ofensiva en Teruel y lanzó otra general en Aragón, llegando al Mediterráneo (15 de abril). El bando republicano preparó un ataque en el Ebro (ante su crisis interna) respondida por Franco que acabó en una batalla de desgaste.
Barcelona cayó el 26 de enero. Las divisiones republicanas causaron un golpe de Estado (Casado y Besteiro) que depusieron al gobierno de Negrín. Franco impuso la rendición.
Frente a un ejército rebelde con regimientos casi íntegros, la República dispuso de restos de unidades, milicianos que no estuvieron preparados sino cuando ya era tarde.
Se ocuparon fincas, se socializó la tierra y los anarquistas establecieron colectivizaciones y comunas. Hubo una revolución social.
Este Gobierno, con Largo Caballero, aprobó el Estatuto vasco e intentó recuperar el control sobre la economía y el Ejército. Hubo discrepancia entre dos modelos revolucionarios: el de la CNT-FAI y POUM frente al del PCE. Ambos defendían la colectivización y la constitución de comunas. La mayoría socialista y republicana defendía el control de la producción hacia una economía de guerra.
Estalló una insurrección en Barcelona. Largo Caballero fue sustituido por Negrín, que ilegalizó el POUM. Se mejoró la capacidad del Ejército popular y se consiguió una economía de guerra.
Los reveses militares hicieron que se plantease la negociación, pero Negrín se negó.
La Junta de Defensa Nacional en Burgos extendió el estado de guerra. Los derechos civiles fueron suprimidos. Se planteó la rebelión como un “alzamiento nacional” y para la iglesia una “cruzada”.
Se canceló la reforma agraria y la oligarquía financió al gobierno de Burgos.
Su elección significó una dictadura personal y régimen militar. El Decreto de Unificación creó un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, una organización sindical vertical y Ley de Prensa con censura. La Iglesia vio recompensado su apoyo. Se restableció la pena de muerte y la Ley de Responsabilidades Políticas.
La Guerra española fue un conflicto de trascendencia internacional. El movimiento obrero internacional se alineó con la República. Los estados democráticos occidentales no querían arriesgar una guerra europea. Por iniciativa británica se constituyó el Comité Internacional de No Intervención (27 países: Inglaterra, Francia, Italia, Alemania…) que se comprometían a permanecer neutrales evitando el suministro de armas y recursos, pero el Acuerdo de No Intervención resultó ser un fraude. En los gobiernos occidentales pasaba más el anticomunismo y miedo a la revolución que el respaldo a la democracia. Estados Unidos se declaró neutral mientras suministraba combustible al gobierno de Burgos. Tras el golpe, Franco y Mola solicitaron ayuda a Italia y Alemania. Mussolini envió hombres y material de guerra. La Alemania nazi envió a la Legión Cóndor. Portugal también colaboró. La República vio cortada la inicial ayuda francesa con el Acuerdo de No Intervención, pero recibieron ayuda soviética con armamentos y asesores pagados por el Banco de España. Las Brigadas Internacionales (voluntarios antifascistas) realizaron una importante ayuda hasta su retirada en 1938.
Las cifras son muy dispares. Habría que sumar los muertos efectivos (mucha población joven y activa), los indirectos, los de la posguerra y la caída de la natalidad. Una consecuencia importante fue la represión desde su inicio hasta muchos años después del final. En la zona republicana, las autoridades franquistas investigaron judicialmente para conocer los asesinatos y ejecuciones que tuvieron lugar fundamentalmente al principio. En el bando franquista, las investigaciones fueron más difíciles y posteriormente se elaboraron listas de desaparecidos.
Fue una segunda pérdida. Desde el inicio de la guerra, muchos abandonaron el país y niños de familias republicanas fueron enviados al extranjero para su seguridad. Unas 45.000 personas abandonaron el país y, aunque algunos volvieron durante la dictadura, la mayoría permaneció fuera.
En el terreno económico, la guerra significó la pérdida del tejido industrial y destrucción en viviendas y red de comunicaciones. A la deuda causada por la guerra se unió la del oro del Banco de España. Consecuencia de ello fue el hundimiento de la renta nacional y per cápita, y el hambre para la gran mayoría de los españoles durante los años de la posguerra. Desde el punto de vista social, la oligarquía tradicional recuperó el control de la economía y se eliminaron los derechos adquiridos por los trabajadores. En la moral, varias generaciones quedaron marcadas por el trauma y el sufrimiento.
La mayoría de los intelectuales españoles estaban al lado de la causa republicana. Muchos escritores de la Edad de Plata estaban comprometidos con el Frente Popular. Solo algunos como Ramiro de Maeztu apoyó la sublevación. Ortega y Gasset y Baroja se exiliaron y García Lorca fue asesinado. Los modelos culturales de ambos bandos fueron opuestos. En la España franquista se impuso una concepción unilateral de la cultura. En el lado republicano, la guerra produjo una exaltación del saber como forma de liberación y victoria. Las instituciones republicanas hicieron gran esfuerzo por la alfabetización. En el lado republicano coexistieron ideologías diferentes con menor censura que en la otra parte. Ambos bandos llenaron la producción cultural con la propaganda.