Portada » Español » Realismo, Naturalismo, Modernismo y Generación del 98 en la Literatura Española
El realismo sustituye la imaginación romántica por la concepción nacionalista, que pretende describir objetivamente la realidad. Por ello, el género que mejor se presta es la novela, eclipsando la lírica y el teatro.
El poeta más significativo del realismo es Ramón Campoamor. Sus principales libros poéticos: «Doloras», «Pequeños poemas» y «Humoradas».
El éxito de los artículos de costumbres publicados en diarios y la traducción de novelas de autores extranjeros culminaron con la introducción del realismo francés en España, que se produce en 1870 con la publicación de «La Fontana de Oro» de Benito Pérez Galdós. Entre 1850 y 1870 tenemos un periodo de transición del Romanticismo al Realismo. Junto a los dos máximos exponentes, Galdós y Clarín, destacan otros autores como Valera, Pardo Bazán o Blasco Ibáñez.
Escribió artículos, cuentos, poesías y novelas. Destaca por el acentuado análisis psicológico de sus personajes. Sus principales novelas son:
Escribió cuentos y novelas realistas y naturalistas. Destacan sus novelas:
Ambas muestran a la aristocracia rural gallega de la época.
Fundó el periódico «El Pueblo» después de volver a España.
Sus primeras novelas tratan sobre los conflictos sociales de la sociedad valenciana:
Más adelante profundizó sobre el naturalismo como «La Catedral» (1903), «El Intruso» (1904), alcanzando un gran éxito internacional con sus obras «Sangre y Arena» (1908) y «Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis» (1916), que fueron llevadas al cine en Hollywood.
Cultivó casi todos los géneros: teatro, novela, ensayo y artículos periodísticos.
Su obra se divide en tres etapas:
a) Novelas de tesis: son sus primeras novelas escritas durante la década de 1870. Destacan «Doña Perfecta» (1876), «Gloria» (1877), «La Familia de León», en las cuales critica la intolerancia y el fanatismo; también son importantes «La Fontana de Oro» (1870), novela histórica sobre la época del Trienio Liberal, y «Marianela» (1878).
b) Novelas contemporáneas: se trata de 24 novelas publicadas entre 1881 y 1889, donde describe a la sociedad contemporánea y sus distintas clases sociales.
Destacan: «La Desheredada» (1881), «Lo Prohibido» (1885) y, sobre todo, la más importante, «Fortunata y Jacinta» (1887).
c) Novelas espirituales: sus novelas de la década de 1890, las cuales, sin abandonar la observación detallada de la realidad, tratan temas espirituales y morales. Destacan «Nazarín» (1895) y «Misericordia» (1897).
Paralelamente a estas tres etapas, Galdós fue escribiendo los Episodios Nacionales, que constan de 46 novelas divididas en 5 series de 10 novelas cada una, excepto la última que tiene 6, las cuales son una crónica de los conflictos que marcaron la historia de España, desde la batalla de Trafalgar hasta el comienzo de la Restauración, pasando por la Guerra de la Independencia o las Guerras Carlistas.
Combinó su actividad de crítico literario con la de narrador.
Explica la historia de Ana Ozores, esposa del regente de la Audiencia, Don Víctor Quintanar, un hombre mayor que ella. Ana se siente insatisfecha emocionalmente y busca mantener una aventura extramatrimonial, pero duda entre dos hombres: su confesor, Fermín de Pas, que está enamorado de ella, y Álvaro Mesía, un seductor experimentado, a quien al final se entrega, aunque al final acaba abandonada por todos. En esta obra destacan los siguientes aspectos: la intensa caracterización psicológica de los personajes, la descripción exhaustiva de la ciudad de Vetusta, la perfecta estructuración de la novela y la técnica narrativa que combina distintos puntos de vista.
