Portada » Geografía » Recursos Naturales, Impacto Ambiental y Desarrollo Sostenible: Claves para un Futuro Equilibrado
Un recurso es toda forma de materia, energía o información necesaria para cubrir las necesidades fisiológicas, socioeconómicas y culturales, tanto a nivel individual como colectivo. Se consideran reservas aquella parte de los recursos cuya localización y cantidad se conocen detalladamente, y cuya explotación resulta económicamente rentable con la tecnología disponible.
Se considera como impacto ambiental a cualquier modificación en los diferentes sistemas terrestres, producida por las actividades humanas, como la explotación de los recursos naturales. Normalmente, tras la modificación se transforma su estado natural y queda alterada su calidad inicial.
Causas:
La relación del ser humano con la naturaleza no ha sido siempre igual a lo largo de la historia. Tanto el empleo de los recursos como la generación de impactos han ido aumentando. Esta relación se puede dividir en tres etapas:
El sistema ecológico está constituido por la energía solar y lo que llamamos el capital terrestre (aire, agua, tierra de labor, biodiversidad, materias primas, etc.). Este sistema proporciona los recursos naturales al sistema económico y se encarga del reciclado de los desechos, la purificación del agua contaminada, la reducción de la polución del aire y otros impactos ambientales que genera el sistema en los procesos industriales. Por tanto, el sistema económico debe estar sometido a las limitaciones impuestas por el sistema ecológico para garantizar su supervivencia.
Tradicionalmente el desarrollo económico se ha producido al margen de los sistemas naturales, lo que ha generado una serie de problemas conocidos como crisis ambiental. Los problemas más significativos son:
Existen tres tipos de modelos de desarrollo:
Es una forma de evaluar si nuestro consumo actual es sostenible o no. Se define como una medida del impacto ambiental total generado por una determinada población humana sobre el medio ambiente. Se expresa como la superficie terrestre (en hectáreas) necesaria para la producción de todos los recursos (alimentos, madera, energía…) que se consumen, para eliminar todos los residuos generados y para que se desarrolle la vegetación necesaria para absorber el CO2 emitido por la quema de combustibles fósiles. Se puede calcular en forma individual, para un país o para todos los habitantes de la Tierra. Actualmente, su valor es de 2,3 hectáreas por habitante, sin embargo, la capacidad de la Tierra es de 2,1 hectáreas. Aunque es un valor poco fiable, es importante para fomentar la conciencia ecológica.