Portada » Filosofía » Raíces de la doctrina social de la iglesia en el antiguo testamento
La doctrina social de la Iglesia no ha sido pensada desde
El principio como un sistema orgánico, sino que se ha formado en el curso del
Tiempo, a través de las numerosas intervenciones del Magisterio sobre temas
Sociales. Esta génesis explica el hecho de que hayan podido darse algunas
Oscilaciones acerca de la naturaleza, el método y la estructura epistemológica
De la doctrina social de la Iglesia. Una clarificación decisiva en este sentido
La encontramos, precedida por una significativa indicación en la « Laborem
Exercens », en la encíclica «Sollicitudo reí socialis»: la doctrina
Social de la Iglesia « no pertenece al ámbito de la ideología, sino al
De la teología y especialmente de la teología moral ». No se puede
Definir según parámetros socioeconómicos. No es un sistema ideológico o
Pragmático, que tiende a definir y componer las relaciones económicas,
Políticas y sociales, sino una categoría propia: es « la cuidadosa
Formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las complejas
Realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional,
A la luz de la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es
interpretar esas realidades, examinando su conformidad o diferencia con lo
Que el Evangelio enseña acerca del hombre y su vocación terrena y, a la vez,
Trascendente, para orientar en consecuencia la conducta cristiana ».
La doctrina social, por tanto, es de naturaleza
Teológica, y específicamente teológico-moral, ya que « se trata de una
Doctrina que debe orientar la conducta de las personas ». « Se sitúa en
El cruce de la vida y de la conciencia cristiana con las situaciones del mundo
Y se manifiesta en los esfuerzos que realizan los individuos, las familias,
Operadores culturales y sociales, políticos y hombres de Estado, para darles
Forma y aplicación en la historia ». La doctrina social refleja, de hecho, los
Tres niveles de la enseñanza teológico-moral: el nivel fundante de las
Motivaciones; el nivel directivo de las normas de la vida social; el
Nivel deliberativo de la conciencia, llamada a mediar las normas
Objetivas y generales en las situaciones sociales concretas y particulares.
Estos tres niveles definen implícitamente también el método propio y la
Estructura epistemológica específica de la doctrina social de la Iglesia.
La doctrina social halla su fundamento esencial en la
Revelación bíblica y en la Tradición de la Iglesia. De esta fuente, que viene de lo
Alto, obtiene la inspiración y la luz para comprender, juzgar y orientar la
Experiencia humana y la historia. En primer lugar y por encima de todo está el
Proyecto de Dios sobre la creación y, en particular, sobre la vida y el destino
Del hombre, llamado a la comunión trinitaria.
La fe, que acoge la palabra divina y la pone en práctica,
Interacciona eficazmente con la razón.
La inteligencia de la fe, en
Particular de la fe orientada a la praxis, es estructurada por la razón y se
Sirve de todas las aportaciones que ésta le ofrece. También la doctrina social,
En cuanto saber aplicado a la contingencia y a la historicidad de la praxis,
Conjuga a la vez « fides et ratio »
Y es expresión elocuente de su fecunda relación.
La fe y la razón constituyen las dos vías cognoscitivas
De la doctrina social, siendo dos las fuentes de las que se nutre: la
Revelación y la naturaleza humana. El conocimiento de fe comprende y dirige la vida del
Hombre a la luz del misterio histórico-salvífico, del revelarse y donarse de
Dios en Cristo por nosotros los hombres. La inteligencia de la fe incluye la
Razón, mediante la cual ésta, dentro de sus límites, explica y comprende la
Verdad revelada y la integra con la verdad de la naturaleza humana, según el
Proyecto divino expresado por la creación, es decir,
La verdad integral de la persona en cuanto ser espiritual y corpóreo, en
Relación con Dios, con los demás seres humanos y con las demás criaturas.
La centralidad del misterio de Cristo, por tanto, no
Debilita ni excluye el papel de la razón y por lo mismo no priva a la doctrina
Social de la Iglesia de plausibilidad racional y, por tanto, de su destinación
Universal. Ya que el misterio de Cristo ilumina el misterio del hombre, la razón da
Plenitud de sentido a la comprensión de la dignidad humana y de las exigencias
Morales que la tutelan. La doctrina social es un conocimiento iluminado por
La fe, que —precisamente porque es tal— expresa una mayor capacidad de
Entendimiento. Da razón a todos de las verdades que afirma y de los deberes que
Comporta: puede hallar acogida y ser compartida por todos.
La doctrina social de la Iglesia no ha sido pensada desde
El principio como un sistema orgánico, sino que se ha formado en el curso del
Tiempo, a través de las numerosas intervenciones del Magisterio sobre temas
Sociales. Esta génesis explica el hecho de que hayan podido darse algunas
Oscilaciones acerca de la naturaleza, el método y la estructura epistemológica
De la doctrina social de la Iglesia. Una clarificación decisiva en este sentido
La encontramos, precedida por una significativa indicación en la « Laborem
Exercens », en la encíclica «Sollicitudo reí socialis»: la doctrina
Social de la Iglesia « no pertenece al ámbito de la ideología, sino al
De la teología y especialmente de la teología moral ». No se puede
Definir según parámetros socioeconómicos. No es un sistema ideológico o
Pragmático, que tiende a definir y componer las relaciones económicas,
Políticas y sociales, sino una categoría propia: es « la cuidadosa
Formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las complejas
Realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional,
A la luz de la fe y de la tradición eclesial. Su objetivo principal es
Interpretar esas realidades, examinando su conformidad o diferencia con lo
Que el Evangelio enseña acerca del hombre y su vocación terrena y, a la vez,
Trascendente, para orientar en consecuencia la conducta cristiana ».
La doctrina social, por tanto, es de naturaleza
Teológica, y específicamente teológico-moral, ya que « se trata de una
Doctrina que debe orientar la conducta de las personas ». « Se sitúa en
El cruce de la vida y de la conciencia cristiana con las situaciones del mundo
Y se manifiesta en los esfuerzos que realizan los individuos, las familias,
Operadores culturales y sociales, políticos y hombres de Estado, para darles
Forma y aplicación en la historia ». La doctrina social refleja, de hecho, los
Tres niveles de la enseñanza teológico-moral: el nivel fundante de las
Motivaciones; el nivel directivo de las normas de la vida social; el
Nivel deliberativo de la conciencia, llamada a mediar las normas
Objetivas y generales en las situaciones sociales concretas y particulares.
Estos tres niveles definen implícitamente también el método propio y la
Estructura epistemológica específica de la doctrina social de la Iglesia.
La doctrina social halla su fundamento esencial en la
Revelación bíblica y en la Tradición de la Iglesia. De esta fuente, que viene de lo
Alto, obtiene la inspiración y la luz para comprender, juzgar y orientar la
Experiencia humana y la historia. En primer lugar y por encima de todo está el
Proyecto de Dios sobre la creación y, en particular, sobre la vida y el destino
Del hombre, llamado a la comunión trinitaria.
La fe, que acoge la palabra divina y la pone en práctica,
Interacciona eficazmente con la razón. La inteligencia de la fe, en
Particular de la fe orientada a la praxis, es estructurada por la razón y se
Sirve de todas las aportaciones que ésta le ofrece. También la doctrina social,
En cuanto saber aplicado a la contingencia y a la historicidad de la praxis,
Conjuga a la vez « fides et ratio »
Y es expresión elocuente de su fecunda relación.
La fe y la razón constituyen las dos vías cognoscitivas
De la doctrina social, siendo dos las fuentes de las que se nutre: la
Revelación y la naturaleza humana. El conocimiento de fe comprende y dirige la vida del
Hombre a la luz del misterio histórico-salvífico, del revelarse y donarse de
Dios en Cristo por nosotros los hombres. La inteligencia de la fe incluye la
Razón, mediante la cual ésta, dentro de sus límites, explica y comprende la
Verdad revelada y la integra con la verdad de la naturaleza humana, según el
Proyecto divino expresado por la creación, es decir,
La verdad integral de la persona en cuanto ser espiritual y corpóreo, en
Relación con Dios, con los demás seres humanos y con las demás criaturas.
La centralidad del misterio de Cristo, por tanto, no
Debilita ni excluye el papel de la razón y por lo mismo no priva a la doctrina
Social de la Iglesia de plausibilidad racional y, por tanto, de su destinación
Universal. Ya que el misterio de Cristo ilumina el misterio del hombre, la razón da
Plenitud de sentido a la comprensión de la dignidad humana y de las exigencias
Morales que la tutelan. La doctrina social es un conocimiento iluminado por
La fe, que —precisamente porque es tal— expresa una mayor capacidad de
Entendimiento. Da razón a todos de las verdades que afirma y de los deberes que
Comporta: puede hallar acogida y ser compartida por todos.