Modernismo: supone una actitud vital de rebeldía y un afán de renovar todos los ámbitos de la vida y el arte. El modernismo literario se caracteriza por:
a) La diversidad de influencias, tanto de los románticos, como el individualismo y el subjetivismo; también del simbolismo francés.
b) Aparecen los temas del rechazo de la realidad, de desarraigo del presente y la evasión, o el intimismo y las preocupaciones y angustias existenciales.
c) El estilo supone una renovación de la métrica, del lenguaje y de los recursos expresivos, símbolos y sinestesia.
d) Predominio de la lírica y la prosa poética.
Generación del 98: fueron un grupo de escritores que expresaron el más profundo desagrado ante la sociedad de la Restauración y proclamaron la necesidad de una regeneración social, cultural y estética. Muestran el pesimismo existencial y el subjetivismo de la época. Su género preferido es el ensayo, a través del que intentan lograr un estilo personal. (Autores: Maeztu, Unamuno, Azorín, Baroja, Machado, Valle-Inclán).
Destacan autores modernistas como Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez o Rubén Darío.
En la lírica, el modernismo supone una profunda renovación estética tanto en el estilo como en los temas; el fin del modernismo no se dará hasta 1915. A partir de ese año, la lírica evolucionará de distinto modo en cada autor.
Escribió poesía, prosa y teatro, pero destaca como poeta. En su obra se distinguen tres etapas:
a) 1ª etapa: «Soledades» (1903) y «Soledades, Galerías y Otros Poemas» (1907). Vemos el modernismo simbolista de influencia romántica. Es una lírica intimista donde se muestran los sentimientos de tristeza y hastío. Es frecuente el tema del paso del tiempo y la nostalgia del pasado. El estilo es sencillo, de musicalidad suave; y la métrica es variada, con predominio de silvas, romances, cuartetos, redondillas y endechas.
b) 2ª etapa: se inicia con «Campos de Castilla» (1912). Esta es una etapa menos intimista y más historicista, donde el paisaje soriano cobra gran protagonismo. Es una poesía descriptiva que identifica a Soria con Castilla, y con España; también se da una identificación entre el paisaje y el alma del poeta. Esta obra se amplía en «Poesías Completas» (1917), incluyendo el ciclo de poemas sobre Leonor y otros poemas de tema andaluz.
c) Última etapa: publica «Nuevas Canciones» (1924), donde destacan sus «Proverbios y Cantares», que son composiciones a modo de sentencias, sobre temas como el tiempo, la búsqueda de Dios, la vida como un camino, la crítica de España…
Conclusión: la obra de Machado supone la culminación de principios de siglo. Su trayectoria va desde el modernismo simbolista a la búsqueda de nuevas formas expresivas, con un estilo sencillo. Su figura intelectual ejerció una gran influencia en otros escritores de la década de 1950 y 1960, por su poesía crítica y su actitud comprometida durante la Guerra Civil.
En el primer tercio del siglo XX triunfan varios tipos de teatro: alta comedia, teatro poético, teatro cómico costumbrista y el humorístico. También tenemos escritores que experimentan nuevas formas dramáticas: Valle-Inclán, Unamuno y Azorín.
A) Alta comedia: presenta temas de actualidad con una leve crítica, expresada de forma elegante y distinguida. Destaca Jacinto Benavente con la obra «Los Intereses Creados».
B) Teatro poético: son obras inspiradas en el drama romántico histórico. Destaca Eduardo Marquina con la obra «El Rey Trovador», y los hermanos Machado con la obra «Desdichas de la Fortuna» y «La Lola se va a los Puertos».
C) Teatro costumbrista: recrea ambientes pintorescos y tipos populares, con un lenguaje castizo. Destacan los hermanos Álvarez Quintero con la obra «El Genio Alegre» y Carlos Arniches con la obra «La Señorita Trévelez».
D) Teatro humorístico: destaca Pedro Muñoz Seca, creador del astracán, un estilo que basa su comicidad en las situaciones disparatadas y en los diálogos absurdos. Su obra más conocida es «La Venganza de Don Mendo».
