Portada » Historia » Reinado de Alfonso XIII: Crisis Política y Auge del Regeneracionismo (1902-1923)
En 1902, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad, finalizando la Regencia de María Cristina. Aunque el sistema canovista había proporcionado cierta estabilidad, el reinado de Alfonso XIII se caracterizó por una permanente crisis política. La muerte de Cánovas (1897) y Sagasta (1903) provocó luchas internas por el liderazgo en los partidos del turno, debilitando su posición y facilitando el auge de nuevos partidos (socialistas, republicanos y nacionalistas).
A la crisis política se sumó un clima de violencia social:
Entre 1902 y 1909, surgieron los primeros intentos de revisionismo político, buscando reformar el sistema desde arriba. Los regeneracionistas, como Joaquín Costa o Santiago Alba, criticaban el sistema político, al que consideraban corrupto, y pedían una regeneración moral, eliminando el caciquismo y el fraude electoral. Maura (Partido Conservador) y Canalejas (Partido Liberal) sucedieron a Cánovas y Sagasta.
Durante el gobierno de Maura (1902-1909), se aprobó legislación laboral, se creó el Instituto Nacional de Previsión (1908) y la Ley de Reforma Electoral (1907). Sin embargo, los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona (1909) provocaron su dimisión.
Tras la Conferencia de Algeciras (1906), España ejercía un protectorado sobre el norte de Marruecos. En 1909, ataques de cabilas (tribus) próximas a Melilla llevaron a Maura a enviar reservistas. Socialistas y anarquistas convocaron una huelga general el 26 de julio, que solo tuvo éxito en Barcelona. Los incidentes durante el embarque de los reservistas, junto con las noticias del desastre del Barranco del Lobo (27 de julio), desencadenaron una situación de violencia generalizada: barricadas, quema de conventos y enfrentamientos. La represión posterior, incluyendo la ejecución de Ferrer Guardia, generó protestas internacionales y forzó la dimisión de Maura.
En las elecciones de 1910, Pablo Iglesias obtuvo un escaño, y el Partido Liberal, liderado por Canalejas (1910-1912), llegó al poder. Su gobierno:
Su asesinato en 1912 marcó el fin del periodo reformista.
La Primera Guerra Mundial (1914-1918), en la que España fue neutral, desvió temporalmente la atención de los problemas internos. La guerra estimuló la economía, pero provocó inflación sin un aumento paralelo de los salarios.
La crisis estalló en el verano de 1917, con el gobierno enfrentándose a:
De 1918 a 1923, la inestabilidad social fue extrema, con 13 gobiernos sucesivos. El fin de la Primera Guerra Mundial empeoró la situación económica, fortaleció el sindicalismo y aumentó la conflictividad. Los enfrentamientos entre trabajadores y patronos se volvieron violentos, especialmente en Barcelona, con la creación del Sindicato Libre y el uso del pistolerismo. En Andalucía, las ocupaciones de tierras y los desalojos violentos eran frecuentes. En este contexto, se produjeron los asesinatos de Dato y del líder anarquista Salvador Seguí.
A la crisis social se sumó la cuestión de Marruecos. Tras la Conferencia de Algeciras (1906), España obtuvo derechos sobre el norte de Marruecos. Las cabilas rifeñas, lideradas por Abd-el-Krim, se resistían a la ocupación española.
En 1921, el general Silvestre, sin contar con el Alto Comisario, el general Berenguer, lanzó una ofensiva contra Abd-el-Krim que resultó en el desastre de Annual, con la masacre de 12.000 soldados españoles. El Parlamento pidió responsabilidades, y se inició el expediente Picasso, que nunca llegó a concluirse debido al golpe de Estado de Primo de Rivera. La investigación sugirió la posible implicación del rey Alfonso XIII, amigo personal de Silvestre.
En este clima, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, con el apoyo del Rey, proclamó el estado de guerra en septiembre de 1923. Alfonso XIII entregó el poder a Primo de Rivera, consumándose el golpe de Estado. La Constitución de 1876 fue suspendida, marcando una ruptura entre la monarquía y la clase política.