Portada » Economía » Racionalidades Deficientes y Crisis Ecológica: Tragedia de los Comunes y Dilema del Prisionero
La sociedad actual realiza inversiones gigantescas en, por ejemplo, viajes al cosmos, pero deja de lado la crisis ecológica de escala planetaria. Esto no se debe a la falta de conocimiento, experiencia o medios. Paradójicamente, ha aumentado la información acerca del medio ambiente, pero no se ha afianzado la dimensión normativa, ética y prescriptiva sobre lo que se debe y lo que no se debe hacer a nivel socio-ecológico. Creemos en un desarrollo sin límites y en la providencia científico-tecnológica que nos puede sacar de los problemas ecológicos, lo cual nos impide ver la crisis ecológica global. Vivimos en un planeta finito y con límites, con una población humana con sed de recursos, y la presión sobre estos es cada vez mayor. La actitud de negación lleva a continuar con el desarrollo impulsado por instituciones centrales. Esto se debe a que queremos afrontar los problemas medioambientales con lo mismo que los genera. Se ve el crecimiento económico como la solución a los problemas medioambientales.
Ocho tipos de formas de destrucción medioambiental pasadas que nos han llevado a la situación actual son: la deforestación, alteración y pérdida de suelos fértiles, escasez de agua, el aumento de población, el aumento de renta per cápita y algunos más. Hoy en día, a esto hay que añadirle el cambio climático, la escasez de fuentes de energía y el deterioro de la capacidad fotosintética de la Tierra.
Diamond señala cuatro situaciones frecuentes afrontadas por la sociedad mediante racionalidades deficitarias o irracionalidades colectivas. Explica la diferencia entre calamidades imprevistas y los males imperceptibles.
Son las que se dan antes de llegar a saber sobre el problema, que suelen darse por falta de conocimientos pertinentes y de experiencia. Sin embargo, las sociedades actuales sí que tienen experiencia y conocimiento suficiente, pero en las sociedades modernizadas hay factores que explican la docta parálisis ecológica, como el optimismo ecológico y la búsqueda del beneficio mercantil inmediato.
Ocurren cuando el problema está presente, pero no es percibido como tal ni tenido en cuenta. Diamond aporta cuatro tipos de razones causantes de no ver los problemas:
La búsqueda de soluciones fracasa y, con ella, la resolución de problemas ecológicos, aun habiendo capacidades técnicas y económicas. Muchas veces es demasiado tarde y el daño es irreversible.
Se perciben los problemas ecológicos, pero no se trata de resolverlos eficazmente. Esto se produce por la desidia colectiva debida a los comportamientos individualistas. Para poder mejorar, hay que abandonar estos ideales individualistas, estableciendo nuevos principios basados en la precaución y la responsabilidad, paralizando así el maldesarrollo.
Formas habituales que adopta la desidia colectiva:
En esta tragedia, formulada por Hardin, los recursos ambientales son finitos y se degradan bajo las racionalidades individualistas y el libre uso y consumo de dichos recursos. No admite soluciones únicamente tecnológicas. Alude a que el libre uso de los bienes conduce a la sobreexplotación y a la destrucción de los recursos.
En la metáfora, encontramos un valle que constituye la fuente natural del alimento para el ganado y el tejido económico de ganaderos y pastores. Con un ganado estable, el pastizal se regenera y renueva, pero si crece la demanda de alimento cárnico, el ganadero mete más ganado para un aumento del beneficio económico, aunque el daño ecológico se manifieste más tarde. Buscando el beneficio individual, la tragedia es inevitable: destrucción del recurso natural común. El desastre colectivo es la suma de acciones individuales y el libre uso de un recurso ambiental de acceso libre. La solución sería privatizar los recursos mediante el establecimiento de derechos de propiedad, o incorporar restricciones y control al acceso de los recursos por parte de autoridades.
Pero hoy en día se prioriza la obtención de bienes a corto plazo sin tener en cuenta los riesgos y peligros colectivos, sociales y ambientales.
La situación es la de dos prisioneros sospechosos de haber cometido un crimen, a los que el fiscal les propone por separado cuatro posibles soluciones: si uno confiesa y el otro no, dos años de cárcel para el que confiesa y diez para el que no; si no confiesa y el otro sí, sería a la inversa; si ninguno confiesa, serían dos años para cada uno; si ambos confiesan…