Evoluciona desde el estilo modernista, embellecedor de la realidad, hasta el esperpento: una estética deformadora de la realidad que la caricaturiza, exagerando los aspectos más expresivos. Además, supone una actitud profundamente crítica de la sociedad española de los años 20, ya que supuso una importante renovación dramática que incorpora el antirrealismo al teatro moderno. Su poesía está agrupada en «Claves Líricas», trilogía compuesta por las obras «Aromas de Leyenda», «El Pasajero» y «La Pipa de Kif»; las dos primeras son modernistas, mientras que la última muestra la estética esperpéntica.
Su narrativa se inicia con la estética modernista, con «Sonata de Otoño», «Sonata de Estío», «Sonata de Primavera» y «Sonata de Invierno» («Las Sonatas»). Después cultiva la novela histórica con la trilogía «La Guerra Carlista» y culmina con el esperpento en «El Ruedo Ibérico» y «Tirano Banderas».
Su teatro comienza siendo modernista, con «El Marqués de Bradomín», para pasar después a un teatro mítico, con «Comedias Bárbaras» y «Divinas Palabras»; mientras que en la última etapa está dentro de la estética del esperpento y encontramos sus mejores obras: «Luces de Bohemia», la trilogía «Martes de Carnaval» y «El Retablo de la Avaricia, la Lujuria y la Muerte».
Sus novelas apenas tienen argumento, ya que todo se basa en descripciones de sensaciones y ambientes. Destacan: «La Voluntad», «Antonio Azorín» y «Las Confesiones de un Pequeño Filósofo». En su ensayo predominan dos temas: el paisaje de España, «Castilla», y la crítica literaria sobre autores clásicos o de su época, «Clásicos y Modernos», «Al Margen de los Clásicos».
Escribió cuentos, ensayos, pero sobre todo novela. Para él, la novela es un género donde se puede incluir todo: filosofía, aventuras, etc. La realidad que muestra suele estar impregnada de pesimismo. Sus personajes suelen ser, o bien seres asociales, desorientados y abúlicos, que son incapaces de actuar, o bien son rebeldes que actúan para intentar huir de la realidad, pero tanto unos como otros, al final, fracasan. Su estilo es sencillo, dinámico y ágil, donde predomina la acción.
Trilogías:
a) Lucha por la vida: formada por «La Busca», «Mala Hierba» y «Aurora Roja», ambientadas en los suburbios madrileños con personajes obreros y marginados.
b) Tierra vasca: formada por «La Casa de Aizgorri», «El Mayorazgo de Labraz» y «Zalacaín el Aventurero», ambientadas en el País Vasco.
c) La raza: formada por «La Dama Errante», «La Ciudad de la Niebla» y «El Árbol de la Ciencia».
Novelas de aventuras: «Las Inquietudes de Shanti Andía» y «Memorias de un Hombre de Acción», 22 novelas sobre el conspirador y aventurero de comienzos del siglo XIX, Eugenio Aviraneta.
En novela destacan autores como Valle-Inclán, Baroja, Unamuno y Azorín, mientras que en ensayo destaca Unamuno.
Poesía: en lírica trata grandes temas: su reacción ante el paisaje y sus preocupaciones existenciales (religiosas). Destacan «Poesías», «Rosario de Sonetos Líricos» y «Romancero del Destierro».
Novela: recoge exclusivamente los temas que le preocupan y elimina todo lo que no es esencial. Es una novela densa, filosófica y profundamente apasionada. Destacan «Niebla», «Paz en la Guerra», «Amor y Pedagogía», «La Tía Tula» y «San Manuel Bueno, Mártir».
Teatro: es filosófico y plantea temas existenciales. Destacan «Fedra», «La Esfinge» y «El Otro».
Ensayo: de tono vehemente, ya que presenta sus pensamientos de forma apasionada. Predominan dos temas: