Portada » Español » Quienes fueron los formalistas rusos
La “Teoría literaria” contemporánea comienza con la llamada escuela
formalista rusa. Los formalistas rusos proceden de dos grupos: el Círculo
Lingüístico de Moscú, fundado en 1915 por Jakobson y Vinokour, entre otros, y
la Sociedad para el Estudio del Lenguaje Poético (OPOJAZ), fundada por Osip y
Tinianov, entre otros, en 1916. Los miembros procedentes del Círculo
Lingüístico de Moscú, frente a los formalistas de la OPOJAZ, se caracterizaron
por poseer una sólida formación en el ámbito de la teoría lingüística. Así,
mientras que aquellos abordaron el tratamiento del texto literario desde la
base de una importante instrumental lingüística, pero consistente en la
utilización de métodos de estudio específicos para la obra de arte verbal. Los
intereses y los objetivos comunes de los formalistas rusos hicieron de ellos un
grupo bastante compacto y homogéneo en relación con sus actitudes.
A partir de 1916 es cuando se constituyó el grupo formalista. Frente a la
consideración externa o extrínseca del lenguaje y de la obra artística,
defendían los formalistas una actitud interna o inmanentista. Un papel decisivo
por los jóvenes críticos rusos es el desempeñado por la evolución de la praxis
literaria constituida por el simbolismo y las vanguardias, pues en muchas ocasiones
las teorías formalistas fueron tan sólo la expresión de una estética que se
caracterizaba sobre todo por una inversión radical de los conceptos románticos.
Y fue precisamente ese acentuado carácter intrínseco el que hizo inevitable
el choque con las teorías sociales del arte en una situación histórico-política
que exigía del intelectual un compromiso explícito y sin fisuras con la causa
revolucionaria. Con la elevación del marxismo a doctrina oficial comenzarían
los enfrentamientos entre marxistas y formalistas, en los que estos últimos
tienen que emigrar.
Los teóricos rusos fueron desligándose de su alianza solidaria con las
vanguardias y elaborando teorías que querían ser válidas para todo arte. Muchos
de sus trabajos versaban sobre autores no vanguardistas. La deuda que la teoría
literaria actual mantiene con los conceptos e hipótesis elaborados por los
formalistas rusos es indiscutible. Habría que distinguir tres grupos de
aportaciones: en primer lugar, las referentes al concepto de literatura;
En
segundo lugar, las aportaciones metateóricas; y en tercer lugar, las que se
ocupan de la caracterización del lenguaje literario, verso o prosa.
Una exposición del concepto de literatura de los formalistas rusos debe
comenzar por el “extrañamiento” elaborada por Viktor Sklovski y a la que
Jakobson se sumó en líneas generales en su ensayo “Sobre el realismo
artístico”, en el que proponía un realismo fundados sobre la sorpresa, sobre la
violación de las formas habituales, es decir, al igual que Sklovski, pensaba
que el secreto del arte consistía en hacer ver mejor la realidad dificultando
su percepción. Según Sklovski, el mensaje poético produce un distanciamiento en
relación con el lector, lo cual impide que éste lea el texto de modo
inconsciente, y le conduce la atención hacia el propio texto, que le
proporcionará placer estético. El distanciamiento se realiza tanto en los
textos en verso como en los textos en prosa; es creado por el ritmo, la rima,
por las figuras, etc. Este distanciamiento
la desautomatización que de él se deriva son consecuencias de la función
poética del lenguaje. Corresponde a los formalistas rusos el mérito de haber
sido los primeros que en el siglo XX plantearon el problema de la especificad
de la obra literaria y, el problema de la relación entre lengua literaria y
lengua estándar.
La búsqueda de lo literario les llevó a establecer nítidas diferencias
entre el lenguaje poético práctico y el lenguaje artístico, hasta llegar a esa
conclusión que Jakobson exponía sucintamente en 1965: “el lenguaje poético
opera un cambio esencial en las relaciones entre el significante y el
significado, así como entre el signo y el concepto”. La literatura era una
lengua especial. Las aportaciones metateóricas de la escuela formalista son tan
importantes como las teóricas. Los formalistas rusos fueron los primero en
hablar de “teoría de la literatura” y de “ciencia de la literatura”.
La ciencia de la literatura es la ciencia misma. Su objeto, sus objetivos y
su método responden a las exigencias de los objetos, objetivos y métodos de las
ciencias naturales.
La propia obra será la que guíe el método de investigación literaria,
siendo abandonado el apriorismo metodológico.
Junto al concepto de “teoría de la literatura”, los formalistas nos ofrecen
un concepto de “historia de la literatura” que encuentra su más plena expresión
en el trabajo de Tinianov “Sobre la evolución literaria”. La visión de la
evolución literaria como sustitución de sistemas inaugura una manera de hacer
historia ya que no es mera crónica de la literatura.
Las investigaciones sobre el lenguaje literario llevaron a los formalistas
a distinguir el verso y la prosa literaria como géneros regidos por diferentes
leyes. Mientras que en dominio de la prosa, los formalistas eran pioneros, en
el del verso se vieron obligados a enfrentarse a teorías precedentes. Los
trabajos de los formalistas sobre el verso llevaron a visiones teóricas nuevas
sobre la naturaleza de la lengua poética. Los fundamentos de esta nueva visión
fueron presentados por Brik, en el trabajo “Ritmo y sintaxis”, a partir del
cual los formalistas empezaron a estudiar el ritmo como fundamento constructivo
del verso que determinaba todos sus elementos, y a considerar el verso como una
forma particular del discurso que posee sus propias cualidades lingüísticas.
En los estudios sobre la prosa literaria, lo más
importante es la distinción entre “fábula” y “trama”. La eficacia artística
dependía del procedimiento, de la trama, es decir, de la construcción
artística, y no del material o fábula, de la misma manera que Malévich había
señalado que el valor estético de un cuadro no dependía del contenido
presentado sino de la pura sensibilidad plástica.