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Nietzsche es un filósofo y filólogo nacido en Rocken en 1844, en el seno de una familia protestante. Murió en 1900. Recibió formación humanística, estudió filología clásica y fue nombrado Catedrático de Filología por la Universidad de Basilea. Aunque vivió en la época del socialismo, el marxismo y el anarquismo, no le influyeron.
La evolución del pensamiento de Nietzsche tiene tres etapas:
.Período romántico: de los 20 a los 35 años, le influyen Schopenhauer y Wagner. Aparecen los conceptos lo apolíneo y lo dionisíaco. Escribe «El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música» y «Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.»
.Período positivista: condena la metafísica y la religión. Escribe «Humano demasiado humano».
.Período maduro o crítico: se desarrolla la filosofía a martillazos, destruyendo los valores tradicionales para que pueda surgir el superhombre. Escribe «El crepúsculo de los ídolos» y «La voluntad de poder».
En «El crepúsculo de los ídolos»:
4. Apunta a una «inversión» de todos los valores tradicionales, abriendo paso al artista trágico que aprecia la vida y el mundo terrenal como lo único exixtente.
La filosofía de Nietzsche es una crítica radical a la cultura occidental en todas sus facetas. Se trata de una cultura incuestionable y decadente que se impone a los sentidos y a la vida. La cultura occidental se revela como nihilista, afirma la nada, niega la vida e inventa un mundo ideal.
Pero estos valores se desmoronan porque ese ideal no existe, es invento del Platonismo. Esta es la vertiente crítica de su filosofía. Nietzsche plantea una alternativa positiva: decir sí a la vida. Nos ofrece la nueva concepción del hombre, el Superhombre, que conoce la muerte de Dios y se enfrenta a la vida con un espíritu dionisíaco, asumiendo el placer y el sufrimiento; una nueva concepción de la realidad (La voluntad de poder, deseo de ser más, y el Eterno retorno, afirmar la vida hasta el punto de querer que se repita siempre); una nueva concepción del conocimiento, que sustituye la razón por los sentidos. En definitiva, propone la Transvaloración (sustitución de los valores decadentes por los que afirman la vida).
4.2. Frente al racionalismo excesivo de Hegel, que considera que existe una identificación entre lo real y lo racional, sin dejar espacio a lo irracional, surgián un conjunto de pensadores que exaltarán lo vital, lo afectivo y los instintos. Se trata de «Filosofías de la vida» (vitalismo). Defienden lo irracional y afirman la vida como realidad radical. Estas filosofías recurren a la inspiración poética, la intuición, el instinto y los sentimientos para captar la verdadera realidad. En esta corriente se sitúan filósofos como Schopenhauer, Nietzsche, Bergson y Ortega y Gasset.
Nietzsche critica la concepción lineal del tiempo, presente en S.Agustín, afirmando la del eterno retorno. Se inspira en la «voluntad de vivir de Schopenhauer» para elaborar su concepto de «voluntad de poder».
Junto a Freud y Marx, es un «filósofo de la sospecha», pues pone en duda la propia conciencia: las creaciones culturales de la conciencia son productos de la decadencia, de valores contrarios a la vida.
El vitalismo de Nietsche tiene continuidad en Bergson y Ortega y Gasset, todos consideran que la vida es la realidad radical y defienden el Raciovitalismo. Influye en el existencialimo ateo de Sastre, quien también plantea la muerte de dios y afirma la radical libertad humana para crear los valores propios. También en Foucault, quien recoge el método genealógico para pensar en el presente o establecer una vinculación entre Verdad y Poder: el saber se traduce como poder. Por último, influye en los pensadores de la Posmodernidad.
El pensamiento de Nietzsche se manifiesta omo pensamiento crítico-destructivo de la tradición occidental. Nos propone un pensamiento propio basado en:
1.
Lo apolíneo y lo dionisíaco: La filosofía de Nietzsche es de corte vitalista. La vida es el fondo originario del que surge lo concreto. La razón es insuficiente para captarla, el arte es el mejor instrumento para entenderla. para Nietzsche, los griegos comprendieron que la vida era peligrosa, apasionante y terrible, y se enfrentaron a ella, trasformándola mediante el arte en la tragedia griega. En esta aparecen dos fuerzas complementarias, lo apolíneo frente a lo dionisíaco, y se entiende la vida en su plenitud, como belleza y como tragedia. En el juego trágico se enlazan la vida y la muerte, la alegría y el sufrimiento. El artista trágico dice sí a la vida y a todo lo que conlleva.
El socratismo y el platonismo son lo opuesto a lo dionisíaco. con ellos surge el Idealismo, la invención de un «mundo verdadero» más allá de la vida terrenal y de valores morales antinaturales, opuestos a la vida, que llevan a la desvalorización del mundo terrenal o la invención de la religión porque el hombre se siente impotente.
2.
El nihilismo: La crítica radical de Nietzsche a toda la cultura occidental viene a demostrar que «Dios ha muerto», lo que viene a significar el fin del idealismo. En sentido positivo, el nihilismo significa que el ser humano ya no puede hacer su vida desde «Dios». Entonces nos propone la Transvaloración, la incesión de los valores que afirmen la vida. Después de la negación viene la afirmación radical del hombre creador de sus propios valores.
3.
El Superhombre: Cuando Zaratustra anuncia «la muerte de Dios», abre paso a la posibilidad de la aparición del superhombre a través de un proceso de transformación a tres figuras: el camello, que se inclina ante Dios y soporta los valores que odian la vida; el león, que simboliza la lucha humana contra los valores contractuales; y el niño, como el comienzo de algo nuevo, el juego creador de nuevos valores.
El Superhombre representa el comienzo de la nueva humanidad, basada en el «espíritu libre» y creador. Las características del Superhombre serían:
d)Es superior: busca ser un espíritu elevado, ama el poder, la fuerza, la valentía y se opone a la igualación producida por los débiles a través del Cristianismo.
En suma, el Shuperhombre se aleja de los valores decadentes y crea sus propios valores, diciendo un sí radical a la vida. Es el que «danca en los abismos», según Schopenhauer, que asume el riesgo permanente de la vida, sabiendo que el mundo es un cambio constante donde ese amor a la vida resulta lo único que sirve de brújula.
4. La voluntad de poder: Es una nueva interpretación de la realidad, según Nietzsche. Donde hay vida, hay voluntad de poder, es decir, fuerza, pasión. Nietzsche se enfrenta al mundo estático, inmutable y eterno del Idealismo platónico y, volviendo a Heráclito, nos muestra un mundo en contínuo cambio. El ser ha de ser entendido como devenir, está en «proceso», en movimiento permanente.
No hay perspectiva y ha de someterse a interpretación. Las cosas surgen de ese fondo como surgen las olas en el océano. Por eso, cuando la razón socrato-platónica inventa los «conceptos supremos» para conocer el «mundo verdadero», para Nietzsche es que se está falsificando la realidad para obtener una utilidad que nos permita librarnos del cambio. El Idealismo platónico ha inventado otro mundo porque no soporta vivir en un mundo cambiante. Por el contrario, el Superhombre es el que dice «sí» a la inestabilidad y sus riesgos. La única realidad existente es el mundo de las «apariencias».
5. El eterno retorno: El Superhombre es el que vive en esa realidad absolutamente cambiante en el que está dispuesto a vivir cada instante y vive el tiempo como eterno Retorno.
Con esta cuestión, Nietzsche vuelve a la concepción circular del tiempo de los griegos, frente a la concepción lineal del tiempo del cristianismo. Cada instante, a medida que avanzamos, vuelve a repetirse. Esta vida hay que vivirla infinitas veces, con cada alegría y con cada sufrimiento. La aceptación del eterno retorno significa estar dispuesto a «volver eternamente a esta misma vida», a una vida bella y trágica a la vez, como una obra de arte.
La crítica que hace Nietzsche a los filósofos tradicionales está estrechamente unida a la crítica que hace a la moral tradicional. La moral tiene su base en la filosofía platónica que diferencia entre el mundo verdadero (el mundo Ideal) y el mundo aparente (mundo sensible). Es una moral antinatural, opuesta a la vida. Es la moral de los esclavos frente a la moral aristocrática de los señores. Es la moral de la humildad, el perdón, la decadencia, frente a los valores de fuerza, poder y crecimiento propios de los guerreros aristocráticos del mundo griego.
1. Niezsche hará una crítica a la concepción del ser (metafísica): inventada por Sócrates y Platón y continuada por el cristianismo. Platón creó otro mundo, el mundo de las Ideas, considerado como el «mundo verdadero» en el que el ser es algo fijo, inmutable y abstracto. Con este mundo desvaloriza el mundo sensible, el mundo de lo «aparente», el mundo del devenir. La base de la metafísica occidental es el espíritu de la decadencia, la cual es, para Nietzsche, la que odia la vida y el mundo.
