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El concepto de alienación es clave en el joven Marx, aún muy próximo al hegelianismo. La alienación, extrañación o enajenación supone el proceso según el cual algo sale del sujeto y se le enfrenta como un otro. Esta situación sería paradigmática en el caso de la religión (Feuerbach), no obstante, la causa del resto de formas de alienación (política, filosófica,…) residiría en la económica. Para empezar la alienación por el trabajo sería un proceso “natural”. El ser humano se define por la praxis, por acudir a la naturaleza y transformarla en base a sus necesidades. Con el trabajo la fuerza productiva -la vida- del ser humano sale de sí para retornar en forma de bien. Al ser consumido se cierra el círculo. No obstante, no es eso lo que sucede en el capitalismo. Las formas de alienación se multiplican. La dirección del trabajo deja de responder a la satisfacción de las necesidades, para orientarse a la obtención de un salario. Además, al ser “expropiado” de ese bien que ha creado y que es mercantilizado también se le hurta el valor generado -la plusvalía como diferencia entre el coste de producción y el precio-. Además la producción capitalista también supone una alienación de la naturaleza -se la sobreexplota- y del propio cuerpo social -pasa de ser un espacio colaborativo a competitivo.
La influencia de Marx se extiende, al menos, a tres grandes ámbitos. Primero al ámbito de la política. A lo largo del SXX, se dieron varios intentos de llevar a cabo la “dictadura del proletariado” (URSS, Cuba, China,…). Así mismo, en la mayoría de las democracias ha existido representación del Partido Comunista, ahora en declive. Sin embargo, la intervención del Estado en la economía sigue siendo un axioma en ideologías socialdemócratas, keynesianas y en la idea de “Estado de bienestar” en general. Por último, ha de considerarse a los sindicatos como actor político de primer orden. En segundo lugar está su influencia en la filosofía. Por un lado, ha existido un cierto debate sobre su legado y sobre la ortodoxia en pensamientos continuistas (dentro del seno del PC). Por otro lado, como uno de los grandes referentes para el XX fue reléído desde las principales corrientes del siglo: Vattimo y la hermenéÚtica, Derrida y el posmodernismo, Althusser y el estructualismo… Especialmente interesante, la apropiación de la Escuela de Frankfurt que intenta integrarlo, junto con Freud, para hacer una síntesis crítica de la Modernidad. Por último reséñar la importancia en la CCSS de la aproximación materialista, frente a cierto idealismo tradicional. La economía, la sociología o la antropología son impensables sin las aportaciones marxianas.
En la genealogía de los valores que rigen Occidente que realiza el autor, Nietzsche denuncia las religiones en general y el cristianismo en particular. El origen de la religiones sería el miedo y la culpa, siendo propio, en consecuencia, de los más débiles. La moral del rebaño, gregaria y esclava cristaliza en una religión de la negación. El platonismo para pobres que supone la religión, postula un mundo transcendente regido por ciertos valores morales. Esa ensoñación se reclama como verdadero mundo real y reclama el sometimiento del hombre. Se promulgan el ascetismo y la renuncia al cuerpo y el placer como vías de ascenso. Frente a ello Zaratustra, aquel que primero elevó lo bueno y lo malo a mundos trascendentes, trae la buena nueva: Dios ha muerto. En un mundo en el que lo racional-intelectual se ha erigido en rey, hemos matado a Dios. No obstante, la renuncia a lo simbólico ha traído el Nihilismo. En esa línea, los últimos hombres, anhelantes de un sentido transcendental, estarían intentando sustituir a Dios por nuevas ideas (comunismo, democracia,…). Solamente quien pueda abrazar la vida afirmativamente (el niño que ha pasado por ser camello y antes león) es capaz de vivir sin que ese vacío le pese y le aplaste. El übermensch representa la superación de todo eso. Abrazar el sí a la vida. La capacidad creativa y creadora que se niega a someterse, para proponer sus propios valores. El gozo, el placer y la ligereza (frente a las “pesadas digestiones”) desatan la inocencia del devenir. Gracias al eterno retorno una nueva raza es capaz de vivir sin culpa desde la pura inmanencia del sentido.