Portada » Lengua y literatura » Que son los cuentos hispanoamericanos
Mario Vargas Llosa ha sido considerado el más completo narrados de su generación y un representante ideal del espíritu del BOOM hispanoamericano.
Su obra narrativa se caracteriza por la importancia de la experimentación técnica, y las innovaciones estilísticas, importancia a la estructura del relato. En cuanto al tratamiento del tema va desde el humor a la tragedia.
Su producción gira en dos ideas básicas: 1) la consecución de la novela total y 2) la repetición a unos mismos elementos temáticos que él llama sus demonios.
La idea de novela total le surge tras la lectura de Cien años de soledad de García Márquez, es una novela que busca reflejar la realidad de la forma más amplia y completa (personajes, situaciones, temas…) Aquí tiene una especial importancia la estructura del relato, el autobiografismo y el Realismo.
Los demonios son, en palabras d Vargas Llosa, “hechos, personas, sueños, mitos, cuya presencia o ausencia, cuya vida o cuya muerte lo enemistaron con la realidad, se grabaron con fuego en sus memoria y atormentaron su espíritu”.
Son demonios del autor la violencia, las relaciones sin solución entre padres e hijos, los conflictos morales o las experiencias amargas de la adolescencia.
Los referentes literarios de Vargas Llosa son múltiples: desde Flaubert a Albert Camus, desde la literatura francesa, a clásicos como Tirant lo blanc, y otros autores hispanoamericanos como García Márquez, y, sobre todo, el gran autor estadounidense Willian Faulkner.
El cuento, como género literario, puede definirse como una narración fingida en todo o en parte, creada por una autor que se pueden leer en menos de una hora y cuyos elementos contribuyen a producir un solo efecto.
Así la novela se diferencia de la novela por su extensión y por su complejidad, los artículos de costumbres y las tradiciones por su base verídica y por la intervención directa del autor, y las fábulas y las leyendas por su carácter difuso.
En cuento no aparece en las letras hispanoamericanas hasta después de las guerras de independencia, durante la época ROMántica. Desde ese momento podemos considerar los siguientes periodos: Romanticismo; Naturalismo; Modernismo; criollismo; cosmopolitismo (donde ha diversas tendencias: Surrealismo; Cubismo;
el Realismo mágico y el existencialismo); y neorrealismo.
Durante el Siglo XIX y la segunda década del Siglo XX, l literatura americana sigue la misma evolución estilística de la literatura europea. Pero se aprecian dos especialidades: 1) el retraso tanto en el arraigo como en la desaparición de los movimientos literarios con respecto a Europa, 2) y la confluencia de movimientos que en Europa se consideran incompatibles. A finales de este período se da la coexistencia del Romanticismo, el Realismo, el Naturalismo y el Modernismo.
no se puede negar la procedencia europea del R ; pero hay que recordar las candiciones del suelo americano
El impulso primordial de estas obras procede de la ansiedad de los autores de conocerse a sí mismos a través de su tierra.
La primera Guerra Mundial destruyó la ilusión de los modernistas de que Europa representaba la cultura frente a la barbarie americana. La intervención armada y económica de los Estados Unidos en Latinoamérica contribuyó a despertar la conciencia nacional de los jóvenes literatos.
En la primera etapa del criollismo (1915-1929), predomina el tema de civilización frente a barbarie. Pero las obras posteriores a la crisis de 1929 se intensificaron la protesta social dirigida contra los explotadores “civilizados” de la ciudad. Algunos autores se inspiraron en Jhon Dos Pasos o en Steinbeck (Las uvas de la ira), que marcó la influencia de novelistas estadounidense en Latinoamérica.
El criollismo se define en cada país de un modo peculiar: por el tema (La revolución mexicana en México) o por el estilo (la brillante o exageración de la prosa caribeña).
Dentro del criollismo se cultivó por igual la novela y el cuento.
Autores que destacan: el venezolano Rómulo Gállegos y el uruguayo Horacio Quiroga.
A partir de 1945 el cosmopolitismo desplazó al criollismo en casi todos los países.
El autor cosmopolita se preocupa más por la estética, la psicología y la filosofía.
La temática cosmopolitita se interesa más por el individuo, en la vida urbana y en la fantasía. Los autores viven en grandes centros metropolitanos, conoce muchas partes del mundo y están al tanto de todos los movimientos literarios.
La capital del cosmopolitismo hispanoamericano es Buenos Aires y su máximo representante es Jorge Luis Borges, que se formó en Europa.
Dentro de este movimiento se agrupan distintas “escuelas”:
el Surrealismo, el Cubismo, el Realismo mágico y la escuela filosófica del existencialismo.
Proclama que la realidad tiene un carácter dualístico.
Un personaje evoca toda una serie de asociaciones y recuerdos. Si el personaje está en actitud de soñar, los elementos evocados pueden confundirse unos con otros logrando mayores efectos artísticos.
El tema más frecuente es la frustración sexual.
Su periodo de auge va desde el fin de la segunda Guerra Mundial hasta el comienzo de la Guerra Fría.
Los autores extranjeros que han ejercido mayor influencia son: James Joyce y William Faulkner.
Tiene la técnica de presentar simultáneamente la realidad desde distintos ángulos o puntos de vista. Por lo tanto, el tiempo queda parado o hecho una eternidad.
Las obras están planteadas con la exactitud matemática de un arquitecto o de una ajedrecista.
La obra maestra es El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias.
A principios de la década del 60, parecía que el cosmopolitismo iba a ser reemplazado por el neorrealismo, tendencia seguida por los jóvenes nacidos hacia 1930. Estos jóvenes se convencieron e la necesidad de una literatura menos libresca y más comprometida. Estos jóvenes formados en la sombra de la Guerra Fría y llenos de angustia por la amenaza de una guerra atómica no aceptaron el existencialismo como la respuesta final. El establecimiento de nuevas naciones de Asía y de África y el ambiente revolucionario de toda Latinoamérica les despertó el entusiasmo y la conciencia social.
Los neorrealistas rehúyen de la fantasía de algunos de los cosmopolitas y también rehúyen del ruralismo de los criollistas. Sus personajes son casi exclusivamente los pobres (a menudo niño o adolescentes) que viven en varios inmundos de las grandes ciudades. No hay protesta ni contra la naturaleza ni contra los explotadores humanos. Se dan cuenta de la mayor complejidad de los problemas, no ofrecen soluciones.
Aunque el neorrealismo fue aplastado por el alud de las novelas del “boom”, no se puede negar el papel importante que desempeñó en el desarrollo del cuento hispanoamericano. Los neorrealistas conocían las obras de sus antecesores, las absorbieron, dejaron sus hullas en el género.
El auge alcanzado por el cuento hispanoamericano entre 1950 y 1960 coincide con el llamado boom de la nueva novela, aunque no hubo autores de la transcendencia de Borges, Rulfo o Cortázar.
No hay duda que a partir de 190 la novela recobra su hegemonía sobre el cuento (publicación y éxito de Cien años de soledad de García Márquez, consagración de la casa verde de Vargas Llosa; Premio Nobel a Miguel Ángel Asturias) y hasta la actualidad todos prefieren la novela. Aunque autores como Roa Bastos, García Márquez, etc. Publicaron tomos de cuentos durante esta época, solo los cuentos de Cortázar superan a sus novelas.
Julio Cortázar se impone como maestro indiscutible en la década de los 60 con la moda del Realismo mágico, tanto como Borges había hecho en la década del 50 con sus cuentos fantásticos y filosóficos.
Si existe un rasgo que caracterice la mayoría de los cuentos escritos entre 1950 y 1960 es la experimentación formal como la sencillez alegórica de los minicuentos, etc.
En los cuentos de los más jóvenes se nota una mayor preocupación sociopolítica, ausente de la obra de Borges. Pero hay que destacar la influencia de este autor sobre los autores de la década. Por ejemplo, uno de sus últimos cuentos, “El sur”, se puede considerar como punto de partida para el Realismo mágico.
Contra la moda predominante del Realismo mágico aparece una reacción de los jóvenes revolucionarios herederos del movimiento beatnik. Estos jóvenes (Antonio Skármeta, por ejemplo)