Para Nietzsche, por el contrario, el «mundo verdadero» de Platón es pura invención. El único mundo que existe es el «mundo aparente», aquello que «se muestra» a los sentidos. Este mundo es un mundo sometido, como pensaba Heráclito, a un contínuo devenir. El ser es devenir. El mundo no es, por tanto, un mundo de «cosas», de «seres» concretos, sino de «juegos de fuerzas» que responden a la Voluntad de Poder. Lo que hay es una realidad que debe ser sometida a interpretación. El «mundo verdadero» se revela como la Nada, esto es el Nihilismo decadente.
2. También hará una crítica a la concepción tradicional de conocimiento que nos propone la razón. La razón es el instrumento de Sócrates y de Platón. Pretende ser la única fuente de conocimiento del mundo Ideal. Para Nietzsche es solo un arma para soportar la existencia, la vida cambiante. Es la ficción de que conocemos verdades, que en realidad luchan contra la vida. Para Nietzsche el conocimiento solo puede provenir de los sentidos, del cuerpo , de lo único que nos pone en contacto con la vida. Los sentidos solo nos pueden mostrar la apariencia, perspectiva subjetiva de la realidad, y no la Verdad absoluta.
3. Nietzsche realiza una crítica a la concepción del lenguaje que encierra la filosofía tradicional. Para él, el lenguaje tiene un carácter metafórico, proviene de las imágenes captadas por las sensaciones de los sentidos. las palabras tienen una doble cara: en una de ellas se sitúa la imagen que hay detrás de cada palabra. Las palabras se originan por el contacto con las vivencias concretas. Pero, por un proceso de abstracción, las palabras dejan de ser metáforas y se transforman en conceptos. En este proceso se llegará a los conceptos metafísicos («ser», «sustancia»), los conceptos «supremos», los más generales y vacíos. En realidad son nada. Así se llega al concepto supremo de Dios, que es lo último, lo más vacío, y que es puesto como lo primero. Pero estos conceptos incluídos en nuestro lenguaje son una ficcción inventada por la razón.
Nietzsche dirige sus ataques contra dos objetivos centrales:
a)La imposición de la razón hecha por Platón como única vía legítima para acceder al conocimiento y a la verdad, rechazando la vía de los sentidos y el cuerpo, que nos mantienen encadenados en el fondo de la caverna.
La tradición rechaza los sentidos y el cuerpo porque considera que no nos permiten conocer «la auténtica realidad» y nos inducen al pecado. La filosofía, mediante aquella «mala comprensión del cuerpo» ha conducido al hombre a la decadencia. La razón es la causa de que nosotros falseemos el testimonio de los sentidos, porque estos no mienten.
Nietzsche propone poner el cuerpo como centro de gravedad. No existe el alma o el espíritu. El cuerpo nos integra en la realidad y hace que podamos conocer el mundo y a nosotros mismos. Es una manifestación de Voluntad de poder y es lo que unifica las fuerzas que hay en nosotros.
La invención del mundo racional trae consigo la de los conceptos base de la metafísica tradicional, como por ejemplo la esencia o Dios. Platón crea un mundo perfecto e ideal y relega al mundo de la experiencia lo que se ofrece a los sentidos. Los conceptos metafísicos son invenciones para encontrar el reposo, la regularidad y la calma que están ausentes en el mundo de los sentidos. Los filósofos confunden lo último con lo preimero porque los conceptos metafísicos son posteriores a la experiencia sensible. El filósofo dogmático se aferra a estos conceptos, que simplifican y momifican la visión del devenir de la realidad.
Nietzsche considera que la metáfora representa mejor la realidad porque integra una diversidad y permanece siempre abierta. Cuando se refiere a Dios, se refiere a este pero también a todo lo que puede sustituirle, porque dios es aquello que expresa la realidad absoluta. Con su muerte, podremos vivir sin lo absoluto, en la «inocencia del devenir». Por ello, dicha muerte hace que surja el «Superhombre».
La tragedia es una historia en la que los personajes nobles se enfrentan a conflictos provocados por pasiones humanas que desembocan en un desenlace fatal. Nietzsche pone en evidencia el contraste entre lo dionisíaco (la pasión que experimenta el personaje) y lo apolíneo (la sabiduría y la justicia).
Los griegos representaban con Dionisio la vida y sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos. Sócrates inaugura el desprecio al mundo corporal y la fe en la razón a través de la identificación de Dionisio con el no ser. La decadencia del espíritu griego supuso el triunfo de lo apolíneo sobre lo dionisíaco, que es lo real, según Nietzsche, «el espíritu de la tierra».
Solo el artista trágico es capaz de superar la decadencia a la que nos ha llevado platón entre el mundo verdadero y el mundo sensible, porque él acepta el devenir y deja de ser pesimista, pues pierde el miedo a la realidad, abrazando la existencia con toda su oscuridad y sufrimiento. El artista trágico sustituye al científico positivista.